Capítulo 8

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-Perdón pero tenía que reclamar mi premio tarde o temprano, y bueno, decidí hacerlo temprano, ¿Por qué retrasar lo inevitable?

-Con lo inevitable te refieres a que si yo aun así ganaba ¿de todos modos me ibas a besar?

-Bueno, no es como si yo fuera a besarte por ninguna razón- Responde con un tono de voz de suficiencia.

- ¿Ósea que si no hay una muy buena razón para besarme no lo haces? - No es una pregunta y él lo sabe de sobra.

- ¿Qué? ¡¡No!! ¿Por qué dices eso?

- Porque lo acabas de decir

- Bueno si, pero no me refería a eso

- ¿No? Entonces dime a que. - Le reto con una ceja arqueada.

- A lo que quiero llegar es que no te besaría si no fueras mi novia o a menos que me pidieras que lo hiciera.

Me toma por sorpresa su declaración, no sé qué contestarle, por lo cual lo más sabio que se hacer es abrir la puerta del copiloto y subirme con un poco de dificultad por la pierna herida a su auto cerrando la puerta de un portazo.

-Oye, mi bebé no tiene la culpa. -Dice Charles, mientras entra a su auto

- ¿Tú bebé? -le pregunto con un tono de voz que demuestra claramente que eso es algo tonto para nombrar un auto.

- Si, este es mi bebé.

- No te ofendas, pero es un nombre muy tonto para un auto, sé que las personas raras les ponen nombres de personas a sus coches, pero bebé es una exageración.

- Yo no soy raro, y no puedo creer que me digas exagerado

- Nooooo, claro que no eres raro, como se me ocurre llamar raro al chico que se le ocurre hablarle a la invisible de la escuela.

- Eso no tiene nada que ver con ser raro.

- Lo que digas.

- Bueno, ya, cálmate, mi damisela herida, que no quise ofenderte.

- Olvidemos todo este asunto -Contesto en un susurro.

- ¿Quieres decir que también quieres olvidar nuestro beso? -Pregunta Charles mientras poner su auto en marcha y se dirige de camino a mi casa.

Me encojo en el asiento al oír la palabra nuestro beso, como si los dos hubiéramos querido besarnos. Bueno, a quien engaño, claro que quería besarlo, pero no de esa forma, ese fue mi primer beso. El primero que doy. No era lo que esperaba que seria, se sentía tan...

-Obviamente tú no me lo ibas a dar, así que tuve que darlo yo, se supone que como tu perdiste me lo tenías que dar a mí, pero te conozco lo suficiente para saber que no lo ibas a hacer-Comenta Charles sacándome de mis pensamientos, obviamente sabiendo en que estaba pensando para que estuviera tan seria.

-Tú no puedes saber si lo iba a hacer o no.

-Enserio, tú y yo sabemos que eso no es cierto.

Es cierto, pero no puedo dejar que me vea dudar en algo como eso. Maldito orgullo.

Nota mental: Dejar de ser tan orgullosa.

-Vamos, no eres tan orgullosa- Dice Charles con sarcasmo, mientras se estaciona enfrente de mi casa

-Maldito adivino ¿acaso me estás leyendo la mente? -le pregunto sorprendida mientras abro la puerta para salir del coche.

-No, claro que no, eso sería imposible, solo te vi fruncir el ceño, y cuando haces eso sé que estás pensando en dejarte notas mentales a ti misma y después de ahí no es difícil unir cabos sueltos.

- ¿Cómo sabes que me dejo notas mentales a mi misma? -preguntó sorprendida

-Vamos, todo el mundo se ha dejado notas mentales alguna vez en su vida -contesta algo nervioso.

-Claro-entrecierro los ojos mirándolo amenazadoramente - Como sea nos vemos luego Charles-contestos, dejando pasar su comentario anterior

-Di me Charly, No es como si fuéramos un par de desconocidos.

-Okay...Charly

Y con eso cierro la puerta de su coche y él da marcha hacia donde quiera que viva.

Hago camino hacia la entrada de mi casa, buscando las llaves de mi casa para poder abrirla.

-Disculpa, ¿tú eres Alice? -me volteo para ver de quien es esa voz desconocida.

Pertenece a un chico algo alto, piel morena, y cabello rapado a lo militar con un tatuaje en el brazo derecho a la altura de donde termina su playera negra, el tatuaje tiene forma de una mano y en medio esta reluce un ojo el cuql en vez de iris tiene una piedra, (por lo poco que me deja ver su playera diría que es un diamante)

-Si... ¿por?

-Genial- contesta el chico con una gran sonrisa, al mismo momento que noto a otro por detrás de mí rodeándome la cintura con una mano y tapándome la boca con otra.

Protesto gritando can tal acción, pero mis gritos son amortiguados con la mano de esta persona. Me arrastran hasta lo que parece una camioneta negra, la cual no había notado hasta ahora.

Pataleo, me retuerzo y manoseo todo lo posible, pero nada tiene resultado. Pero cuando estoy perdiendo la esperanza de poder huir de ellos, oigo los gritos de otra persona, con una voz profunda, parece ser de un hombre.

-¡¡¡OIGAN!!!....¡¡¡DEJENLA!!!...¡¡¡ALTO!!! -Grita a todo pulmón la voz desconocida, apenas y lo escuchamos ya que se encuentra muy lejos de donde estamos

-¡¡Mierda!!! Te dije que nos estaba siguiendo Marvin-maldice el chico del tatuaje

-Pensé que lo habíamos perdido Rob. -responde el chico que me tiene agarrada

Tomo esa oportunidad para darle un fuerte codazo al chico que al parecer es Marvin, al mismo momento que aparece el chico que escuche gritando hace solo unos segundos desde lo más lejos de la calle golpeando al tal Rob.

En lo que me libero de Marvin deseo con todas mis ganas ser la chica invisible a la que hace pocos meses no la notaban.

Recojo las llaves que había tirado cuando me sorprendieron, y corro lo más rápido que mi pierna aun lastimada me lo permita sin tropezarme en el camino. Con manos temblorosas introduzco la llave en la cerradura y entro lo más rápido que puedo y cierro la puerta introduciendo la llave para poner el seguro de la puerta.

Ya no escucho ningún forcejeó o gruñido de la pelea, en cambio, escucho unas sirenas de policía. Los vecinos debieron escuchar los gritos que se producían hace poco tiempo.

Quiero esperar a la policía, de decirles lo que me acaba de pasar, pero estoy demasiado asustada siquiera para moverme de la entrada de mí casa.
Después de lo que parecen horas de estar a la espera de algún otro alboroto decido irme a acostar.

Hago un lento camino hasta mi cuarto y me tumbo boca bajó en mi cama para segundos después quedarme tan profundamente dormida como para moverme.

Mi Secreto DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora