Capítulo 11

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Creo que despertarse en medio de la noche totalmente helada, sin cobijas, con un zapato como almohada y cientos de pelusas, no es lo peor que me ha pasado.

Si no que lo peor del caso es que te despiertes de esa forma, sin mencionar con un ligero estornudo que anuncia la llegada de un resfriado. Y tener clavados los ojos de un total extraño mientras duermes.

Al menos al principio, pensé que era un sueño.
Pero algo en el olor de mi zapato ahora convertido en almohada me decía totalmente lo contrario.

El hombre - por su aspecto de hombros anchos, cabello corto, altura como de 1.80, con una chaqueta de cuero color negra -estaba parado enfrente mío, con la ventana detrás suyo, en la cual se apreciaba los árboles de la calle.
No puedo creer lo que estaba viendo, ¿como había entrado en la casa? ¿como entro en mi cuarto sin que me diera cuenta? ¿por qué me estaba observando? ¿le había hecho algo a mi madre? ¿dónde está ella?
Temerosa le hablé.
—¿Quien es usted y que está haciendo en mi cuarto?
No recibí respuesta alguna, el solo estaba parado ahí, sin moverse ni hacer ruido.
—Gritaré tan fuerte que los vecinos me escucharán y llamarán a la policía.
Mi amenaza no le provocó miedo o temor alguno. No podía ver su rostro, estaba tan oscuro que apenas veía mi propia mano.
Me estaba asustando mucho. Por lo que decidí agarrar mi celular que se encontraba por debajo de la almohada y conectado con su cargador al enchufe que se está detrás de la cama.
Para que no me fuera a descubrir moví muy lentamente mi mano hacia atrás de mi y tantee con la palma algún cable delgado que se pareciera a mi cargador, por lo que no era difícil ya que solo tenia conectada la lámpara de lectura y el celular.
Al poco tiempo lo encontré y lo fui jalando muy lentamente con pequeños tirones haciendo el mínimo de movimiento.
Sabia que no podía verme, pero más vale que no me confiara.
Después de dar cinco tirones pequeños pensé que faltaba mucho para que se deslizará entre las sábanas y cayera en mis piernas que estaban pegadas a la orilla de la cama, así no se vería el celular. Así  que  di un tirón fuerte provocando que el celular cayera un poco más lejos de mis piernas haciendo un ruido tan escandaloso que resonó en todo el cuarto cuando este  cayó.
Me espante.
No hay tiempo para quedarse congelada. Me tiré lo más rápido posible hacia el celular.
Mientras trataba de marcar el numero con dedos temblorosos,  a lo lejos sonó un trueno, anunciando que se avecinaba una tormenta.
Voltee para ver al tipo, esperando que este me matará, raptara o cosas mucho peores.
Pero ya no estaba ahí. Mire hacia todos lados.
No había rastro de él.

Me acerque a la lámpara y la encendí.
Y efectivamente ya no había nadie en la habitación.
Me asomé a la ventana, que estaba ahora abierta. No había ningún indicio que alguien hubiera estado ahí.
Pero una idea vino a mi mente
Mi madre.
Con el teléfono todavía en mano corrí hacia su habitación, abriendo la puerta que se encontraba cerrada.

Afortunadamente ella estaba ahí, dormida boca abajo y con sus sábanas tapando la hasta el cuello.

Me dirigí a mi habitación, esperando que todo esto sea un sueño.


—¿Que te pasa? Parece que no has dormido por una semana.
Estamos haciendo fila para acomodar nuestras maletas en la camioneta que llevará el equipaje hacia el campamento.
—Agg ni lo menciones. Creo que me estoy volviendo loca.
—Loca o no yo así te quiero.
—Ya deja de jugar con mis sentimientos, no es nada divertido.
—Pues no pretendía jugar con ellos. Lo digo en serio

Me quedo callada.
No se que responder.

Acomodo mi equipaje, y me dirijo hacia el autobús para escoger unos buenos asientos.
Por lo que sé, es mejor sentarse en la parte de en medio cuando piensas viajar, así si sucede un accidente - lo cual espero que no sea así - ya sea un choque en la parte de adelante o en la de atrás, tienes más probabilidades de salir un poco menos dañado que si estas en otra parte.
Así que me siento en la parte de la ventana en una fila de en medio.
Charles viene pisándome los talones, y se sienta a mi lado.

Mi Secreto DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora