El tejado de la gran academia de los cielos era sin duda el lugar de confort de Ten. Era el único donde no se sentía juzgado por su apariencia, el único sitio donde podía ver los tres planos del mundo: el cielo, la tierra y el infierno, el único sitio donde podía ser él mismo. Desde que nació, fue considerado un mal augurio para el cielo, alguien que podría llegar a ser peligroso. Fue casi apartado por todos, menospreciado e insultado multitudes de veces.
A veces no entendía como si se suponía que eran seres de luz, alguien podría albergar ese rechazo. Pero quién era él para juzgar, al fin y al cabo, él era el diferente. Desde siempre su aspecto fue bastante particular en comparación con el resto de ángeles de la academia celestial (también llamado el castillo del cielo). Algunas de sus singularidades eran que sus grandes alas eran negras azabache, con algunas plumas plateadas en las puntas, mientras que el resto de ángeles, tenían las alas blancas, del tono más puro que pueda existir. Otra cosa era que a diferencia del resto de ángeles era que en vez de tener cuatro ojos azules, solamente tenía dos, como los humanos solo que con ese tono de azul que solo un ser celestial podía tener. También su cabellera no era naturalmente blanca como los otros, sino negra, pero aquello lo arreglaba usando tintes.
Una mano pasó por el cabello de Ten sacándolo de sus pensamientos, miró hacia arriba encontrándose a Doyoung con una pequeña sonrisa en sus labios. "Hola" dijo Doyoung sin dejar la pequeña sonrisa. Doyoung era el único ángel que le había tratado con respeto desde el principio, el único al que podía llamar amigo. Doyoung o Dodo (como le decía de forma cariñosa) era un ángel bastante alto y delgado, de piel porcelánica y ojos rasgados, su nariz pequeña y fina hacía de su rostro uno muy amable. Aunque Ten también tuviera los ojos rasgados y afilados como Doyoung, sus facciones eran un poco más duras y sin duda, era mucho más bajo que su amigo, siendo que el primero medía uno ochenta mientras que él solamente uno setenta. A primeras no parecía tanta la diferencia, pero cuando tenían que entrenar algún tipo de lucha se notaba mucho. "Hola" respondió Ten antes de bajar la mirada para ver el horizonte.
Doyoung se sentó a su lado extendiendo una de sus alas blancas alrededor de su amigo, quien parecía necesitar un abrazo.
— No te preocupes por la ceremonia, ya verás que todo sale bien. — El tono calmado de Doyoung hizo que Ten liberara algunas lágrimas por sus mejillas y es que Ten tenía miedo.
Aquella ceremonia era una de las ceremonias más importantes para un ángel común como lo eran ellos dos. Sin embargo, durante toda su vida le habían dicho que durante esa ceremonia verían de verdad si era un ángel o un mentiroso.
— Sabes que no va a ir bien, nunca sale nada bien. —Sollozó Ten mientras se quitaba las lágrimas con la mangas de la túnica.
— No digas eso. Eres mejor de lo que todos piensan. — Dijo Doyoung mientras ponía la mano sobre la mano que no usaba Ten para quitarse las lágrimas y le miraba a la cara. — Te conozco desde éramos pequeños y se que eres bueno, como nosotros, solo tienes otro color de alas y un rostro ligeramente más humano, pero solo eso. — Doyoung cambió su rostro amable a uno triste al empatizar con su amigos y este nadie mas que Doyoung sabía lo mal que Ten lo pasaba, lo crueles que eran todos. Él era el único que conseguía ver más allá de sus alas negras y no podía soportar verle así. — No llores por favor, además, siempre me vas a tener aquí para lo que quieras. No pienso abandonarte, te lo juro. — Ten se inclinó, dejando su cabeza recostada en el hombro de Doyoung, aun sollozando.
Ambos ángeles permanecieron así hasta que Ten se calmó. Doyoung acariciaba el cabello de Ten con dulzura, como siempre habían hecho, era una tradición de ambos, siempre aquél que no se encontraba bien, se dejaba acariciar el cabello largo por el otro.
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Fallen Angel (JohnTen - DoTen - JohnDo)
FantasyTen siempre había sido diferente a los otros ángeles. Ninguno lo respetaba a excepción de su mejor amigo Doyoung. Pero después de la gran ceremonia, un gran secreto se destapó teniendo Ten que caer al infierno. ESTA HISTORIA TRATA TEMAS SENSIBLES C...