Caer. Caer al vacío. Ver como sus propias alas no iban a poder evitar la caída. Ver como aquel lugar al que una vez llamó hogar se desvanecía ante él. Lo máximo que pudo hacer en esos momentos fue susurrar para sí mismo "Adiós Doyoung". El sol salía por el horizonte, las nubes se teñían de miles de colores como si se alegrarán de ver caer al ángel. Una vista hermosa pero de triste despedida. Ten sabía que su destino nunca se vería igual de bello como las últimas vistas al cielo.
Por momentos cayó sobre la tierra, pero aquel lugar no era su destino, atravesándolo sin causar problemas. Nadie en la tierra podía haberlo visto, allí él era invisible. Para los humanos, aquella caída fue una simple brisa que movió algunas hojas de árboles. En cierta forma, Ten esperaba solo caer al suelo y morir, hubiese sido una muerte instantánea y que nadie vería. Una vez atravesada la corteza dejó de poder ver el cielo. Estaba ya cerca de su destino, aquel mundo cruel donde se veía obligado a hacer una nueva vida.
Ten no cayó sobre los ardientes fuegos del infierno como esperaba (así era como siempre le habían dicho que era el infierno) sino en un bosque helado. Los árboles muertos extendían sus ramas en todas las direcciones, llenas de espinas, hiriendo la piel y ropa de Ten cuando cayó sobre uno de estos. Cuando consiguió sentarse después del gran impacto, intentó ver donde estaba pero no podía ver con claridad ya que la gran ventisca imposibilitaba la visión. El viento huracanado lleno de dolor y nieve dificultaron a Ten el ponerse de pie. Ten miró hacia arriba pero lo máximo que podía divisar era un pequeño agujero entre las ramas provocado él al caer. El gélido viento entraba a través de su ropa rota y sentía como se adentraba en sus huesos. Sensación que Ten nunca había experimentado. En el cielo, siempre tenían la temperatura adecuada pero allí todo estaba hecho para que los pecadores sufrieran por sus actos.
Ten anduvo sin rumbo por el bosque por horas. Estaba cansado, tenía hambre y frío, y por muchos que anduviese aquel lugar no parecía terminarse nunca. En un momento tropezó cayendo al suelo, aquello fue la gota que colmó el vaso. Ya no podía más, estaba muy cansado tanto físicamente como psicológicamente para seguir. Se acercó a un árbol y se sentó allí cubriéndose con sus alas mientras sentía sus ojos cerrarse. En uno de sus intentos de intentar mantenerse despierto, vio una sombra acercarse a él pero ya no tenía más fuerzas, fuese quien fuese, Ten no podría luchar para salvarse.
Unos fuertes golpes despertaron a Doyoung, alguien llamaba incesantemente en la puerta de su habitación. No sabía en qué momento se había quedado dormido pero se levantó de la cama y abrió la puerta. Al otro lado, había cuatro guardias que sin preguntar entraron en sus aposentos. Doyoung no entendía qué estaba pasando hasta que otro guardia que se había quedado fuera decidió hablarle. Este ángel parecía un guardia con un nivel superior al resto por su atuendo ligeramente diferente al resto. El guardia le dijo que el ángel Kun les había dado la orden de registrar su habitación y que le estaba esperando en su despacho. El ángel no le dio tiempo de ponerse mejores mudas o ni siquiera de arreglarse el cabello, lo acompañó hasta el despacho.
El despacho de Kun siempre le había parecido un sitio acogedor, decorado con tonos marrones y estética victoriana, era una de las pocas salas del palacio con estética humana. Kun siempre dijo que esa época de arte de los humanos daba respeto y honor a las acciones hasta del ser más despiadado. Por ello que Kun había elegido esa estética, porque a veces había que hacer cosas que uno no quiere hacer, pero por el bien común, se llevaban a mano. Dentro la sala, no solo se hallaba el ángel Kun, también estaba el ángel Renjun teniendo una conversación que fue interrumpida por Doyoung al entrar. Kun permaneció serio mirando a Doyoung mientras que Renjun hizo una seña para que Doyoung tomase asiento.
— Ángel Kun, Ángel Renjun. ¿Me han llamado? — Preguntó Doyoung mientras tomaba asiento.
— En efecto, necesitamos hacerte unas preguntas de carácter urgente. — habló Kun con tono molesto, Doyoung sabía que debía tener relación con Ten. — ¿Le ayudaste esta madrugada a escapar? — Aquellas palabras de Kun hicieron dar un vuelco al corazón de Doyoung.
ESTÁS LEYENDO
Fallen Angel (JohnTen - DoTen - JohnDo)
خيال (فانتازيا)Ten siempre había sido diferente a los otros ángeles. Ninguno lo respetaba a excepción de su mejor amigo Doyoung. Pero después de la gran ceremonia, un gran secreto se destapó teniendo Ten que caer al infierno. ESTA HISTORIA TRATA TEMAS SENSIBLES C...