Capítulo 6

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Con el tiempo, la relación que tenía Ten y Johnny fue a mejor, aún no se tenían la confianza que una amistad podría proporcionar, pero al menos podían tener conversaciones casuales, nada demasiado profundo. Johnny no volvió a intentar aprovecharse de Ten, haciendo que Ten poco a poco volviese a perder ese miedo que le tenía al demonio. El medio ángel empezó a usar otras partes del castillo que no fueran su dormitorio. Un ejemplo era el comedor, donde ya volvía a usarlo o la biblioteca, donde Johnny tenía una gran cantidad de libros humanos y otros de los propios demonios. Ten amaba estar en esa biblioteca, había tanto que aprender de esos libros.

Otra cosa que también le gustaba mucho a Ten era ver las diferencias en cómo los ángeles veían el mundo, a como lo hacían los demonios. También se percató de que su percepción del mundo era más cercana a la de un humano que a la de sus dos mitades. Los demonios, tienen una naturaleza basada en el egoísmo, así bien, estos siempre actúan en la búsqueda de su propio beneficio, sin importarles si aquello causaba dolor e incluso la muerte de otras personas, porque lo importante siempre va a ser, por encima de todo, su bienestar y placer. Por otro lado, los ángeles siempre piensan en el beneficio del conjunto, nunca actuarían de una forma que pudiese dañar a otro ser o persona, haciendo que muchas veces se descuiden y sacrifiquen por el conjunto. Y entre medio de ambas especies, estaban los humanos, quienes eran seres sociables quienes vivían en conjunto y buscaban el bien de sus compañeros, cuidándose unos de otros como los ángeles, pero al mismo tiempo tenían motivos egoístas que les hacía causarle daño a otras personas buscando su bienestar. Un equilibrio que, si se rompía de forma muy abrupta en algún momento de su vida, determinaría si al morir iba al cielo o al infierno, independientemente de sus creencias religiosas en la tierra.

Aquello hacía plantearse a Ten sus motivaciones si eran más cercanas a la postura humana, angelical o demoníaca. Por una parte, él no quería causar problemas, por eso cuando vio que viviendo en el infierno no iba a molestar al resto de ángeles por su presencia decidió quedarse. Incluso pensando muchas veces en el suicidio como método de dejar de molestar al resto de ángeles. Pero no quería perder a su único motivo egoísta, Doyoung. Sí, Ten sentía que querer estar junto a Doyoung era algo egoísta porque lo único que conseguía era causarle problemas a su amigo. No solo eso, en el cielo no era común el contacto físico más allá que para llamar a alguien o para intentar calmar a alguien, todo contacto más allá del cuidado de otro individuo era mal visto. Pero Ten ansiaba el cuerpo de Doyoung, amaba el contacto de ambas carnes cuando se abrazaban, cuando ponía su cabeza en el regazo del otro ángel mientras este lo calmaba. Amaba cuando las manos del otro ángel acariciaban su cabello, así como ahora Ten acariciaba el pelaje de León. Ten anhelaba a Doyoung, su único deseo egoísta. Pero por su bien, debía permanecer lejos de él.

Doyoung debía de ser ya algo del pasado de Ten, no su presente o futuro. Al fin y al cabo, lo mejor para todos era que ambos permanecieran separados. Así Ten podría entender mejor esa parte egoísta procedente de su parte demoníaca y Doyoung podría centrarse en sus funciones de ángel y cuidar de los demás, ya sean ángeles o humanos.

Quien sabe, a lo mejor algún día se volverían a encontrar, pero como enemigos en la tierra cuando Ten ya fuese del todo un demonio como lo era Johnny. Aunque este le decía que siendo como era, nunca llegaría a ser un demonio. Debía admitir que era verdad, para ese entonces, aún no había intentado aprender qué características de poder tenían ambos diferentes, cuales iguales y cuales tenía él de los ángeles y cuáles de los demonios. Pero no se sentía bastante a gusto para pedirle hacer ese aprendizaje cuando algo que se suponía "normal" para un demonio no lo aguantaba. Si era verdad que se parecía más a un humano que a un ángel, ya tenía nombre para lo que pasó esa noche.

Otra cosa que le llamó la atención de los humanos era su creencia de que tenían un pequeño ángel y un pequeño demonio en sus hombros. Si era verdad que había ángeles que le eran asignados a humanos (como sería Doyoung en un futuro según el oráculo) para que estos fuesen protegidos. Pero en la actualidad eran una minoría. Mientras tanto, no había demonios que se asignaran a humanos, no beneficiaría en nada al demonio andar manipulando humanos, acabaría yéndose si no lo mataba antes por robarle el tiempo. En cierta forma era entretenido leerlas como también historias de terror donde se hablaba de demonios como seres despiadados que querían robar sus almas. Podría decirse que aquí, la humanidad si acertaba un poco más porque había demonios que se dedicaban a alimentarse de almas o de llevarlos al infierno.

Fallen Angel (JohnTen - DoTen - JohnDo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora