Lew
Por un momento, las luces me cegaron. Parecían más brillantes que el sol y me quedé aturdido por un momento hasta que Nico me empujó con sorprendente fuerza contra la pared, permitiendo que la cortina delantera volviera a cerrarse.
- ¿Cuál es el plan, Grandote? - me preguntó.
Sus manos estaban sobre mí, su aliento soplaba caliente contra mi pecho, el calor de sucuerpo tan cerca.Por un momento, no me atreví a moverme.Entonces recordé lo esencial. Era un guerrero feroz y, si no me movía rápido, me arrebatarían al omega que me tenía tan cautivado.
Un gruñido nació en mi pecho, profundo y grave, y aunque no había sido mi intención asustarlo, Nico retrocedió de repente.Mejor así, era más fácil pensar sin él tan cerca.
Permanecí en silencio un momento, con los sentidos aguzados.Oía un alboroto a lo lejos, pero la luz, que sólo brillaba a través de mi puerta principal,parecía haber desaparecido. Estaban barriendo el terreno, buscando a Nico sin duda. El omega fugitivo sería motivo de conflicto. Por alguna razón, los humanos no querían que sus omegas se unieran a ellos, para mantenerlos en servidumbre, sin duda. Incluso como omega,a Nico parecían haberle lavado el cerebro. Igual que a Checo...Su cultura era un misterio que no tenía tiempo de descubrir. Teníamos que irnos.
Mi mirada se dirigió al techo.No hacía mucho, había visto a Versta saltar por los tejados con un omega gritón en brazos y me había sentido frustrado y molesto por su insensata maniobra.Al aire libre, aporreando las casas de los nassa, no podría haber sido menos discreto, aunque lo hubiera intentado. Yo no cometería el mismo error. Quería permanecer oculto, si era posible, todo el camino hasta que llegáramos a la cima del monte Ethos y los labios de Nico estuvieran sobre los míos. Me estremecí.
-Ven, - susurré y cogí su mano, la estreché entre las mías y me acerqué a la puerta. Me asomé al exterior.Las calles estaban desiertas y silenciosas. La luz de las lunas proyectaba largas sombras,perfectas para alguien que no deseaba ser visto.Tirando de Nico, me deslicé silenciosamente por la calle, siguiendo las sombras proyectadas por mi casa, manteniéndome en la oscuridad.En dirección a las afueras de Diwan, lo guie, silencioso y atento, escuchando constantemente.Seguía oyendo ruido a lo lejos, lo que casi parecía maquinaria y voces. Instintivamente, supe que era sonidos humanos. Los nassa no dependían de la tecnología como los de su especie.Elegíamos una vida más natural, conectados a la naturaleza y a los que nos rodeaban, en lugar del metal y la electricidad. Reprimí la crítica que surgió en mí. Los humanos tenían omegas. Ellos me habían traído a Nico. Eso era lo único que importaba.Tiró de la mano y me quedé inmóvil, mirándolo.
-Puedo andar solo. -
Había un tono duro en su voz que pude oír incluso a través del susurro.El enfado me invadió, pero lo reprimí.Sí, podía andar solo. También podía voltearme e inmovilizarme... aunque supuse que habían sido más suerte que habilidad lo que le había hecho estar encima de mí. Ese no era el punto.La cuestión era que pronto iba a ser su alfa y quería tomarlo de la mano.
Me tragué el pensamiento, recordando algunas de las cosas ridículas que Checo había estado exigiendo a Versta últimamente. Cosas que él consideraba "necesidades humanas" y que, en realidad, no tenían sentido y habían hecho que Versta se arrancara los pelos, confundido.
Los humanos requieren paciencia, me había dicho, y dejé que esas palabras se asentaran en mi mente en lugar de discutir. Volviéndome, empecé a marcar el camino de nuevo. Ahora mis oídos estaban atentos a Nico. Escuché obsesivamente sus pasos. Era casi tan bueno como yo, lo bastante silencioso como para que a veces no lo oyera en absoluto, y otras veces, oía el suave arrastre de aquella pierna.Y cuanto más caminábamos, escabulléndonos entre las sombras, más empezaba a arrastrarlay más fuerte respiraba.
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The Aliens Runaway Omega II
Fanfiction⚠ Esto es una adaptación del libro "the Aliens Runaway Omega" de Sienna Sway Lew (Lewis) Llegan los humanos. Cientos de ellos. Vendrán a infiltrarse en Mukhana con sus bases, sus maquinaria, su extraña cultura y sus exigencias desmesuradas. Todo es...