Capitulo 28

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Está bien no estar bien, está bien que busques ayudar al resto pero no te entiendes a tí, está bien que busques quien te ayude a aflojar el nudo que te quema el alma y te reprime una acción tan facil como lo es respirar calmadamente. Porque está bien sentirte perdido,derrotado, encerrado
Está bien que quieras ayuda
Está bien que quieras estar bien

Todo está bien...






Mara

Colgué la llamada de mi tía, quien note que estaba llamandone una y otra vez.

—He tratado de entender Mara, una y otra vez pero no entiendo, no te entiendo, y por más que trato de ayudarte, de que no te cierres, lo haces cuando no estoy, pasas cosas y no dices nada, solo quiero ayudarte no sabes cuánto me jode verte así.

— C..hris

— ¿Que Mara? ¿Vas a decirme que es lo que sucede? ¿Que es lo que tanto te jode?

—No es fácil hacerlo. — susurro

— O simplemente no quieres decírmelo a mí.

— No. Christian, no es eso — niego— Sabes lo jodido que es esto, no es nada sencillo

— No se lo jodido que es porque no se qué mierda pasa Mara. Te quiero ¿Vale? Te quiero con mi vida. Es cierto que en muy poco tiempo pasó, pero no me arrepiento de nada.

— Y yo tampoco lo hago — frunzo el ceño

— Dime quién es Mara — Me mira, tan intenso que mis manos tiemblan, mis ojos se cristalizan ante las Miles de imágenes que aparecen en cuestión de segundos por mi mente. Bajo la mirada y tras dudar unos cuantos segundos, cierro los ojos con fuerza y asiento, el no se acerca, no me toca, solo me observa, y observa cada movimiento. Abro los ojos notando como una lágrima se desliza por mi mejilla y hablo tan bajo que pienso que no escucha.

— Es..esto es.... Todo esto es...por mi padre... Por el hombre que fue a ti casa días antes de conocernos. El mismo hombre que vimos en el funeral de mi madre.

— El mismo hombre del que huias.

Asiento débilmente.

—¿Que te hizo?

Niego cerrando los ojos nuevamente, negandome a tener que hablar de nuevo todo esto.

— ¿Que es lo que tú propio padre quiere de ti Mara?

No respondo, solo abro los ojos y me quedo mirándolo fijamente, ya las lágrimas no puedo contenerlas y la vergüenza que siento ante el me llega de golpe, pero no hago nada más, no hasta que me observo a mi misma bajando mis manos hasta la orilla de mi sueter, el frunce el ceño, pero yo jalo el suéter hacia arriba quedándome en un pequeño top negro que deja toda mi espalda al descubierto. El desconcierto en su semblante me hace hablar, con nudo en la garganta y el corazón jodidamente acelerado.

— Me daré la vuelta, no quiero que sientas algún tipo de lastima ni una mierda Christian, estoy luchando aunque no lo parezca en si hacer o no esto.

El parece confundido pero lo hago, me volteo, quedando de espaldas contra el, dejando que observé esas pequeñas marcas que ha dejado el hombre que me dió la vida ahí, así mismo la marco, dejo que vea cada cicatriz, cada rajuño cada mínima marca, todas ya curadas, pero impresas en mi piel de forma permanente, como un maldito recordatorio de cada vez que era corregida y castigada por mis errores. Escucho un jadeo. luego una maldición salir de sus labios y luego habla

—¿Pero que carajos ...?

Lo siento acercarse, mi cuerpo se tensa aún más si es que eso es posible cuando estira su mano e intenta tocarme pero me tiró hacia adelante, negandome rotundamente a que más toque, el hecho de mostrarselas ya es demasiado.

Un Viernes por la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora