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Pov Julieta:

—¿Hoy vas a ir a ver el vestido de novia?— pregunta Marcos, haciéndome caricias en el brazo.

Hace media hora que nos habíamos despertado, pero seguíamos en la cama. Los dos estábamos muy cansados, Marcos por las prácticas y yo por mi maternidad.

—Si gordo, Barbie y Mica me acompañan— respondo, sintiendo los besos de Marcos en mí pecho.

—¿Podes llegar unos minutos tarde?

Pregunta Marcos, poniéndome encima de él. Dejando sus manos en mi cintura y abdomen.

—Sos insaciable— respondo entre risas.

—Teniendo una tremenda bomba encima mio, no me puedo controlar ni saciar— responde dejando besos en el valle de mis pechos.

Me incliné levemente para poder besar a Marcos a mi antojo. Llevo mis manos a su nuca, atrayéndolo más a mí. Lentamente muevo mis caderas encima de su pelvis, sintiendo como su entrepierna se despierta.

Lentamente empiezo a dejar besos y algunos chupones en el cuello de Marcos, sus manos apretando mis glúteos a su antojo

Una de sus manos se dirige a mis pechos, y empieza a apretar uno. Al sentir una punzada de dolor, me separo de él y se me queda mirando raro.

—No me aprietes, estoy amamantando y me duele— digo mirándolo.

—Perdón amor — responde, dejando besos en mí pecho.

Marcos corre mi ropa interior y entra en mi de una sola estocada, inconscientemente se me escapa un gemido. El cual calla con su mano, para no despertar a nuestro hijo.

Por más que Sebastian duerma en su propia pieza en el día, tiene el sueño muy ligero y al más mínimo ruido ya se despierta.

Pongo mis manos en los costados de la cara de Marcos, y pego nuestros labios en un beso hambriento. Además, para callar mis gemidos.

Las manos de Marcos en mí cadera, me ayudaban para no cansarme tan rápido. Lo cual agradecía.

Por el placer que Marcos me generaba, clavo mis uñas en sus hombros, inconscientemente.  Sus manos recorrían toda mi espalda y atraía mi cuerpo al suyo.

—Sos lo más valioso que tengo en mi vida, no te vayas nunca— susurra Marcos en mí oído.

–Por y para siempre... Juntos— digo como puedo.

Unas estocadas más y los dos llegamos al tan preciado orgasmo. Ambos gimiendo nuestros nombres al final.

Mientras recuperamos la respiración, pegamos nuestras frentes, apoyándonos en el otro. Hacemos contacto visual y de la nada nos empezamos a reír.

—Pareces un mosquito— digo riéndome de su cara.

—Amor, sos una mosca— dice y ahí estallamos de risa.

Cuando nos logramos calmar, fuimos a la ducha directamente. Y como siempre, terminamos teniendo un segundo round.

Elegí un top y un jean con unas zapatillas Nike. Me hice un delineado, las pestañas con un labial y listo.

Le avise a las chicas, baje las escaleras y fui a la cocina para buscar mi botella con agua.

Voy hacia la sala y busco las llaves de mi auto. Siento unas manitos chiquitas en mis hombros y los brazos de Marcos en mí cintura.

Me doy vuelta y veo a Marcos y Sebas mirándome. Ver la sonrisa de mi hijo, me dio años de vida. Era mi luz en la oscuridad, era mi todo.

—Hola bebe de mamá— digo viendo como quiere venir conmigo.

𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐉𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬 |𝑀𝑎𝑟𝑐𝑜𝑠 𝑅𝑜𝑗𝑜|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora