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Pov Julieta:

Cuando se fue la gente, las nenas se fueron a dormir. Después de leerles dos cuentos, y cantarle a Luna, logramos que se duerman.

—Ahora lo más difícil— dice Marcos mirándome.

—Dormir a Sebastián— respondo viendo su sonrisa.

— No me sonrías así, por que me dan ganas de darte un nene— digo haciendo contacto visual.

—Me estás tentando, amor— responde, uniendo nuestros labios en un beso cargado de pasión. Sus manos bajaron por toda mi espalda, hasta quedar en mi espalda baja y pegarme a su cuerpo.

—Antes de que pase algo, hay que dormir a la bestia— digo, cuando nos separamos a tomar aire.

Marcos asiente en modo de respuesta, y va hacia la silla de Sebas y sube las escaleras.

Voy detrás de él y cuando llegamos a su habitación me lo da en brazos, me siento en una mecedora mientras le doy pecho.

Empiezo a dejarle caricias en su cara, y veo como al pasar los minutos, comienza a cerrar de a poco sus ojitos.

Cuando se despega de mi pecho, Marcos empieza a mecerlo de un lado hacia el otro y suma las palmaditas a su espalda hasta que hace provecho.

Mientras Marcos se encargaba de dormir a nuestro hijo, voy hacia nuestra habitación y busco un bikini. La noche estaba calurosa, y quería estrenar el jacuzzi.

Las manos de Marcos en mi cintura, me sorprenden, a lo que, me doy vuelta y comienzo a besarlo.

Al segundo me responde, y baja sus manos a mis glúteos. Comienza a apretarlos a su antojo, sacándome jadeos.  Los cuales calla con sus besos.

Me separó de él, voy hacia el baño y busco una toalla. Veo como con su mirada sigue todos los movimiento que hago, y su risa comienza a escucharse.

—Volvió mi mujer hormonal— dice, viniendo hacia donde estoy yo. Pega nuestros besos y con sus dientes tira de mi labio inferior, mientras se aleja.

—Te espero en el Jacuzzi, morocho— respondo, dejando un pico en sus labios.

Antes de que responda, salgo de la habitación y voy hacia el patio de la casa.

—¿Como se maneja esta mierda?

Empiezo a tocar los botones del jacuzzi y averiguar para que servían. Siento unas manos en mi cintura y el cuerpo de Marcos apoyado en mi espalda.

—Amor, tenes menos tecnología que mi vieja— dice Marcos prendiendo el jacuzzi.

—Matate— respondo sintiendo sus besos en mi hombro.

— Después de hacerte otro bebe, casarnos, tener nuestra luna de miel y a eso de los ochenta años, lo hago— dice apretando levemente mi cintura.

—Tenés todo planeado vos— digo, dándome vuelta pegando nuestros pechos y nuestros labios.

Los besos de Marcos eran demandantes, sus manos recorriendo mi espalda atrayendome a él.

Me separo de él y me fijo la temperatura del agua, al sentir el agua tibia entre mojando mis dedos decido entrar.

Marcos observaba cada uno de mis movimientos, una vez dentro del jacuzzi el me sigue. Me acomodo y él se acomoda encima mio, pegando su espalda y mi pecho. Paso mis brazos por encima de su pecho dejando mis manos en su corazón, y él cubre las mías con sus manos.

— Te amo en mil y millones de galaxias— dice haciendo contacto visual conmigo.

— Te voy a amar hasta que mi corazón deje de latir, en este y en todos los universos— respondo, mirándolo fijamente.

𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐉𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬 |𝑀𝑎𝑟𝑐𝑜𝑠 𝑅𝑜𝑗𝑜|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora