El verdadero prólogo.

Miedo.

Les seré sincero, a mi realmente pocas cosas me pueden provocar miedo, claro, como muchos, tengo ciertas fobias o traumas, pero hay un miedo que me persigue desde que comenzaron a ponerme como objetivo ser más "chingón" que los demás a través del estudio.

Yo le temo a la ignorancia, y suelo rechazar a las personas que no pueden comprender mis ideas y pensamientos, o cosas un poco más complejas como temas de psicología o filosofía, que son de lo que más sé, pero también, temo a ser tan ignorante como ellos.

Y es chistoso, porque yo sé que, ya soy tan ignorante como ellos lo son, y ese no es el verdadero terror, sino que, alguien pueda notarlo; que alguien pueda ver que, en realidad, soy tan idiota como todos, y que eso les haga sentir rechazo hacia mí.

Necesidad de aprobación... es el resultado de crecer educado para que te importe lo que diga la gente.

Envidio a aquellos que pueden ignorar las palabras hirientes de otras personas, y me odio a mí por no ser lo suficientemente inteligente como para poder ignorarlos.

Yo también soy un idiota, sin importar pretextos y esfuerzos, es algo que jamás desaparecerá de mí.

Pero, la peor de las ignorancias, la que más me da miedo, la que me aterra y no me deja dormir, es la inexistencia de la inteligencia emocional, esta ignorancia tan anclada en la sociedad, que arrastra consigo la perdida de empatía y el poco control emocional. No importa cuántos psicólogos o escuelas existan, la ignorancia en ambos polos jamás será erradicada.

Somos tan idiotas que estamos condenados a repetir nuestros errores una y otra vez, no tenemos la capacidad de comprender ideas nuevas, investigar o simplemente aprender a escuchar, y eso será nuestra eterna condena.

La lógica nos gobernará, en un punto tan aterrador que, su estupidez será considerada innovación y progreso, para cuando nos demos cuenta, seremos pocos los que no estemos infectados de la estúpida promesa tecnológica.

La vida, se ha extinto.