11 Leah

13 4 0
                                    

Cuando Ethan aparca enfrente de mi jardín, me dispongo a salir del coche sin despedirme, para hacerle entender que me he enfadado, pero en ese momento me llama.
   –Leah...–me dice como si nada, yo no me giro, es más sigo mi camino –iré...iré a la excursión.
Eso hace que me pare, pero él no sabe que ahora mismo no quiero que vaya, asique sigo mi camino y entro en casa.
   –¿Caroline? –pregunta mi abuela desde la cocina.
   –Yaya, soy yo –le digo.
   –Que pronto Leah, ¿ha pasado algo?
Demasiadas cosas.
   –No, es que Naya se ha caído y pues Ethan y yo la hemos llevado a casa y ya no voy a ir por una hora que queda.
   –A pues comes conmigo y te ayudo a hacer las maletas –me propone.
   –Vale.
   –¿Seguro que no pasa nada? –me sorprende que se dé cuenta de todo.
   –Es que no tengo mucha hambre ahora –le digo.
   –Es la una Leah, si quieres haces la maleta y comemos luego.
   –Si, mejor.
Cuando íbamos a empezar la maleta, sonó la puerta de la entrada.
   –Hola chicas –nos saludó mi madre.
   –Hola mamá, te estábamos esperando para comer –la dije para que no sospechaba como mi abuela de que me pasaba algo.
   –Muchas gracias mi vida –en ese momento mira mi maleta –es verdad que mañana te nos vas de casa una semana, tendrás morro.
   –Si, jajaja.

Cuando terminamos de poner la mesa, mi abuela nos sirvió sopa y aparte un filete de pollo.
   –Muchas gracias por la comida yaya –le agradezco.
   –Nada hija, un placer.

Cuando mi abuela ya tenía intención de ir recogiendo habla mi madre.
   –Bueno Leah y ¿qué tal con tu nuevo novio? –esa pregunta me pilló por sorpresa.
   –No es mi novio, ni lo será nunca –les dije seria.
   –Vale vale –me dice para luego levantarse y recoger la mesa.
Después me levanto y subo a mi cuarto. Para despejarme de todo lo que ha pasado hoy, me acerco a mi estantería y empiezo a buscar un libro. Después de 10 minutos, encuentro un libro que pertenece a una saga que me llamaba la atención desde que lo compré, pero no había tenido tiempo para empezarlo, era la saga crave de Tracy Wolff ,una vez saqué el libro de mi estantería tomé mis gafas y me acomodé en mi cama para empezar a leer.

–Leah cariño la cena va a estar lista en 10 minutos –me dice mi abuela para luego cerrar la puerta.
No me había dado cuenta de lo rápido que pasaron las horas, el libro me estaba encantando, ya me había leído 150 páginas, cosa que me impresionó bastante, después de terminar la página que me había empezado me acerco a mi escritorio y veo en mi móvil la hora. Las 9:30.
Cosa que me asustó, ya que todavía no había decidido qué ropa me iba a poner para la ida, cojo mi móvil y me dirijo a la cocina donde mi abuela y mi madre ya estaban terminando de alistar todo para cenar.
   –¿Qué hay de cenar? –pregunto.
   –Filetes de pollo, que han sobrado de la comida –me responde mi madre –una vez termines de cenar, haz tu maleta, que veo que no la haces.
   –Si mamá y gracias por ponerme la cena –le digo sentándome en la mesa.

Una vez terminamos de cenar, me dejan subir arriba sin tener que recoger la mesa, para poder hacer la maleta cuanto antes.
Cuando llego a mi cuarto enciendo el móvil y doy play a mi lista de spotify, la de Melendi.
Y mientras voy yendo del armario a la maleta, de la maleta al armario, voy bailando y cantando mi canción favorita de él, La Promesa.

    Yo podría prometerte el mundo
    Tú prométeme una madrugada
    Pa' cantarte por Compay Segundo
    Mientras tú me bailas como Lady Gaga
    Te prometo, amor, que solamente
    Yo tengo en mi mente pedirte una noche
    Porque no necesitaré más que un muelle de
    San Blas
    Sonando en nuestro coche.

Y bailando y bailando, terminé tumbada en la cama pensando en el viaje, en lo que podrá pasar y en lo que pasará.

                      Ethan

Cuando veo a Leah entrar en su casa sin responderme a mi comentario y sin nisiquiera despedirse, me enfado, pero no me enfado con ella, si no conmigo.
Porque no debería haberla besado, pero para qué voy a mentir, estoy deseando volverlo hacer y no parar hasta que nos quedemos sin aliento. Pero no, tengo que ser tan estúpido de enfadarme con mi corazón y encima decirla todo lo que la he dicho, que sé que la ha dolido, esa cara, sus lagrimas por sus mejillas, verla tan vulnerable en ese momento, me ha destrozado el alma.

Cuando llego a mi casa me dirigí a mi habitación, para terminar de hacer la maleta, al final sí que iba a ir, pienso arreglar todo con Leah, quedar como amigos y final feliz.
Pero todo el mundo sabe que eso no va a ser así de fácil.

Cuando te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora