13 Leah

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Una vez los chicos nos dejan todas sus cosas tiradas en la arena, yo me puse mi toalla y mi sombrilla, para seguir leyendo a Jaxon, que me tiene enamorada.
  
   –Leah cuidado!!! –un grito de Naya me despertó, pero lo que me despertó de verdad fue el agua helada que me tiró Ethan con un cubo.
   –¿Pero qué haces? –le digo enfurruñada mientras en ese momento me doy cuenta de una cosa – ¿Y mi libro? ¿Dónde está mi libro? –me asusto, por si lo han estropeado.
   –Lo tengo yo, no te preocupes –me dice Naya desde su toalla.
Cuando veo que está a salvo vuelvo a tumbarme, a seguir soñando con que los personajes ficticios pueden existir.
Pero una vez veo que no me vuelve el sueño, me dirijo hacia la orilla a bañarme un rato.
Cuando James ve que me dirijo a mojarme, empieza a correr hacia mi y yo intentando escapar empiezo a correr para salir del agua, aunque no sirvió de nada.
Cuando me di cuenta James me tenía en sus brazos cargándome para meterme al fondo del agua.
   –No no no!! –le grité, pero por más que insistía, no paraba.
En el momento que me tiró al agua con él, empezamos a salpicarnos, pero en ese momento noto una mirada en mi nuca. Al girarme veo a Ethan con una expresión rara, sus ojos me transmitían tristeza y enfado, pero yo no lo entendía, debería ser yo la enfadada, por todo lo que me gritó y por mojarme entera.
Pero decido ignorarlo y seguir divirtiéndome, porque para eso he venido, una vez nos cansamos de jugar, salimos del agua y yo me dirigí a mi toalla para seguir leyendo.

Nos quedamos en la playa hasta las 8.
   –¿Qué vamos ha hacer hasta las 23? –pregunta Nara.
   –Veniros a nuestra casa –propone Ethan mirándome exclusivamente a mí.
   –Yo...no sé si voy a ir –intento pensar una excusa mejor –iré más tarde si eso.
   –Leah...
   –No Ethan –le corto –no insistas, iré más tarde, si me acuerdo.
   –Vale.
En ese momento todos me miran asombrados por mi forma de hablar a Ethan, pero nadie dice nada.

Cuando llegamos a nuestras casas, yo me despido de todos menos de Ethan porque se ha alejado de mí en todo el camino y yo no voy a ir detrás de él.
Cuando ya estoy completamente sola me pongo una manta en mi sofá a leer a Jaxon que ya solo me quedan 40 páginas y gracias a dios me traje el segundo libro.

Al rato, justo iba a empezar el segundo libro cuando llaman a la puerta.
   –Voy!!
Cuando abro la puerta me quedo boquiabierta.
   –Lo siento Leah, no debería haberme comportado así contigo –me dice Ethan con un ramo de flores en la mano.
   –Y-yo no, no me esperaba que vinieras –le suelto.
   –Vengo a pedi- –le interrumpo.
   –Pasa –le digo mientras me dirijo al salón.
   –¿Podemos hablar? –me pregunta.
   –No se si quiero ponerme a pensar en todo lo que ha pasado estos días –le digo.
   –Solo quiero que sepas que no es tu culpa si no la mía, no soportaba, no soporto...
   –No Ethan, no quiero que te sientas culpable, a ver, sí, me ha jodido todo lo que has dicho,sobretodo lo del beso, de que no significó nada para tí, me diste a entender que yo era una cualquie- –tuve que parar de hablar cuando sus labios invistieron los míos, y claro, no me aparté.
Ese beso fue con más sentimiento que el anterior, fue con ternura, con amor, pero también con preocupación.
   –Espera...–le paro.
   –Lo siento, sé que no quieres nada conmigo... –me empieza a decir.
   –No no, es que no quiero ilusionarme, mientras que a ti no te importe un beso conmigo –le digo.
   –Leah, ¿cómo no voy querer besarte, si llevo todo el curso detrás tuyo?¿Cómo no voy a quererte, si no he visto una chica tan perfecta? –me dice, mientras se me van cayendo las lágrimas –Leah, eres la única chica que ha conseguido enamorarme...muchas chicas me han podido gustar, pero, ¿enamorar? solo me ha enamorado una, tú.
Todas esas palabras me emocionaron tanto que no lo pensé dos veces, lo bese, él se quedó quieto un momento hasta que reaccionó y me siguió el beso, y hasta que no nos quedamos sin aliento no nos separamos.

                      Ethan

Una vez nos separamos, yo no podía dejar de mirarla, era tan guapa...no se que hechizo me ha hecho, pero ha funcionado.
   –Ethan...¿y ahora qué? –me pregunta Leah.
   –Ven conmigo –le digo para llevarla al jardín trasero de su casa.

Cuando llegamos al jardín cojo el móvil y busco en spotify la que creo que es su canción favorita.
   –¿Qué haces? –me pregunta justo cuando pongo la canción –no te creo, ¿cómo sabes que es mi canción favorita? –me pregunta, pero en ese momento la cojo del brazo y la pego a mi.
   –Eso da igual, ¿la bailas conmigo, señorita? –le pregunto.
   –Encantada príncipe –me contesta cuando empieza sonar el estribillo de la promesa, de Melendi.

Estuvimos bailando toda la canción mientras yo se la cantaba al oído y cuando se iba a acabar, la besé con amor, ternura, con la promesa de prometerla el mundo.

Cuando te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora