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Se piensa que las mariposas azules también simbolizan el alma de una persona, su esencia, ya sea pasada, presente o futura.

Mariposas azules...
¿Qué tan comunes son de ver?
Hay mariposas que llegan a vivir hasta veinticuatro días, mientras que otras viven a lo largo de nueve meses.

Hay gente que le teme a las mariposas.
¿A que le temo yo? Nunca puedo encontrar una respuesta medianamente convincente.
¿Alguna vez le he tenido miedo a Conway?
El respondería que no. Pero yo sé que sí, solo en los primeros meses de conocernos, luego le perdí todo temor, llegando a contestarle en varias ocasiones.
Y él, si alguien le contesta la ira inunda todo su cuerpo, conmigo es más calmado cada vez que lo hago, está acostumbrado.

— Me desperté, bastante cómodo y noté que había dormido bien después de bastante tiempo sin hacerlo, hubiera sido mejor si no tuviera resaca, ni sintiera mi cabeza dar vueltas, también tenía sed, y la boca seca, pero podría ser peor.


No abrí mis ojos, intenté recordar algo del día anterior, pero no logré recordar nada, reconocí que tenía resaca, por eso no recordaba nada... así que solo me quedó rezar porque no hubiese hecho nada de lo que me pudiese arrepentir.
Me giré en la cama y abrí los ojos, pestañee varias veces y me fijé en que las persianas estaban poco subidas, dejando entrar una tenue luz de la mañana, tenía las sábanas cubriendome por la mitad, y esta vez si tenía el móvil en el mueble de al lado de la cama, no como los anteriores días.

Intenté reincorporarme y levantarme, pero mis piernas y mi cabeza me traicionaban, así que encendí mi móvil cegandome por el brillo de este, le bajé el brillo para poder ver mejor la hora, eran las diez, bueno casi las diez, pero unos minutos no significan nada.
¿Que esté yo aquí significa algo?

Me levanté, lentamente y sin ganas, no me quería quedar en la cama.
Llegué al salón, Conway no estaba allí, en la cocina tampoco, se me hizo algo extraño, pero no lo pensé mucho, tampoco me importaba.
bebí agua, mucha agua, me sentí mejor, pero seguía sintiéndome bastante mal. Puse un poco de agua en el tapón de la botella, sin cuidado, aunque no derramé nada, y de ahí la transporté a mis manos para después lavarme la cara con esta, todo porque me daba pereza ir al baño.

Con móvil en mano me senté en el sofá, miré fijamente mi móvil, estaba apagado, y en el reflejo logré verme: cara de culo, despeinado, ojeras notorias, joder.

Cambié el móvil de posición para que reflejase el techo en vez de a mí, no me quería ver, perdí mi mirada en mi móvil, no pensé nada, tampoco quería.

Estaba cansado, quería abrazar algo y dormir hasta que me encontrase mejor.

Recordé la primera vez que me emborraché, tenía 17 años y estaba con Horacio, al día siguiente él me cuido, recuerdo que no fue la primera vez que bebió así que él no lo hizo para que lo hiciese yo, lo quería mucho, me convencí de que él a mi también.

Escuché la puerta de la casa abrirse, Conway estaba aquí, no reaccioné aunque estuviese sensible al sonido.

Lo escuché caminar hacia mi dirección, se quedó parado cuando estuvo a la suficiente altura para darse cuenta de que yo estaba ahí, sentí su mirada, clavada en mí.

10:13 a.m
Jack Conway

Gustabo estaba ahí, sentado en el sofá sin hacer nada, reaccionó a mi presencia tan solo cuando me digné a hablar:
— "...¿Estás bien?"
Me miró, su mirada fue como una punzada, me quería acercar para apreciar sus cristalinos ojos azules, en el pasado diría que eran brillantes y radiantes, pero desde que lo vi sus ojos no transmitían nada, y cuando decía nada, era nada.
solté un suspiro al darme cuenta de que no me iba a responder, me acerqué y me senté a su lado, dispuesto a poder hablar con él, quería saber que le molestaba.

Pastilla  ( Intenabo )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora