8 ❌️ la primera vez

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-Está bien Lili- Dijo acercando su rostro
al cuello de la mayor dejando un reguero de besitos juguetones.

Lisa capturó los labios de Jennie entre
sus dientes y los jaló a su antojo hasta
dejarlos hinchados y sensibles, después
comenzó a bajar hasta su cuello en
dónde despreocupada mordía, lamía
y succionaba únicamente centrándose
en los suspiros y pequeños gemidos
que salían de los labios de la menor.
Seguido de ello, llevó sus manos a su
cabello chocolatado y comenzó a jugar
con sus largos mechones entre sus dedos mientras iba bajando hasta llegar a sus pechos.

Lisa dejó el cuello de Jennie que ahora se encontraba rojo y en ciertas partes moradas y la miró directamente a los ojos. Su hermana estaba sonrojada y jadeante y aquello le encantaba.

- te gusta lo que sientes Jen?- Dijo tomandolos extremos de su delgado camisón y pasándolo después por su cabeza para dejarla únicamente con sus
bragas puestas.

-Me gusta Lili- Dijo susurrando
en su oído, cosa que le dió aún más
seguridad a Lisa de explorar su cuerpo a su antojo.

La rubia cargó a Jennie quitándola de su regazo y la acostó en la cama de espaldas para después posicionarse sobre ella sin aplastarla.

El pene duro de Lisa aún cubierto por
su bóxer y su pijama estaba tocando de
una manera sumamente placentera y
desesperante la entrada de Jennie que
únicamente tenía como barrera sus
bragas.

Lisa comenzó a embestir a Jennie sobre
la ropa haciendo una deliciosa fricción
que hizo gemir a ambas.

Para Jennie era nueva la sensación de
algo golpeando su centro de aquella
manera y brindarle tanto placer,
por lo que tomó los hombros de Lisa
acercándola a su cuerpo y callando sus
gemidos mordiendo su blanco cuello.

Lisa soltó un pequeño grito ahogado
por la sensación de su pene golpeando
la intimidad de su hermana y por sus
dientes encajándose en su piel, pues
Jennie no estaba teniendo cuidado
alguno.

Lo más cerca que Jennie había estado
alguna vez de tener algo sexual fue al
estar sobre de Lisa en la mesa haciendo
fricción con sus intimidades o cuando se aventuró a tocar el cuerpo de su mayor, quizá el ver porno contaría para ella como una experiencia sexual, pero ni eso la había empujado a siquiera ella
misma tocarse, nada se comparaba con la sensación de placer que su cuerpo tenía ahora.

Lisa bajó su rostro hasta los pechos de
Jennie quien ya no podía morder el
cuello de Lisa y únicamente apretaba las
sábanas entre sus dedos.

Lisa paró de embestir y metió un pezón
de Jennie a su boca. La sensación del
aliento cálido de Lisa y su piel erizada
y caliente era nuevo y sumamente
placentero que no podía evitar gemir
cada que Lisa llegaba a succionar y
cuando llegaba a morder arqueaba la
espalda.

Jennie abrazó la cabeza de su mayor
acercándola más a su pecho ambas sabían que lo prohibido era malo
por qué podía volverse una adicción.

Jennie bajó sus manos de la cabeza
de Lisa explorando toda Su espalda
hasta llegar al resorte de Su pantalón
de pijama, el cual comenzó a bajar en
conjunto con el boxer de la mayor
dejando así que el aire caliente de la
habitación diera de lleno con el pene
erecto, caliente y punzante de Lisa.

Jennie tenía poco o nada de experiencia, pues es diferente verlo detrás de una pantalla que hacerlo, pero de igual manera de algo debía de servir, pensó la castaña.

Mientras Lisa continuaba dándole placer a sus pechos, Jennie llevó su mano a su boca y la lamió provocativa mente, pues sabía que los ojos esmeralda de su hermana estaban puestos en ella. Seguido de ello, bajó la mano hasta tocar el pene de Lisa, obteniendo como respuesta un gruñido.

PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora