❌️ The end part 1

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Los años pasaron como un susurro. En la vasta mansión de Nueva York la familia Kim-Manobal había florecido en una sinfonía de risas y rutinas cotidianas.

Joshua y Robert, los gemelos de catorce años, eran el vivo retrato de Jisoo; altos, de facciones afiladas y ojos profundos gracias al método ROPA que habían elegido para su existencia, solo un detalle los distinguía, un pequeño lunar, en la comisura del labio de Joshua.

Luca Manobal, a sus doce años, tocaba la guitarra con una pasión hacis soñar a sus primos crear su propia banda .

Maddie, la única niña consentida de la familia a sus diecisiete años. Con el físico esbelto y los ojos almendrados de Jennie, heredaba no solo su belleza, sino esa pasión por el modelaje.

Pero a diferencia de su madre, anhelaba tener su propia empresa. Su abuelo, la había invitado a conocer sus dominios, y Maddie, con esa ambición había aceptado sin dudar.

A unos días de su partida, Lisa y Jennie, decidieron acompañarla. Luca, prefirió quedarse atrás por algunos exámenes pendientes.

La llegada de las hijas de los Manobal-Kim a Seúl fue un torbellino de susurros y miradas codiciosas. Vecinos que las reconocían se quedaban boquiabiertos, saludando a lo lejos. Y más aún ante Maddie: una réplica viviente de Jennie, pero salpicada de los rasgos de Lisa.

Los rumores, volvieron.

"Una de ellas fue abandonada por el marido... se volvieron tan devotas, viviendo como monjas casadas con Dios". Lisa y Jennie, con sonrisas diplomáticas ignoraban el veneno.

-Aaaah!! Familiaaaa!!! Pasen pasen!! ¿Y Luca? -preguntó el abuelo, al verlas llegar.

-Tenía exámenes, papá. Ya sabes cómo es de dedicado; además, prefirió quedarse con Joshua y Robert para seguir ensayando su presentación musical -explicó Jennie.

-Ah, qué muchacho. Estoy muy orgulloso de él.

-¡Pero abuelo! ¿Yo estoy aquí y no estás orgulloso de mí? Voy a tomar tu ejemplo -remilgó Maddie, cruzando los brazos con un puchero teatral.

-Claro que sí, mi princesa. ¡Y mañana mismo te voy a llevar a conocer la que será tu empresa! -rió el abuelo.

-Papá, ¿puedes venir un momento? -llamó Jennie desde el pasillo.

-Papá, no me gusta que seas así con Maddie. La estás volviendo muy engreída -susurró Jennie.

-¿Y qué? Es mi única nieta... quiero decir, la única interesada en quedarse con lo que es suyo -replicó el señor Manobal.

-Parece que te olvidas de Luca. Tienes dos nietos, papá.

-Tranquila, Jennie. Está estipulado en mi testamento que Luca reciba su mesada cada mes, pero Maddie es quien se hará cargo.

-No es por el dinero. Es por la forma en que tratas a tu nieta. Agradezco que la adores, pero le subes los humos hasta el cielo.

-Jennie, tú eras igual a esa edad. ¡Y mira cómo eres ahora! -rió el padre.

Jennie solo hizo una mueca, para luego sentarse en la sala.

Durante la cena, hablaron de Luca y de los hijos de Rosé y Jisoo. Los padres de Lisa y Jennie les habían tomado cariño como si fueran suyos.

-Ya jamás se mudaron de ahí. ¿No tenían planeado comprar una casa aparte? -preguntó el abuelo.

-Sí, papá. Cuando nació Luca, lo comentamos, pero Rosé estaba muy sensible, Jennie igual... entonces Jisoo y yo decidimos esperar. Después lo intentamos años más tarde, pero los gemelos no dejaban de llorar todos los días, rogando que no nos fuéramos. Y así sucesivamente -explicó Lisa-. Ahora vemos que nuestros hijos están más grandes, volveremos a ser cuatro y la casa se sentirá vacía. Prácticamente hablamos y decidimos morir juntas y viejitas, jajaja.

PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora