Las reglas para un Cupido androide son claras, están grabadas en su mente y forman parte de su código, ese pensamiento no le gusta. No debería querer nada diferente a lo que su dueño quiera, no debería necesitar nada que su dueño no le ofrezca y, sobre todo, no debería estar deseando ir a ver a alguien más. Pero ahí está, escuchando de fondo como su maestro Cupido regaña a Rodmentor por su vocabulario, deseando que terminen para poder ir a entregar la caja de música a su creador Belial.
El recuerdo de su visita fugaz al departamento de su creador surge antes de que pueda reprimirlo: la mirada sorprendida del demonio al verle y el ceño fruncido que dio antes de cerrarle la puerta de su oficina en la cara para dejarlo "trabajar" en la sala. Si, no habían hablado mucho y realmente no hacia falta, Gianni estaba tan impactado por el poder que emanaba del demonio que no cree que hubiera podido ser capaz de decir algo.
¿Dónde estuvo el error entonces? Gianluca se reprende por la audacia de no conocer sus errores. Si el haber dejado una mancha aun más notoria en el suelo y haber roto todo lo que encontró no son suficientes motivos, definitivamente haberse atrevido a contestarle a su creador le hace merecedor de ser desmantelado inmediatamente.
La conversación se reproduce en su cabeza, negándose a dejar el tema de lado.
—¡¿Pero que mierda hiciste, pedazo de chatarra?! —gritaba molesto Belial al ver el desastre que había hecho
—Yo...—la lengua de Gianni se congela al sentir una fuerte descarga en su espalda —Lo lamento, lo arreglaré.
—¡Ni siquiera eres capaz de hacer algo tan sencillo como limpiar una mancha! —continúa gritando el demonio —¡Lárgate de una vez! ¡Maldita sea!
Gianni solo observaba aterrado como una espesa niebla verde comienza a salir de la boca de Belial, pero no podía moverse. Si no hace las cosas bien, ¿por qué sus nuevos dueños lo querrían? Un robot como él, incapaz de cumplir la más simple orden no vale nada, pero pensar en la idea de que el maestro Fede o el maestro Rodo puedan hacerle algún daño como lo hacía su anterior dueño...no podría con ello.
—No puedo irme hasta completar la labor. —respondió de manera automática —El maestro Fede no esta en condiciones de hacerlo él mismo y debo cumplir con la tarea encomendada.
Y vaya que el demonio se enojó, tal vez esa es la razón de la inquietud por entregar su regalo pronto. Una ofrenda de paz hacia un demonio al que daño por un descuido, por otro lado, el interés que éste le genera a Gianni es abrumador, no solo es su creador sino que, por accidente, encontró una enorme colección de partituras, no solo significa que a Belial le gusta la música, ¡es un músico también!
Recuerda haber alcanzado a leer un par de hojas antes de notar el error de la mancha, tal vez...
Poniéndose de pie rápidamente, toma con cuidado la bolsa que el maestro Fede había estado cargando, en el interior hay una gran variedad de golosinas y objetos aleatorios, pero, lo que llama la atención del Cupidroide es un hermoso ukelele nuevo con un pequeño pato pintado en el cuerpo, un adorno similar al de su sudadera. Gianni sonríe, recordando como su maestro había colocado una abeja en su carta, ¿así es como Cupido los identifica? ¿Con figuritas de animales? Sonríe ante la idea de haber obtenido algo así de su dueño.
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S.O.S. Mensaje Incorrecto | #ONC2024
HumorSi alguien le hubiera dicho a Fede que ser Cupido sería un desastre, jamás habría aceptado el trabajo: vive estresado, todos lo maldicen en voz alta y el amor es lo último que ha llegado a su vida. Aún así, todo da un giro cuando conoce a Rodmentor...