cap 6

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Mucho rato después, Sanji logró liberarse de Zoro porque al idiota le dieron ganas de tomar sake y fue entonces cuando se dio cuenta de que el cocinero ya estaba dormido debajo de él. Sonrió mínimamente, pero enseguida su rostro se tornó de preocupación, pues quién sabe cuánto tiempo estuvo aplastando a su hijo.

Sanji sintió cómo el peso sobre él era removido y se levantó de inmediato. Le gritó al marimo lo tonto que era y se fue al dormitorio con un gran sonrojo en su rostro, atrapando a Zoro mirando desde arriba su rostro dormido. Se veía tan sexy, jodido marimo, que se pudra.

Pasó el día y Sanji esperaba el momento adecuado para llevar a cabo su plan. Si era descubierto, toda la molestia que se había llevado sería por nada. Sanji estaba cambiándose de traje cuando dirigió la vista al espejo y notó cómo su abdomen formaba una mínima curva. Tenía que empezar a cuidar mucho mejor su alimentación, pensó que estaba engordando.

Zoro entró al dormitorio y observó a Sanji, sin reprimir la sonrisa de felicidad que adornaba su rostro al notar la parte más prominente del estómago de su marido. Tenía tantas ganas de acercarse y tocarla, pero no podía hacerlo, probablemente Sanji lo patearía, y además no podía moverse bruscamente.

Sanji ignoró por completo la clara sensación de la mirada de Zoro sobre su cuerpo, rápidamente se cubrió y reprimió algunas lágrimas. Sanji siempre había tenido complejos con su físico, incluso estando en una relación con Zoro. No le gustaba que lo viera sin ropa. En su primera vez juntos, Zoro se dedicó a besar cada parte de su cuerpo y a llenarlo de caricias únicas, haciéndolo sentir más completo. Pero ahora, al no recordar eso, creía que Zoro se burlaba de su físico. Rápidamente salió de la habitación, dejando a un Zoro desconcertado por su actuar, pues esas inseguridades de su marido habían sido superadas hace muchos años. Desde que empezaron a salir, Zoro se había encargado de disiparlas una por una, por lo que no entendía por qué Sanji actuaba así.

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Era de noche, Zoro se encontraba haciendo vigilancia mientras Sanji ponía en práctica su plan maestro. Que se basaba simplemente en ir y abrir esa maldita puerta roja.

Se dirigió con cautela para no ser visto. Al llegar al frente de la puerta, insertó la llave en el cerrojo, girándola y soltando un pequeño "clack" en el camino. La puerta de la habitación se abrió y Sanji encendió la luz, ya que no veía nada sin ella.

Lo que vio lo dejó estático. Era una habitación habitada. Había libros de cocina en una estantería marrón, clavos en la pared indicando que allí se colocaban algunas katanas. Abrió el armario y casi se cae hacia atrás al ver ropa que claramente le pertenecía a él. Lo extraño era que al lado había ropa mucho más grande que su talla, ropa como la que usaba el marimo. Continuó revisando y encontró un escritorio con varios papeles regados, todos ellos con apuntes sobre cocina y su letra. Estaban sus lentes de leer y libretas que tenía desde años atrás. Luego comenzó a encontrar cosas que no eran suyas.

Pañoletas espantosas, como las del marimo. Botas espantosas, como las del marimo. El olor que inundaba toda la habitación, como el de Zoro. Rápidamente se dirigió a los cajones del escritorio, donde notó un cuadro. Un cuadro donde él estaba vestido con un traje blanco y con un velo, agarrado de la mano con alguien que tenía el cabello verde, y se le marcaba su musculosa espalda mientras lo abrazaba por la cintura y lo besaba.

Zoro azotó la puerta con la respiración agitada, mientras Sanji veía el cuadro y los papeles de casamiento frente a él, sin ninguna expresión en el rostro.

𑁍☼︎𝐹𝑟𝑎𝑔𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑜𝑙𝑣𝑖𝑑𝑜☼︎𑁍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora