17.

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—Creo que con eso sería todo—exclamó Alana con las manos sobre sus caderas mientras observaba con orgullo la maleta que acababa de hacer, tenía la mala costumbre de empacar su equipaje en último momento y esta vez no era la excepción, se encontraba sumamente emocionada por viajar con Enzo por primera vez, la playa que visitarían se encontraba solo a dos horas de Sevilla, por lo cual simplemente se irían en un auto rentado, también la causaba demasiada curiosidad ver qué tan buen conductor era su novio, tal vez era algo superficial y banal, pero hacer cosas por primera vez con Enzo le parecía lo más interesante del mundo, incluso si se trataba de ser su copilota por primer vez.

—¿Estás segura? ¿No querés llevar la nevera también?—preguntó Enzo con sarcasmo, Alana rodó los ojos al escucharlo.

—Qué exagerado—dijo ella.

—Mi amor, llevás casi todas tus cosas ahí, nos vamos tres días, no tres meses—dijo riendo, él había empacado su maleta la noche anterior, la cual consistía de una simple mochila, hacerla no le tomó ni siquiera 5 minutos, a diferencia de Alana, la cual había pasado gran parte de la mañana acomodando sus cosas estratégicamente para que la maleta no explotara.

—Soy una mujer precavida, de mí te acordarás cuando necesites algo—dijo Alana elevando los hombros, restándole importancia a los comentarios de Enzo.

—Bueno, es que una cosa es llevar pastillas para la tripa—dijo levantando el pequeño botiquín que Alana había empacado para ambos—. Y otra es llevar esta cantidad de bragas, ¿en verdad necesitas todas estas?—preguntó levantando ahora una de las bragas con su dedo índice, Alana se las arrebató y las volvió a dejar en la maleta.

—Es por si las pastillas para la tripa no funcionan—dijo Alana imitando su tono de voz.

—Pero llevas 12 bragas, Lana.

—¿Qué tal si me cago tres veces al día por accidente?

—Dale, tenés razón—dijo Enzo dándose por vencido, Alana cerró la maleta felizmente.

—¿Tienes todo lo de Zola listo?—preguntó, Enzo se había encargado de empacar las cosas que necesitarían para su gata, como sobres de alimento húmedo, arena, sus platos y unos cuantos juguetes para que se entretuviera en el hotel en lo que ellos salían a divertirse.

—Sí, acá está—dijo cargando la mochila que había dejado en un costado de la cama, curiosamente, Zola llevaba más equipaje que Enzo—. Y los de la compañía ya vinieron a dejar el auto, entonces podremos irnos ya.

—Bueno, ya todo está listo—dijo Alana inspeccionando la habitación una última vez, cerciorándose de no olvidar nada.

—¿Segura?—preguntó Enzo desviando hacía la pequeña mesa que Enzo había colocado hace unas semanas atrás en la habitación para que Alana pudiera escribir ahí cuando no le apeteciera estar encerrada en la oficina, esa mesa se había convertido en el lugar de escritura favorito de la chica, pasaba horas sentada ahí por las noches mientras que Enzo leía en silencio en la habitación o jugaba con Zola, apreciaban los momentos en los que podían disfrutar de la compañía del otro sin tener que conversar.

En la mesa se encontraba la laptop de Alana, lucía bastante abandonada ahí con un montón de papeles encima, ella hizo una mueca, quería el viaje para distraerse de los días tan pesados que había tenido, desgraciadamente, todo el tema de la editorial le habían quitado la motivación, y aunque no tenía la intención de escribir durante el viaje, esperaba que al menos le llegara algo de inspiración.

—Sí.

Enzo asintió levemente al escucharla, se acercó a ella, la tomó de la cintura y colocó un beso en su frente.

high infidelity ; Enzo Vogrincic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora