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Era Domingo por el medio día, y estaba justo en frente de casa de Hyunjin

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Era Domingo por el medio día, y estaba justo en frente de casa de Hyunjin. No le había contestado los mensajes desde el viernes por la noche, y eso le empezaba a preocupar mucho. No discutieron o tuvieron algún inconveniente, por lo que no encontraba los motivos para ignorarle. Y fuera de eso, lo que más le daba miedo era el simple hecho de que Hyunjin estaba solo. No tenía a alguien que lo cuidara o ayudara, ¿qué sucedería si algo le pasara? Solo él o Minho se enterarían. Hablando de él, cuando estuvieron charlando por mensaje hace algunos minutos, le ha informado que tampoco ha respondido a sus llamados, pero que no le tomó importancia al pensar que estaría con él. Ahora estaba más preocupado.

Tocó la puerta varias veces, llamó a su nombre otras cuantas, pero no obtuvo ni una sola respuesta, pareciera que no hubiera nadie en casa. Trató de abrir la puerta, y cuando esta ni siquiera dio señales de tener seguro, se asustó. Entró a la casa con pena y angustia, pues le desagrada tener que usar esos medios para averiguar que todo estaba bien.

Escuchó un par de estornudos y tos ceca en la habitación de Hyunjin, al igual que algunos jadeos de molestia. Sin importar si quiera lo que pudiera ver, corrió hacia aquél lugar, encontrándose algo preocupante. Tenía sus mejillas, nariz y frente rojas; estaba empapado en sudor, y cuando con tranquilidad se acercó a tocar su frente, pudo jurar que estaba hirviendo sin más.

—¿Lix?, ¿qué haces aquí?—Alzó su mano con dificultad, tocando las frías del pecoso. No quería decirle nada para no preocuparle, pero ya que estaba ahí, se sentía más tranquilo, seguro.

—Me tenías tan preocupado—Sonaba lastimero mientras acariciaba su rostro. No le gustaba verlo así, porque sabía que era por su culpa, pero hasta el momento no podía hacer nada, no tenía fuerzas para consolarlo.

—Estoy bien, solo es un resfriado—Pero no estaba bien, gracias al dolor de cabeza, no pudo buscar bien algunas pastillas o si quiera ponerse un trapo frío en la cara para bajar la fiebre—Lix, ¿me harías un favor?

—Claro, cielo mío.

—¿Podrías buscar mi botiquín que está en el armario? No he podido tomar algún medicamento desde ayer en la tarde—Corrió hacia donde se le indicó, buscando en todos lados, tratando de no desordenar nada. Y entre prendas, y prendas, por fin las encontró. Leyó los nombres de todas las cajas, pero solo quería una en específico.

—Ahora vengo, voy por un vaso de agua—Casi corrió hasta la cocina, y sacando el recipiente de la alacena lo llenó de agua. Hizo su mayor esfuerzo para llevarlo con cuidado y no derramar ni una sola gota, y cuando entró en el cuarto de Hyunjin, este ya estaba ligeramente sentado esperándolo—Me hubieras llamado desde que te empezaste a sentir mal, ¿qué haría si algo te pasa? Ni siquiera me enteraría—Lo estaba regañando mientras se dirigía al baño y tomaba una toalla para bañarla en agua y ponerla en la frente de su mayor.

—Te ves tan bonito enojado—Suspiró mientras apreciaba los buenos gestos que tenía Felix sobre él, pero cuando vio la cara de indignación que le puso, se arrepintió de inmediato de soltar ese comentario.

Un nuevo lindo pensamiento [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora