Con un nuevo look y una nueva identidad y pasaporte falsos el plan fuga entró en vigor. Lo primero, salir del palacio, ya después me las arreglaré para llegar al aeropuerto sin ser descubierta.
Salir con Leah del palacio fue algo problemático, porque no sé si lo recuerdan pero mis padres me han puesto más seguridad que al Papa. Bueno no tanto así pero definitivamente tengo mis propias versiones de luchadores de la MMA respirándome en la nuca.
Leah se encargó de rogarles a mis padres que me dejaran quedarme en su casa. Por supuesto esto fue difícil teniendo en cuenta que después de nuestra conversación sobre matrimonio me negué a salir de mi habitación o dirigirles la palabra cual niña pequeña. Casi podía ver el humo saliendo de las orejas de mi padre de tanto enojo. Aunque eso importó poco para mi niña malcriada interior.
Después de toda una defensa por parte de mi abogada personal, también conocida como mi única y mejor amiga, mis padres accedieron a dejarme salir; no sin antes recordarme que a pesar de tener 25 años, mientras no asuma mis deberes reales, no me considerarán como alguien lo suficientemente responsable como para andar por la vida a su antojo. Así que básicamente sigo siendo tratada como una adolescente que tiene que pedir permiso para salir de casa.
Antes de salir me coloqué los lentes de contacto sin que mis padres lo notaran, no quería que sospecharan demasiado, ya me estaban mirando raro sólo por eliminar las mechas de mi cabello. Por la misma razón no llevo ningún bolso con ropa o enceres. Ya que se supone que me iré de compras con mi amiga, aprovecharé para comprar algo de ropa casual.
Una vez estuvimos fuera del palacio, Leah y yo dimos muchas vueltas por la ciudad hasta llegar a una enorme tienda departamental, en medio de tanta gente sería difícil que me reconocieran y además podríamos perder de vista a las cámaras de vigilancia humanas contratadas por mi padre.
Con la idea de que no era necesaria su protección dentro de los probadores de la tienda, me las arreglé para convencer a mis perseguidores de quedarse cerca de la caja y esperar a que fuese a pagar.
Apenas nos quedamos solas Leah y yo nos metimos cada una en un probador y salimos vistiendo prendas iguales, jeans y sudaderas con capucha, perfectas para cubrir mi rostro. Leah y yo tenemos una figura similar, así que no sería muy difícil que se hiciera pasar por mí y engañar a mis guardaespaldas.
Con un abrazo y la promesa de escribirle pronto me despedí de mi amiga y salí por una de las puertas laterales de la tienda, rezando para que los de seguridad no se den cuenta muy pronto de que quien está con ellos no es precisamente la princesa.
Ya en la calle me las arreglé para tomar un taxi hasta el aeropuerto, y en el transcurso leí un mensaje de Leah. Con un signo de alarma me dejó en claro que la habían descubierto. No me alegraba la idea pero tampoco importaba mucho en realidad. Ya yo estaba lejos y eso era lo que quería en realidad. Además confiaba demasiado en mi amiga y sabía que no me delataría jamás.
Apenas llegué al aeropuerto compré un boleto para el próximo vuelo y me senté a esperar a que pasara la próxima hora y media hasta el despegue. En ese tiempo me entretuve tarareando canciones de diferentes grupos, pasando del rock a canciones pop infinitas veces.
Luego de media hora comienzo a aburrirme y el miedo a que mi plan no funcione comienza a cernirse sobre mí. A pesar del cambio de look sigo teniendo la sensación de que alguien me observa. La posibilidad de que alguien logre identificarme y se revele mi verdadera identidad me hace dudar de si en verdad tomé todas las precauciones.
¿Y si se dan cuenta de que los documentos no son reales y acabo arrestada por falsificación? Oh, si eso llega a suceder Rapuncel va a quedarse corta porque mis padres me van a encerrar de por vida y yo no tengo un cabello extra largo para escaparme.
ESTÁS LEYENDO
Princesa a la fuga
Teen FictionMara Vanderveer no tiene casi nada claro, pero hay una cosa de la que está completamente segura, la vida de princesa no es para ella. Cuando todo ese mundo de realeza y las responsabilidades que lo acompañan se vuelven demasiado para ella, Mara encu...