En dos meses más termina el primer año, y así han sobrevivido a la universidad, bueno al menos la primer temporada.
—Hola pasa —Emma le abre la puerta a Julia— ya tiene que estar por llegar Tricia ¿Quieres algo de tomar?
—No, gracias —se sienta en la cama de Tricia y Emma en su cama al frente.
—¿Te llevas mejor con Atenea? —levanta un ceja— puede que Tricia me haya comentado algo al respecto. Estaba contenta porque lograras llevarte bien con alguien más que no sea ella.
—Bueno también me llevo bien contigo ¿Qué más te ha dicho Tricia de mí?
—Que eres una mujeriega, más bien creo que mencionó algo sobre una fiebre vaginal severa —ella asiente con la cabeza y sonríe—. Bueno, no lo niegas. Que tienes problemas de compromiso, y una fijación severa por el sexo... en general.
—Bueno al parecer hablaron bastante sobre mí —se para y se acerca colocándose frente a frente, lo suficiente como para sentir el calor de su aliento en su boca— ¿Qué hay de ti? —acaricia un mechón de su cabello— ¿Tienes alguna fijación? —baja su dedo sobre su clavícula— alguna que me pueda interesar conocer.
—¿Siempre te funciona lo de invadir el espacio personal de alguien?
—Con una tasa de éxito del 90%, dejaré un margen de error que sigo perfeccionando.
—Sabes que Tricia volverá en algo de dos horas —Julia sonríe, y Emma se le acerca mucho más hablándole sobre sus labios sin dejar de mirarla—. Tus técnicas, no funcionan conmigo Moore.
La corre de en medio y se levanta, toma su teléfono para leer el mensaje que le llegó, sin perder de vista al tiburón en la alberca. Dibuja una sonrisa, abre su mínimo clóset saca una blusa y un pantalón de jean negro.
—Tengo que irme ¿Te quedas o te vas? Para saber si te dejo las llaves —mira la ropa en la cama.
—Me quedo —ella se sienta en la cama esperando.
Emma suspira se saca su camiseta colocándose la blusa y hace lo mismo con el pantalón, Julia observa cada movimiento y graba en su mente cada curva de su cuerpo. Emma se arregla el peinado, se coloca un brillo labial y le tira las llaves a Julia.
—¿Te entreruve los suficiente? Cierra con llave si te vas y déjale las llaves a Meg.
—En realidad cambié de opinión. Me voy —se acerca y la besa en la mejilla—, suerte en tu cita, estás hermosa.
—Gracias. Iré con Sam.
La acompaña afuera y la ve irse con una rubia, bastante linda, luego a ellas se le unen dos chicos. La verdad es que a Julia le ha llamado la atención Emma, desde el primer día, pero no puede tener nada con ella, solo sería arriesgarla a qué algo le pase.
Sigue su rumbo a la cafetería y toma su café en una mesa sola, mientras mira por la ventana, frente a ella se sienta una castaña se ojos verdes que conoce bien.
—Hola Moore.
—Diosa griega, cualquiera diría que te hacen falta amigas.
—Tengo un amigo, pero es gay y así es aburrido, no compartimos intereses y es divertido jugar contigo ¿Cuándo me darás la revancha?
—Bar, fiesta o un antro, elige la arena.
—¿Tricia irá contigo? —busca provocarla y ella le regala una mirada asesina—. Solo bromeo —se ríe— aquí y ahora, sin alcohol de por medio. Solo mujeres, soy lesbiana, entonces una en el baño que te dé su número teléfono, una en la biblioteca que te deje hacerle sexo oral, las bragas de una que sean de color negro pero que se corra en ellas y —sonríe— una profesora.
—Una profesora ¿Qué?
—Tener relaciones y que te dé escrito su número personal. Tienes una semana para...
—Cuatro días. Si yo gano usarás un tutu rosa encima de tu ropa de motoquera, y te pondré una correa para pasearte por el campus.
—Si yo gano, seremos amigas.
Estrechan las manos, y cada una se pone a lo suyo, Julia mira la hora y va a la biblioteca que por ahora hay menos gente y vuelve secándose el rostro luego de lavarlo en el baño del lugar, hizo un dos por uno. A lo largo de los días que le quedan consigue las bragas que guarda en una bolsita de ziploc y solo le queda una profesora, la señora Cole, sería cómo cogerse a la esposa de santa y eso le da un escalofrío, así que va de cacería fuera de las profesoras de su carrera.
—No te pido la cura del cáncer Trish, solo dime si tienes alguna profesora a la que le pueda hincar el diente, tengo que ganar la apuesta, muero por tener a la soberbia con una correa.
Tricia se niega, si se las voltea y descubren que Julia es su amiga, le harán la vida imposible, ella no va a arriesgarse a eso.
—La señorita Knightley de ética y moral en mi carrera, búscala en el ala oeste, a esta hora seguro está sola en la sala de profesores —le dice Emma.
Julia sale casi corriendo, solo le quedan unas horas para que se termine el tiempo, llega a la sala de profesores e intenta entrar pero está trabada, golpea y nada, la atiende la profesora luego de un rato, arreglándose el cabello, una mujer bastante joven, pero se ve reservada. Por el pasillo ve aparecer a Atenea con un papel entre sus dedos.
—Adios profe, gracias por sacarme... las dudas. Hola amiga, que gusto verte —le palmea el hombro a Julia y ella la sigue afuera— que gran día para comenzar una amistad ¿No crees?
—Ojalá que el karma te de una patada en culo Antono... cómo sea que es tu apellido impronunciable.
—Dilo, tal vez nos toque casarnos, ya sabés cómo es mi regla, la mujer que lo pronuncie bien a la primera será mi esposa.
—Ni loca me casaría contigo, aparte no creo que seamos compatibles.
—En eso estamos de acuerdo.
Así fue como se hicieron amigas ganando una apuesta, un escalofrío repentino recorrió la espaldas de las mujeres en el campus, estás dos juntas solo suponen un peligro a su heterosexualidad.
Atenea se la pasa merodeando o vagabundeando como le dice Julia siempre por el campus, cada vez que se juntan a comer y está Tricia, la diosa griega la mira embobada, al principio Julia pensó que solo lo hacía para molestarla, pero luego se dió cuenta de que en realidad es cierto y tiene un crush con Tricia.
—Estaba muy linda hoy ¿No lo crees? —le pregunta a Julia.
—¿Puedes dejar de babearte con mi mejor amiga? Ya te dije que Tricia es hetero.
—Lo sé, pero quizás algún día si tengo suerte...
—Si tienes suerte espero que tu Dios te agarre confesada.
—Moore cuándo yo me enamoro de alguien solo tengo ojos para esa persona, todo lo demás deja de existir, soy fiel y leal. Tú eres la del miedo al compromiso.
—No le tengo miedo al compromiso, solo no puedo estar con alguien. Es peligroso para ellas, enamorarse de mí.
—Wow y yo era la soberbia.
—Ojala fuese por ego ¿Tú no estudias?
—George me prestaba sus libros y los leía cuándo era adolescente, así que digamos que corro con ventaja y... —pasa una rubia delante de ellas y saluda a Julia— ¿Quién es esa?
—Samantha, es amiga de Emma, la compañera de cuarto de Tricia.
—Está buenísima ¿Qué estudia? ¿Dónde?
—Medicina ¿No era que estabas embobada con Tricia?
—Pero tu amiga ni me registra. Ahora voy a ver que tal me va con la rubia, quizás le saqué el número y las bragas
O quizás te cases con ella y te haga mierda.
Julia se sienta frente a Tricia y al lado de Emma en la mesa, conversan y Julia toca a Emma a su lado rozandola con el pie, finge que algo se le cae a su lado en el suelo y al levantarlo acaricia su pierna provocando que Emma se ahogue con su comida.
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Las voltea heteros
RandomLa uni tiembla cuando Julia Moore y Atenea Antonopoulos se hacen amigas. El dúo voltea heteros se conoce y mujer en la que se fijan, mujer que termina convertida.