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Mientras Atenea ha llegado a un arreglo con Sam de cuáles son los términos actuales en los que se encuen, Julia aún a dos semanas no ha vuelto a hablar o acercarse a Emma, no estaba preparada, pero hoy es el día y Tricia le va a ayudar, le dió su llave y el dormitorio libre para que ellas hablen hoy.

Emma entra leyendo unas hojas sin despegarle la vista, deja la mayoría de las cosas en el escritorio de su lado y solo se percata de la presencia de Julia por su perfume.

—¿Qué hacés aquí? —le pregunta sin mirarla, mientras acomoda sus cosas.

—¿Podemos hablar?

—¿De qué exactamente?

—Bueno si me das la oportunidad de explicarte algunas cosas quizás lo sepas —le dice sentada en la orilla de la cama de Tricia— por favor.

Emma se sienta frente a ella en su cama y se pega hacia atrás en la pared, tratando de poner la mayor distancia posible entre ellas.

—Habla.

—Emma —suspira— me gustas, me gusta pasar tiempo contigo —el gesto de la otra mujer se muestra imperturbable— me gusta dormir a tu lado porque me das paz, me gusta verte, escucharte, tu perfume...

—Ya entendí el punto.

—No es seguro que yo te guste Emma o que tengamos algo, o siquiera que estés cerca de mí...

—Sé cuidarme sola y...

—¿Recuerdas las cerraduras del lado de adentro en mí habitación en mi departamento? Sé que las recuerdas, porque te ví, viéndolas, pero no preguntaste -antes de que pregunte o diga algo vuelve a hablar—. Cuándo era joven, tuve un acosador y me hizo daño, pero no solo a mí, sino también a una novia que tuve, por eso no tengo parejas, por eso no me comprometo con nadie —la frena antes de hablar—. No es una excusa, ni es falta de compromiso, lo que más quiero es tener a alguien a mi lado, que no se marche a la mañana siguiente y seamos nada. Esa persona puede no ha sido atrapada y es un riesgo constante Emma ¿Lo entiendes?

—¿Y pasarás tu vida sin estar con alguien por eso? ¿Dejarás que arruine tu vida y tu felicidad?

—Con tal de asegurarme de que nada le pase a mi pareja, sí, claro que tomaré eso, al menos así me aseguro de que no les pase nada.

Emma asiente, se levanta, mira la hora en su teléfono, lo pone en vibrador, le coloca llave a la puerta y se la deja puesta, se para frente a Julia que no se ha movido.

—Osea que yo en esto no tengo ni voz, ni voto. Levántate —Julia mira hacía el suelo sin hacerle caso, entonces Emma se sienta encima de ella, frente a frente con ambas piernas al costado—, yo sé defenderme, sé que gustas y sé que no voy a irme de tu lado porque un rarito te acosa, porque si estuviera trás de mí, eres el foco de su obsesión y no voy a dejar que nada te pase a ti tampoco. Ahora Moore, no hay muchas opciones, o nos besamos ahora e intentamos algo, aunque sea de puertas para afuera cómo amigas, o me quito quedamos como conocidas que de vez en cuándo se juntaban a dormir y te digo hola y chau.

Julia la mira y duda, la verdad es que Emma le gusta demasiado y es más ha llegado a quererla en estos meses ¿Pero vale la pena el riesgo? Quiere convencerse de que sí, tal vez ahora siendo más grande, teniendo el apoyo de sus abuelos, quizás pueda ser diferente, tal vez esta vez, si pueda estar con alguien. Emma la mira esperando, se va a quitar cuándo Julia la besa, y ella le devuelve el beso, están así un rato, hasta que respirar es necesario.

—¿No tienes problemas en que seamos solo nosotras de puertas adentro?

—No, pero tampoco quiero que sigas tirándote a cuánta mujer u hombre se te atraviese. Somos exclusivas entre nosotras, entonces ¿Estamos saliendo?

Las voltea heterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora