Lo inevitable llegó, un divorcio y una nueva etapa. Atenea descubrió a su esposa teniendo sexo con el terapeuta que se trataban, le pidió ahí mismo el divorcio y comenzó el papeleo al día siguiente, aún algo en shock, fue capaz de llorar en los brazos de Tricia luego de que hizo dormir a su bebé.
—Vine tan pronto cómo pude —entra Julia y se sienta al lado de Atenea tomándole la mano— ¿Tienes dónde quedarte?
—Sí —dijo secándose las lágrimas—. Venderemos la casa y dividiremos las ganancias, también los muebles y todo lo nuestro. Acepté dar clases en la universidad este año que comienza, necesito mantener la cabeza ocupada.
—Yo estaré en la sucursal nueva, mi hermano se casa y vendré a hacerme cargo un tiempo. Ven a quedarte a mi departamento, tengo una habitación de sobra y necesito una diosa olímpica que me cocine, solo hasta que encuentres un lugar dónde quedarte.
—Esta bien, pero solo mientras encuentro otro lugar dónde vivir ¿Te importa si mientras sale el divorcio compro una casa a tu nombre? No quiero que me siga quitando más cosas.
—Cuenta conmigo —Tricia abraza a Atenea y ella se deja abrazar—, pero recuerda que Tricia está casada y tiene un hijo —las tres ríen—. Pobre de tus alumnos cuándo empiecen las clases harás sus vidas miserables, menos mal que no serás mi profesora.
La diosa griega se mantiene neutral y firma el acuerdo de divorcio se lo manda a Samantha por correo pero jamás recibe una respuesta de ella con los documentos de vuelta, le dice que está de viaje y en cuánto vuelva va a verlos. La diosa griega camina por la universidad a paso firme y con el mentón hacía arriba, clavando la mirada en el horizonte, sabe que le clavan las miradas pero no le importa, mira la hora y va a tiempo para su clase, va por uno de los jardines cuándo alguien la lleve literalmente por delante haciéndola caer al suelo, ve a la bestia que la ha atropellado, una chica de cabello negro y ojos azules, que encima se da el tupé de enojarse.
—¡PUTA MADRE! —dice en español― ¿No ves por dónde vas? ¡Imbécil!
―Mocosa, tú me chocaste a mí. ¿A dónde vas tan apurada? ¡¿Cómo te llamas?!
―No tengo tiempo para esto —la mira directo a los ojos y la diosa piensa que va a cometer homicidio desde tempranito― tengo que rendir un examen, debo irme, ya voy tarde, ahora más tarde por tu culpa ―se quito de encima―. Fíjate por donde vas la próxima vez, tarada.
Se va corriendo y otros alumnos se acercan para ayudarla a parar, recoje sus cosas del suelo, sacude su ropa y en cuanto descubra el nombre de la niñata que acaba de chocarla, hará su vida miserable. Mira al suelo y ve un reloj tirado y roto, pregunta a quienes le ayudaron si es de alguno de ellos, pero no es de nadie, si no es de ellos es de la mocosa atropelladora.
Entra al aula tarde, enojada deja sus cosas sin mirar a los alumnos, que mala manera de empezar el día. Levanta la mirada y ve a la misma pelinegra de ojos azules bajando apurada, deja el maletín y se dispone a hablarle solo a ella, sacudiendo un poco de pasto de su camisa.
―Que ingrata sorpresa. Vuelve a tu lugar ―quiso rechistar y se acerca más― te quedas cuando termine la clase, me debes una disculpa, mocosa.
―Estoy de salida, tengo que buscar algo importante, lo perdí... ―comenzó a entrar un poco en pánico.
―Toma ―saca de su bolsillo lo que había perdido y exhala aliviada― supongo que es tuyo. Ahora vuelve a tu asiento, y no te lo estoy pidiendo.
Ninguna de las dos se percata, de que tienen audiencia a su alrededor bastante atentos a la conversación. Vuelve a su asiento y la contienda empieza, les explica cómo es que se escribe y se pronuncia su apellido, la primera en pronunciarlo bien por primera vez a la primera es la mocosa y eso hace que Atenea tenga una fibrilación ventricular pequeña.
<<Maldita sea así que serás mi futura esposa al parecer. Tendré que domesticarte mocosa, no me gustan rebeldes>>
—¿Qué tal tu primer día de profesora?
—Una mocosa ingrata y mi futura esposa me chocó, literalmente me llevo por delante.
—¿Cómo que tu futura esposa?
—La mocosa dijo bien mi apellido a la primera.
—¿Y es tu alumna? —Julia se ríe— el karma te dió en la geta Antonopoulos.
—Tu secretaria te hará tragar mierda Moore —Julia se ahoga— ¿Te crees que se me ha pasado que la llevas mencionando bastante veces en nuestras conversaciónes?
—Es hetero y es del trabajo, no voy a meterme con ella.
—¿Que apostamos? La última vez terminaste con las iniciales de mi nombre en tu espalda.
—Fue un empate soberbia, no es porque hayas ganado. Mejor ya no apostemos.
—Miedosa, gallina McFly —le muestra el dedo medio y Atenea se ríe.
—¿Cómo va lo del divorcio? Desde que te mudaste hace dos meses no hemos vuelto a vernos.
—Va en camino, Samantha no ha firmado aún, que está de viaje y que cuándo vuelva va a firmar el acuerdo. Algo me dice que no me hará las cosas fáciles.
—Cómo siempre básicamente —Atenea agacha la mirada a su plato— ¿Cómo vas con la busqueda del nuevo interno para la firma?
—Ningún candidato me convence, no quiero tener a alguien a cargo que sea un inoperante, necesito a alguien que me desafíe y se plante firme con sus ideas.
—¿No te parece algo difícil? Eres demasiado imponente Atenea, seguro a todos tus alumnos los hiciste cagar de miedo hoy.
—La mocosa que se cree autito chocon, no pareció muy intimidada. Hasta me desafío varías veces a lo largo de la clase, la bajaré de un hondazo, aunque los demás profesores hablan bien de ella.
—¿Quieres casarte con ella o hacer que te entierre?
—Algo me dice que vamos a juntarnos en unos meses más y no vamos a pensar lo mismo ¿Cuándo conoceré a tu secretaria?
—Ve a verme por la empresa, pide un turno y hablemos ahí. Pero ni se te ocurra levantartela, no quiero que te metas con gente de mi círculo de trabajo.
—¿Y porqué la regla se extiende a mí, si ella no es mi empleada?
—Porque yo lo digo.
—Eres una posesiva de mierda, y para no estar con ella la marcas demasiado ¿Dejarás que se acerque? —toma un trago de su café— ya somos adultas Julia, ella...
—Victoria.
—Victoria no es Emma —le da un toque en la mano—. Mereces ser feliz con alguien.
—Sabes que hay riesgos.
—El imbécil está casado y hace mucho que no hace nada más en tu contra. Intenta ser feliz y si se da, no seas la imbécil arrogante y prepotente que sueles ser con todas. Se mejor ¿Está bien?
—Va lo mismo para ti ¿Has vuelto a estar con alguien?
—Nada formal. Tampoco tengo ganas de tener algo formal ahora, estoy separándome, quiero estar un tiempo sola.
ESTÁS LEYENDO
Las voltea heteros
RandomLa uni tiembla cuando Julia Moore y Atenea Antonopoulos se hacen amigas. El dúo voltea heteros se conoce y mujer en la que se fijan, mujer que termina convertida.