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En cuánto Emma se quedó dormida, Julia se levantó a tomar la ropa que habían dejado tirada, llevando todo a la habitación y le colocó la traba por dentro a la puerta, no puede dormir tranquila sino se asegura que todo quede bien cerrado, así que hace su ritual de verificación antes se volver al lado de la mujer que duerme en su cama y le manda un mensaje a Atenea de que el desayuno se cancela. Se acuesta finalmente tranquila al lado de Emma y recién es ahí cuándo logra conciliar el sueño.

Despierta al sentir unos caricias recorrer la piel de su espalda y sus hombros, luego un beso en su hombro que le saca una sonrisa.

—Buenos días —le dice a Emma con la voz rasposa y la ve vestida— ¿Qué hacés vestida?

—Preparé el desayuno, te dejaría dormir pero van a ser las 12 am y se te juntará el desayuno y el almuerzo.

—¿Es tan tarde? —se despereza dándose la vuelta y su pecho queda sin sábanas y Emma la mira— ¿Te gustan?

—Me gustas Moore —Julia sonríe y ella se acomoda a su lado para regalarle pequeños besos por el rostro y el costado de su cuello que la hacen sonreír—. Levantate y te espero en la cocina para que desayunemos juntas —le regala un beso y haciendo uso de su voluntad se levanta.

En la cocina coloca dos tazas en la barra y sirve el café caliente, Julia se acerca a ella descalza con un pantaloncito corto y una camiseta de las pocas que tiene porque prefiere las camisas, la toma por el costado y la besa.

—¿Descansaste?

—Bastante y muy bien.

Julia toma asiento y le da un trago a su café, lo prefiere sin azúcar. Si sacarle los ojos de encima hasta que toma asiento a su lado, la castaña toma su mano.

—¿Julia esto va en serio para ti? Porque para mí si, muy en serio, pero necesito saber si es recíproco.

—Sí, para mí va en serio —Emma le suelta la mano y asiente, sin mirarla pregunta.

—¿Quierés ser mi novia? —Julia dibuja una gran sonrisa es increíble que finalmente puede ser feliz sin miedo a serlo— No tengo relaciones con cualquiera y me gustaría estar en pareja formal contigo, claro que eso también implica que conozcas a mi familia —sus manos comienzan a jugar con lo que hay sobre la americana tratando de mantenerla ocupada.

—Me encantaría —le dice con la voz un poco más gruesa de lo que pensaba— ser tu novia —Emma le regala una mirada llena de brillo y suelta un suspiro— ¿Pensaste que te diría que no?

—Si, no, bueno no lo sé. Es que por las cosas que hablamos y los términos en los que estamos...

—Podemos seguir siendo novias, a ti te queda un año más para terminar tu carrera, podemos aguantar un poco más y luego ver que pasa ¿Qué te parece? —la otra mujer asiente con la cabeza— ¿Así que conocer a tu familia? ¿Crees que les puedo llegar a caer bien? Digo básicamente por el tema de ser mujer.

—Sí, mientras yo sea feliz, no les importa si llevo a un alien.

—¿Eres feliz? —sonríe.

—Lo soy ¿Entonces puede llamarte en privado, de una manera más cariñosa? No sé cómo amor o vida o algo así.

—Llamame cómo quieras. Novia mía.

Emma sonríe ante esa forma de ser llamada por su ahora oficialmente pareja. Terminan de desayunar y levantar todo, Emma se mete a bañar y le pide a Julia meterse con ella, a lo que la otra claramente accede y luego de bañarse entre besos terminan en la cama repitiendo lo de anoche, para quedar abrazadas.

—Atenea nos invitó a su casa, bueno a la casa de su padre para invitarnos a comer, también a Sam y Tricia —se queda pensando en su amiga y es Emma quién toma la palabra primero.

—¿Crees que Tricia se alegre de nuestra relación? —hace la pregunta mientras juegan ambas con sus manos— es cómo una hermana para ti y sé que su opinión te importa.

—Ella estaba más preocupada por ti que por mí, te aprecia mucho —le acaricia la mejilla—. Trish tiene un don para ver la bondad de las personas, por eso sé que será una gran psicóloga. Rara vez se equivoca con alguien.

—Bueno supongo que es un peso menos.

—Si conozco a tu familia ¿Te gustaría conocer a mis abuelos? —Emma la mira— estoy segura que les vas a gustar —ella asiente y la besa acomodando su cabeza en su pecho.

Coordinando con Atenea y Sam, se encuentran en el departamento de Julia, golpean la puerta, mientras la diosa griega tiene acorralada a Sam a besos en la orilla de la puerta esperando que abran, le pasa la botella de vino a Julia y luego de arreglar un poco a la rubia pasan saludando a Emma. Sentadas le dan la noticia y Sam mira a Atenea que no la mira.

—¿Ustedes en que terminos están? —pregunta Emma.

—Follo amigas al parecer. A la diosa griega le dan fobia las relaciones —responde Sam y Julia mira a su amiga riendo— ¿No es así Atenea?

—Podemos ser novias si quieres, solo tienes que pedirlo Sam.

—Entonces se mi novia.

—Bien —Atenea se encoje de hombros, toma un cigarrillo y sale al balcón a fumar.

—¿No te molesta que fume tanto? O el olor desagradable del tabaco —le pregunta Julia.

—Honestamente me da igual, mi ex novio era peor con el vicio que ella.

Ve a Atenea apoyada en la baranda del balcón dándole la espalda a la puerta con un cenicero en la mano mientras tira humo, Julia se coloca a su lado dejando una distancia entre ambas.

—Por la sonrisa de Emma y por como la miras, supongo que ya cogieron.

—Anoche ¿Así que ahora estamos de novias? —Atenea sonríe y la mira de reojo— ¿No crees que la rubia y tú duren mucho tiempo?

—Me gusta estar con ella, pero no está en mis planes inmediatos casarme por ejemplo, quiero terminar mi carrera y aunque el estudio de George es algo seguro en cuánto me gradué, tengo que hacerme una reputación y un nombre, eso no va a pasar si ando perdiendo el tiempo en una relación. Pero supongo que solo es seguirle la corriente y ver hasta dónde llegamos —deja el cenicero en la mesita al lado de la silla y se acomoda de espaldas a la baranda—. Te felicito por los de ustedes, se las ve feliz —le toca el hombro, ella no se dan abrazos.

—Gracias y corresponderle a Sam no te hará daño.

—Lo sé, pero ella comienza su residencia el año que viene y quiere ser también la mejor neurocirujana, entenderás que en mujeres ambiciosas cómo nosotras, una relación es más un estorbo ya que hay que dedicarle tiempo. La pasamos bien y estamos mejor así, cuándo esto termine será un lindo recuerdo y si la vida nos vuelve a juntar en el futuro supongo que será grati reencuentrarnos un poco más asentadas y con una carrera un poco más firme —mira hacía adentro y le tira un beso a Sam—. Aparte ella no quiete hijos, y yo quiero en un futuro tener una familia, quizás un perro con nombre absurdo llamado Bobby y unos tres niños —mira a Julia— hace unos días soñé con un niño rubio y una niña de cabello castaño y ojos marrones, el bebé se parecía a Sam, pero no sentía que ella fuera parte de ese futuro —suspira— de espaldas había una pelinegra haciendo dormir a la bebé, quizás sea una señal.

—¿O quizás ya te volviste loca? —ambas ríen y ven a sus mujeres adentro conversando— quiero a Emma —suelta Julia— y aunque no quiero casarme y menos aún tener hijos, definitivamente no quiero tener hijos, seré la feliz tía de los hijos de Tricia y los tuyos ahora. Puedo imaginar un futuro al lado de ella.

—Me alegro por ti Moore y más te vale que no malcries a mis futuros hijos, me das toda la impresión de ser una tía derrochadora de dinero. Tendrás que conseguirte una que te mantenga corta la correa. Vamos adentro que hace frío.

Cada una se acerca a su mujer besándola, Atenea se lava las manos, y ayuda a Julia a poner la mesa. La diosa griega es bastante melosa con Sam, en cambio Julia es quién recibe los mimos y caricias por parte de Emma. La velada termina bastante bien, la pareja se va y Emma se queda nuevamente una noche más en lo de Julia que a primera hora la deja en el campus para sus clases, no sin antes aprovechar hasta el último minuto de besarla en el auto, dejando que Emma se marche con una gran sonrisa y los labios un poco hinchados.

Las voltea heterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora