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Después de la ajetreada ducha llena de besos y caricias, Hyunjin se ofreció a prepararle un desayuno a Jeongin.

¿Estaba retrasando su despedida?

Claro que sí.

Por alguna extraña razón, Hyunjin sentía que no podría dejar ir al pequeño rubio así sin más.

Así que ahora, se estaba esforzando por hacerle fideos acompañados de huevos y un delicioso jugo natural de naranja.

Jeongin lo veía maravillado desde su lugar, es que; ¿Sam no podía ser más perfecto? El menor estaba encantado con sus ágiles movimientos, yendo de acá para allá por toda la cocina.

Hyunjin sirvió los platos para ambos, dejándolos en la barra de la cocina.

-Woah, ¿hay algo en lo que no seas bueno? Preguntó Jeongin, sin despegar la vista del delicioso platillo que fue puesto frente a él. Olía delicioso.

-No me he puesto a pensar.- Respondió sonriente el mayor. -Como sea, hay que comer o se enfriará.- El rubio asintió y en un cómodo silencio empezaron a degustar la comida.

Un ruidito satisfecho emitió Jeongin al dar el primer bocado.

La comida estaba deliciosa.

-De verdad, eres bueno en todo.- Halagó. -Deberías enseñarme algún día. - Dijo vagamente. -Yo apenas y sé hacer un huevo frito, y se me quema.

Ambos rieron por el comentario de Jeongin.

-Podría enseñarte cuando quieras.- Hyunjin propuso sin pensarlo mucho. Sin pensar que dentro de la cabecita de Jeongin esa idea lo había ilusionado.

-¿Seguiremos viéndonos?- Preguntó con un brillo de ilusión en sus ojitos zorrunos. -¿Cuándo sea?-

Hyunjin bebió de su juego evitando responder. Jeongin lo veía impaciente con una bella sonrisa.

Hyunjin nunca veía una segunda vez a sus amantes.

Al contrario, era fiel creyente que entre más lejos, mejor; Y no superar esa línea que tanto le había costado marcar, línea que separaba su vida como Sam y Hwang Hyunjin.

Dejar que Jeongin cruzara esa línea sólo lo ilusionaría a cosas que jamás podrían pasar.

Si bien, había sentido una gran conexión con Jeongin, conexión que jamás tuvo con ningún otro amante, conquista o lo que fuera, su "trabajo" como creador de contenido para adultos, no le permitiría forjar algo con él, más que sexo.

Ahora, se culpaba por no pensar antes de hablar.

Y los ojitos llenos de ilusión de Jeongin, no le permitirían retractarse.

¿Pero qué habría de malo enseñarle un poco de cocina al menor?

Nada.

Es más, podrían ser amigos.

𝑰 𝒂𝒎 𝑺𝒂𝒎 ~ 𝑯𝒚𝒖𝒏𝒊𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora