↱𝙋𝙧𝙚𝙙𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙖𝙙𝙤𝙨↲ - 𝘑𝘶𝘥𝘦 𝘉𝘦𝘭𝘭𝘪𝘯𝘨𝘩𝘢𝘮

Capitulo 36 p.2

Nota:
Lo siento mucho, hubo problemas con la publicación y no guardó la última mitad del capítulo. Por cierto lo pude recuperar, y aquí lo tenéis ❤️❤️❤️🙏🏻🙏🏻🙏🏻

Tras una media hora en coche, Aurelia ya estaba más calmada comparada a antes, pero podía ver cómo su cuerpo entero seguía temblando debido a los nervios y a la ansiedad que sufría.

Cuando llegamos al hogar de Trent, nos encontramos al futbolista ya esperándonos en la puerta. Ayudé a la italiana a salir del coche con Blacky en sus brazos puesto que seguía encontrándose mareada.

- Elia, ¿Estás bien? Puedes quedarte en mi casa hasta que se calmen las cosas - preguntó sutilmente Trent al ver la mala cara de la italiana.

- Sí... No te preocupes y gracias, solo me siento mareada, quiero dormir - respondió Elia con la voz rota de tanto llorar.

-Mi amor, quédate aquí con Trent mientras voy a casa a recoger tus cosas ¿vale? - expliqué con un tono amable y bajo para no estresar a Elia.

Frente a mi propuesta, la italiana simplemente asintió la cabeza con su mirada perdida.

Al verla tan desanimada, me acerqué a su frente y le di un beso tierno para poder animarla.

- Tranquila, todo va a estar bien, estaré junto a ti sin importar lo que pase, afrontaremos esto juntos, te amo - susurré.

Aurelia
Al escuchar lo que me había dicho Jude, no pude aguantar más las lágrimas y comencé a sollozar de nuevo, como si estuviese reviviendo mi niñez de nuevo.

No me salían las palabras, por lo que comencé a asentir la cabeza como forma de responder a lo que había dicho.

"Gracias, yo también te amo"

Fueron las únicas palabras que salían de mi voz, aunque era complicado descifrar lo que realmente había dicho debido a los sollozos.

Pero al ver que Jude sonrió ante mi torpe respuesta, supe que lo había entendido.

Jude
Luego de estar abrazándo a Elia por un rato y asegurarme de que se encontraba mejor, nos despedimos y me fui con el coche en dirección a mi casa.

Durante el trayecto, opté por llamar a Ancelotti para ver qué es lo que realmente había pasado, y de por qué se habría filtrado todo tan de repente.

Aunque Elia siempre me había dicho que nada de móviles ni llamadas mientras se conduce, esta vez tuve que romper el trato. No podía esperar a que llegase a casa.

-Jude necesitamos hablar- sonó la voz del italiano al coger la llamada.