Mi amada castaña

Hormonas

_ ¡En serio mamá, nosotros no somos degenerados!_ gritó Theo resentido_ tu hijo soy yo, no Lu.

_¡Esas tiernas niñitas como ustedes las llaman, nos desafían y si no hacemos lo que ellas desean se enojan!_ reclamó Blaise está vez. Incluso después de 1 día y medio, ayer recién me habló Ginebra. Con el temperamento tan volado que tiene, temía que me lanzará la copa de helado por la cabeza.

Elizabeth escuchaba las quejas de los chicos y no lo podía creer. Su mente volaba hacia la imagen inocente de Luna, su sonrisa, su candidez ... Luego rememoro sus 14 años, en ese entonces su corazón latía por un guapo castaño, Hufflepuff, hijo de muggles llamado Edward Finch-Fletchley, sus besos sabor a cereza o eso le parecía a ella, le alborotaban las hormonas, el solo recordar esas escapadas le hicieron colorear el rostro. Se giro rápidamente para no delatarse. Luego la nostalgia se apoderó de ella transformándose en una traviesa lágrima que rodó sin permiso por su mejillas izquierda. No pasó nada de que arrepentirse, Pero ganas no faltaron... Ella tenía que cumplir con el contrato matrimonial y casarse con Theodore Nott senior al término del colegio.

Lory suspiró. Los recuerdos de sus épocas estudiantiles también llegaron a ella. Siempre fue así. Mucho más liberal que Narcisa y Elizabeth. Conoció el amor en los brazos de Sirius Black, quiso casarse con él, Pero el griffindor rechazo su oferta. Lloró mucho, más al fin aceptó la propuesta matrimonial de Alessandro Zabini.

Después del baile de Navidad hablaremos con los Weasley y Xenophilius Lovegood.

Los chicos emocionados abrazaron a sus madres y besaron sus mejillas... ¡Gracias! ¡Gracias!. Se despidieron para regresar al colegio.

Luna no podía dormir, salió de la torre de Ravenclaw, rumbo a las cocinas por un vaso de leche tibia.

Al llegar, Ginebra también estaba bebiendo leche, pero con galletitas de vainilla.

_ ¿Tú tampoco puedes dormir?_ preguntó la pelirroja acercándole el tazón de galletas.

_ Extraño a Theo, apenas lo ví en la heladería _ aseveró triste la pequeña rubia _ siento que huye de mi deliberadamente.

_ He oído a Ron decir que cuando se reúnen en las mazmorras, las chicas murmuran sobre nuestros novios, incluso han sacado a rastras a una o dos de la habitación de Blaise. Cómo están enamorados nos respetan.

_ Pero ahí les conocen como "los maestros del sexo" a Theo, Draco y Blaise.

_ O sea que no son tan serios como aparentan, sin embargo, eso se terminará el día de la fiesta de Navidad _ dijo sería Luna.

_ Sí _ estoy de acuerdo contigo.

Al salir de las cocinas murmuraban los detalles faltantes. Iban tan entretenidas que chocaron sin querer con dos pechos duros.

_¡Auch!_ se quejo Ginebra. ¿Por qué no ves por dónde caminas?

_ ¡Ey cuidado con esa boquita!_ retó Blaise muy serio. Ginny al oír su voz se mordió el labio acercándose como una felina hacia su presa.

Theo al ver que era Lu, la abrazó tiernamente, levantó su mentón para besarla mientras la acompañaba a su torre.

_ Mañana me puedes llevar a conocer el hotel donde se hospedan las tías _ pidió Luna con cara de inocente.

Theo movió su cabeza mecánicamente, el solo hecho de combinar... Te llevaré al hotel ... Respiró profundamente y rogó _ ¡Merlin que pasen rápido estos 4 años!.. Repetía ansioso.

La dejo en la puerta, para correr como pudo a los baños de prefectos. Se mojo la cabeza, la cara y respiró varias veces para calmarse.

Blaise se dejó hacer, recibió sus besos, caricias y jueguitos locos de su novia, más cuando se dió cuenta de las intenciones de la pelirroja, más el moreno meneo su cabeza de un lado al otro...Lo siento señorita _ respondió

_Vamos te acompaño a tu torre, no es hora de que andes afuera_ ¡Pronto amor, te lo prometo! Besó su frente y la acompaño de vuelta.

Theo se lavaba las manos cuando Blaise se paró a su lado para lavarse la cara también.

Draco entró minutos después echando pestes.

Al cabo de unos minutos Theo miraba a sus amigos espectante.

Blaise suspiró. Pansy ha estado aconsejando a las chicas.

_ ¡Sí, claro!_ admitió Draco. Tanto fue el consejo que Astoria no me da ni la hora.