Mi amada castaña

Fiesta de Navidad 3

Entrando a la habitación Draco se quedó impactado por la decoración, había velas blancas y  pétalos de rosas que formaban un camino directo a la cama.

—Astoria recuerda que nosotros tenemos un contrato matrimonial desde que naciste, así que no debes dudar, que cuando finalices el colegio seremos marido y mujer.

—Eso está bien amor, pero está noche voy hacer tuya y tú mío —dijo  mientras el vestido  caía y dejaba ver un babydoll verde esmeralda con toques de negro

Draco tragó grueso por la belleza que tenía enfrente, mientras su miembro se puso duro de repente.

Respiró profundamente varias veces, debía  controlarse para no hacer una locura, pero su autocontrol quedó en el olvido, cuando Astoria lo besó y  se froto descaradamente, su piel caliente lo volvía loco.

Astoria aprovechó y puso el hechizo muffliatos.

Empezó a desabrochar los botones de la camisa entre besos y caricias, después agarró el cinturón y lo aventó al suelo,  lo siguió el pantalón, dejándolo en boxer y ella en lencería, era su momento, lo que ellos estaban esperando, poco a poco se acostaron en la cama sin dejar de besarse, las últimas prendas desaparecieron.

— ¿Estas segura, puedo parar? — preguntó con dificultad Draco.
— ¡No quiero que pares, quiero que me hagas el amor toda la noche! —exclamo y lo besó .
Después de eso Draco no se contuvo más y comenzó a esparcir besos por todo su cuerpo.

Hasta llegar a su vientre, allí se dispuso a acariciar su clítoris con movimientos circulares, primero con uno y luego con dos dedos, cuando notó que estaba demasiado mojada, entró en ella de un solo golpe, Astoria gritó, pero Draco besó sus lágrimas mientras le decía cuánto la amaba, poco a poco su cuerpo se fue acostumbrando a la intromisión, y el placer llegó, en su falta de experiencia comenzo a moverse, quería más, mucho más.

Draco entendió su desesperación así que primero fue despacio, después rápido, verla  roja de placer lo excitaba aún más.
Las penetraciones eran cada vez más rápidas y profundas,  sintió que tocó un botón que le dio más placer a su novia.

En ese momento los dos se miraron, la luz de la luna entró por la venta iluminando a la pareja, la magia los envolvió llegando así al mejor momento de la noche.

Para ambos llegó el ansiado orgasmo, sin embargo, para Draco que aunque no era su primera vez sintió como el amor de Astoria invadió todo su ser enamorándose mucho más.

Astoria sonrió, las mariposas no dejan de revolotear. Cómo si estuvieran sincronizados, el rubio busco su boca quería beber más de ella si fuera posible.

Los giró a ambos, para que su mujer pudiera descansar en su pecho... Su mujer, se escuchaba tan bonito, de repente despertó del letargo romántico, buscó en su mente y susurró _ accio varita _ al llegar a su mano hizo un hechizo ya conocido sobre Astoria, quien ya dormía plácidamente.

Atrajo el edredón y los cubrió para quedarse dormido él también.