Ríndete a mi estilo

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Hoseok se levantó temprano saliendo de las garras de su Alfa quien nunca había dormido tan profundo como lo hacía ahora. Bajó hasta la cocina y vio a Saiko con las empleadas quienes conversaban acerca de la fiesta de ese día en honor a los hijos del alfa. Hoseok se quedó tras la puerta y escuchó, nadie se peecataba de la presencia del Omega pues su aroma solo era percibido por su Alfa.

— Señora Saiko, ese Omega tendrá a tres cachorros, pero aún lo veo tan poca cosa para nuestro Alfa.

— Es que definitivamente era mejor la Omega Ji-Eun, ella es preciosa y sofisticada. — Dijo Saiko, Hoseok se preguntaba el porqué se mantenía en su casa, tenía ganas de sacarla de los pelos, pero desde luego sería algo poco elegante. ─ Ella estuvo a un día de casarse, hasta se puso el traje de bodas y las fotos eran geniales. 

─ Lo era señora Saiko, de no ser por ese Alfa Lee tendríamos a una Omega hermosa y no a ese chico sin nada de elegancia. 

Hoseok odiaba ser comparado con Omegas, pues sabía perfectamente que no era un Omega como los demás, pero el sacar a Saiko de las greñas resultaba más tentador que nunca. No sabía que Ji-Ho era primo de Taehyung y se había enlazado con la Omega Min, pero permanecía en la casa del Alfa pues era uno de sus hombres de confianza, además de ser amigos y familia. Saiko no entendía que la familia es lo más importante y seguía dando su opinión sin saber si eso era lo que su Alfa quería.

— O Sana, ella era hermosa  y su aroma era delicioso.

— Si, pero nadie más sofisticada que Yon-Ah ella era un sueño. — dijo otra de las empleadas, Jimin estaba tras Hoseok y notó su rostro, sabía que le dolía el hecho que su esposo hubiese tenido solo Omegas de amantes. Pero Hoseok sacó algo de su bolso, que por alguna razón nunca dejaba, se acercó a las chicas y lanzó aquella bombita que estalló provocando que las cuatro Omegas que estaban hablando de él se asustarán y gritaran. 

Luego salió ante ellas y empezó a reír, aquellas mujeres lo vieron sintiendo ganas de matarlo, pero al mismo tiempo tenían ganas de huir; sabían que su líder les destruiría si se daba cuenta de lo que ellas habían dicho. ─ ¡Si vieran sus caras! ─ Decía Hoseok mientras reía, Jimin estaba feliz viendo el momento que había capturado en su teléfono, ya su esposo tenía aquellas imágenes. 

─ ¿Por qué haces esto?

─ Porque puedo, además es más leve que lo que he imaginado hacerles. ─ Salió de la cocina y olvidó el desayuno, Jimin observó a las cuatro Omegas y les dijo. 

─ Yo no me quedaré callado, prepárense para las consecuencias. ─ tomó unos sándwich y jugos colocándolos en una bandeja, luego salió detrás de Hoseok. Lo encontró pateando el césped y caminando al rededor de una fuente. Jimin le dio un sándwich y un jugo, empezó a comer junto con él, pero Hoseok estaba enojado. 

De pronto vieron a Taehyung salir de la mansión junto con Ji-Ho, el alfa se notaba molesto, pues despertar tarde y sin el Omega que le había hecho dormir tan bien le había molestado demasiado. Taehyung vio hacia la hermosa fuente del jardín y allí lo vio junto a su hermano, vestía en pijama simple, parecía más joven de lo que era y el Alfa no entendía cómo le había hechizado. Hoseok por su parte no sabía cómo le atraía aquel Alfa que le veía como si fuera insignificante. 

─ ¿Cómo era esa Omega?

─ ¿Cuál?

─ Con la que estuvo a punto de casarse. 

─ ¡Oh! Ella es hermosa, incluso se veían bien juntos, no te mentiré... Pero encontró a su alfa destinado que resultó ser uno de los amigos de Taehyung. Creo que pronto la conocerás, ella vendrá al banquete  que han preparado esta noche en honor a tus hijos. Pero la otra  fue Sana, ella falleció por una flecha envenenada que lanzó Arata contra Taehyung, ella no me agradaba y menos a Jin, pues decía que manejaba a todos como títeres. 

SurrenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora