Capitulo I

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Su largo cabello danzaba con el viento, el hokage, Kakashi Hatake, la había solicitado en su oficina junto con su equipo, pasaba del medio día, así que pensaba que debía ser algo importante.

Llegó a pasos apresurados, se había atrasado ya que debía hacer unos deberes del clan. Tocó delicadamente la puerta al llegar e inmediatamente se presentó con el Hokage.

—Hokage-sama, buenas tardes, disculpe el retraso. —dijo apenada.

—No te preocupes Hinata, adelante pasa. —dijo el cenizo en un tono amigable y despreocupado.

—Bien, Kakashi-sensei, ¿para que nos llamó? —preguntó Kiba ansioso.

—Tengo una misión para ustedes. —comenzó a decir. —Su misión será localizar a unos ladrones de la aldea de la hierba, se han llevado unos pergaminos muy importantes para nuestra aldea. Son cinco, tres de ellos llevan tatuajes y marcas por todo el cuerpo, y los otros dos, son gemelos.

—De acuerdo. —asintieron todos.

—Escuchen, puede ser una misión muy larga, dependiendo de cuánto tiempo les tome encontrarlos. Les daré tiempo para alistarse.

—Gracias Kakashi-sensei.

—Bien, designo a Shino como líder de esta misión, partirán mañana en la mañana, así que aún tienen tiempo para prepararse. Estas son las descripciones de los bandidos. Pueden retirarse chicos, gracias por venir.

Los tres salieron de la oficina, Kiba se notaba emocionado por la nueva misión.

—¡El equipo 8 de nuevo reunido! —gritó Kiba y un ladrido de Akamaru se escuchó al segundo.

—Si, es bueno volver. —asintió Hinata.

—No es justo que hayas tenido vacaciones tan largas.

—Kiba, ella estaba en su luna de miel. —dijo Shino en su típico tono sereno.

Hinata solo rio.

—Tendré que casarme pronto para tener vacaciones entonces.

—Con lo difícil que te es encontrar una chica...—susurró Shino.

—¿Eh? ¿Qué quieres decir Shino? —dijo Kiba ofendido.

—Ch-chicos, cálmense. —dijo Hinata mientras reía. —¿Por qué no mejor vamos a preparar nuestras cosas para mañana?

—Hinata tiene razón, debemos irnos. —dijo Shino.

Los tres se fueron, comenzaron a irse juntos y dieron un pequeño paseo por la aldea mientras contaban cómo les iba ahora. Eventualmente cada uno tuvo que volver a su casa, así que tomaron diferentes direcciones.

Abrió la puerta de su nueva casa, la que compartía con su ahora esposo Naruto. Al entrar, abrió inmediatamente la puerta corrediza que llevaba a la sala de estar.

—Hinata ¡por fin llegaste! —dijo el rubio con una sonrisa. —¿Qué quería Kakashi-sensei?

—Nos asignó una misión de rastreo. —dijo sonriente. —Salimos mañana por la mañana.

—Ya veo...¿y cuando regresan? —preguntó

—D-dijo que puede ser una misión un poco larga. —dijo mientras bajaba la cabeza.

—¿Tan larga? ¿Qué voy a hacer yo sin ti?

—Naruto-kun, estarás bien. —la ojiperla rió.

—Es que me he acostumbrado a estar junto a ti.

—Y yo a ti, pero siempre estaré contigo, incluso cuando esté lejos. —dijo tocándole el rostro para proceder a darle un beso.

—¿Te gustaría salir a comer? —preguntó el rubio con entusiasmo.

—Me encantaría. —contestó ella con una sonrisa.

Salieron juntos de su casa con rumbo al ichiraku ramen. Habían estado fuera de la aldea por unos días, así que necesitaban algo de comida local.

Después de su almuerzo se dedicaron a pasear por la aldea, mientras pasaban tiempo juntos y se divertían. Aprovecharon para poder comprar ingredientes para la cena de esa noche
Antes de la puesta de sol, llegaron de nuevo a su hogar.

—Ha sido un día largo. Creo que tomaré una ducha ahora. —dijo Naruto mientras se estiraba.

—¿Quieres que ponga el agua? —preguntó ella.

—Eso sería genial. —contestó el rubio.

—Bien déjame encargarme de eso.

Después de poner el agua Naruto entro inmediatamente a tomar una ducha, mientras ella organizaba sus cosas para su misión de mañana.

Una vez con las cosas listas, preparo algo de té y se puso manos a la obra con la cena. Minutos después, Naruto se asomó fresco y renovado.

—¿Qué huele tan rico? —dijo el rubio

—Estoy haciendo la cena. —contestó feliz

—¿Necesitas ayuda con eso?

—Me encantaría, pon los platos en la mesa por favor.

El rubio siguió las órdenes de su esposa y adecuó la mesa para la cena.

—Tomaré una ducha rápida, no me tardo. —dijo la ojiperla mientras apagaba la estufa.

—Te espero aquí Hina.

Después de su ducha ambos se sentaron a cenar, la cena era simple, miso de cerdo con arroz y algo de verduras. Aunque a Naruto no le gustaban, amaba la comida que su esposa hacía, así que comería todo lo que ella cocine.

—Hinata, todo lo que cocinas es delicioso. —dijo el rubio al dar el primer bocado. —No puedo creer lo afortunado que soy de tenerte como esposa.

—Me alegra que te guste, Naruto-kun, aunque se que no eres muy fanático de las verduras.

—Sí, es cierto, pero cuando tú cocinas, hasta las verduras saben bien. —sonrió

Después de la cena, ambos se fueron a su habitación. Naruto, al ver las cosas de Hinata listas para su misión de mañana, no pudo evitar sentir algo en el pecho, la iba a extrañar, y lo sabía.

—No quiero que te vayas. —dijo en un susurro, el cual fue suficientemente fuerte para que ella escuchara.

—Naruto-kun, serán unos días nada más. —dijo con una sonrisa.

—Lo sé, pero te necesito aquí, ¿quién dormirá a mi lado estos días?

—Sabes que estaré contigo en tu mente y en tu corazón, aunque no esté físicamente. Y por supuesto, tú también estarás en el mío.

—Hinata...—dijo algo nervioso.

—¿Qué sucede Naruto-kun?

—Es solo que...con el hecho de estar aquí, no puedo evitar sentir un deseo incontrolable. —dijo apenado.

—¿A qué te refieres? —preguntó.

—Tu sabes...mañana te irás, y volverás dentro de unos días, me haría feliz estar contigo esta noche.

Ella se sonrojó al entender a lo que se refería.

—¿Qué te parece si nos olvidamos de dormir y hacemos algo más...divertido? —dijo susurrándole al oído mientras le alzaba la bata de dormir.

—M-me encantaría Naruto-kun.

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