Capítulo XV

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Una semana después de haber partido para su misión, Hinata regresó de nuevo a la aldea de la hoja. Había sido una misión difícil y llena de incertidumbre, pero había cumplido con éxito todos los objetivos y asegurado la seguridad de la región afectada. Cansada pero satisfecha, se dirigió directamente a la oficina del hokage para entregar su informe final.

Kakashi la recibió con una sonrisa, visiblemente aliviado al verla de regreso.

—Bienvenida de vuelta Hinata. Me alegra ver que estás bien. —dijo Kakashi sonriendo bajo su máscara.

—Gracias Hokage-sama. La misión fue algo difícil, pero lo logramos todo correctamente. El área está neutralizada, no hay ninguna amenaza ahora. —respondió Hinata, entregándole un pergamino con todos los detalles.

Kakashi asintió mientras leía el informe.

—Excelente trabajo, Hinata. Konoha está en deuda contigo y tu equipo. Tómate un descanso merecido y pasa tiempo con tu familia. —dijo con serenidad.

—Muchas gracias Hokage-sama. —respondió ella haciendo una reverencia antes de salir de la oficina.

Con el corazón ligero, Hinata se dirigió a casa, deseando ver a Naruto y Boruto. Al llegar fue recibida con entusiasmo.

—¡Mamá está aquí! —gritó Boruto corriendo hacia ella.

Ella se agachó para abrazarlo fuerte, sintiendo una oleada de amor en su corazón.

—Te extrañamos tanto Hina. —dijo el rubio acercándose para abrazarla también.

—Yo también los extrañé tanto. —dijo con una sonrisa de oreja a oreja, sintiendo la calidez de su familia.

Después de unos momentos entraron a la casa, y después de tomar una ducha, Hinata se dedicó a preparar la cena.

—¿No estás cansada? ¿No prefieres que yo prepare algo? —dijo el rubio mientras la abrazaba.

—No cariño, no te preocupes por eso, yo puedo hacerlo. —contestó la ojiperla mientras sonreía y preparaba la cena.

—Admiro tu fuerza Hina, como das todo de ti, eres una gran madre y esposa. —dijo mientras le depositaba un beso en el cuello. —Te extrañé demasiado, ¿sabías? tu aroma me vuelve loco.

—Yo también te extrañé demasiado Naruto-kun. A los dos. —dijo besándolo delicadamente.

Boruto, quien se encontraba cerca se inmutó ante las muestras de amor que sus padres se daban y soltó una pequeña risa inocente.

—¡Boruto! ¿Hace cuánto estás ahí? —dijo Hinata soltando una risa.

—Ven pequeño, pongamos la mesa juntos.

Juntos pusieron la mesa y se sentaron a disfrutar de su compañía, compartiendo historias y risas. Hinata contaba algunas anécdotas de la misión, evitando algunos detalles muy oscuros para no preocupar a su familia.

Después de cenar, Hinata acostó a su hijo y se quedó un rato con él contándole un cuento hasta que el pequeño se quedó dormido.

Bajó hasta la cocina y se dispuso a lavar los platos.

—¿Tu no descansas verdad? —dijo Naruto mientras ordenaba los platos.

—Quiero tener todo listo antes de ir a la cama. —respondió alegremente.

Naruto la miró con ternura.

—Hinata, ¿qué te pasó en el brazo? —preguntó con preocupación.

—¿Oh esto? —dijo señalando unas cortadas en su brazo. —Son solo unos rasguños de la misión, nada de que preocuparse.

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