Capítulo XVII

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La llegada de Himawari fue todo un evento lleno de emociones y desafíos inesperados para la familia Uzumaki. Hinata había tenido un embarazo complicado en las últimas semanas y el día del parto llegó antes de lo esperado. Naruto, siempre optimista, intentaba mantener la calma, pero la preocupación se reflejaba en sus ojos.

Era una tarde tranquila en la aldea de la hoja, Naruto se encontraba en la oficina del hokage junto con Kakashi en sus lecciones diarias. Mientras Hinata, se encontraba en el mercado de Konoha junto con Boruto haciendo unas compras.

De un momento a otro Hinata comenzó a sentir unas fuertes contracciones, imposibles de controlar. Soltó la bolsa de compras que tenía en sus manos y un quejido de dolor salió de su boca.

—¡Aaay! ¡Alguien ayúdeme! —gritó desesperada.

—¡Mamá! —gritó Boruto con ojos de desesperación.

Kiba y Shino quienes se encontraban cerca se corrieron de inmediato hacia ella.

—¡Hinata! ¡¿Estás bien?! —preguntó Kiba con evidente preocupación.

—No, creo que el bebé ya viene, llévame al hospital. —dijo con dolor.

—¡Shino! —gritó Kiba con desesperación. —Lleva a Boruto contigo, yo llevaré a Hinata al hospital. Por favor, avísale a Naruto que su hija viene en camino.

—De acuerdo. —asintió Shino

—¿Mamá va a estar bien? —preguntó el rubio menor preocupado por su mamá.

—Si cariño, voy a estar bien, ve con el tío Shino, por favor, ¿si? —contestó Hinata intentando mantener la calma.

El pequeño asintió.

Kiba partió de inmediato hacia el hospital, donde se encontró con Sakura y Tsunade, quienes atendieron a Hinata de inmediato.

Shino, por su parte, se dirigió rápidamente a la oficina del Hokage con Boruto en brazos. Al llegar, irrumpió en la sala, sorprendiendo a Kakashi y a Naruto.

—¡Naruto! —exclamó Shino apenas recuperando el aliento. —¡Hinata está en el hospital, está en trabajo de parto!

—¡¿Qué?! —el rostro de Naruto palideció por un momento antes de que la determinación se asentara en sus ojos. Sin perder un segundo se dirigió a la puerta. —Iré de inmediato. Kakashi-sensei, tengo que irme.

Kakashi asintió, entendiendo la gravedad de la situación.

—Entiendo, ve Naruto, tu familia te necesita.

—Shino, por favor, lleva a Boruto a la mansión Hyuga.

Shino asintió con determinación.

—Papá, ¿mamá va a estar bien? —preguntó Boruto preocupado por su madre.

—Si Boruto, todo va a estar bien. —respondió Naruto, aunque su voz traicionaba su preocupación. —Tu hermanita está a punto de nacer.

Naruto salió de la habitación a toda velocidad, y se dirigió al hospital con la misma intensidad. Al llegar al hospital se encontró con Kiba esperando nerviosamente en la sala de espera.

—Kiba, ¿cómo está Hinata? —preguntó con urgencia.

—Sakura y Tsunade están con ella. Están haciendo todo lo posible. Al parecer está teniendo un parto complicado. —respondió tratando de tranquilizar a su amigo.

Naruto se dirigió hacia la sala de partos a toda velocidad y corriendo por el hospital. A pesar de que las enfermeras le gritaban que no se podía correr dentro del hospital, a él poco le importaba, pues no podía dejar de pensar en su esposa y su hija que venía en camino.

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