Spainrp-One shots

Gustabo y Conway-Shipp

Aquí no tienen relación familiar, ni nada. Solo es un aviso para los que se piensen que estoy shippeando padre e hijo. ¡Aquí no tienen lazos familiares!
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Gustabo estaba recostado en una de las sillas de comisaría, agotado. Odiaba que Conway siempre le estuviera jodiendo la tarde con sus insultos. Aunque hiciera algo bien siempre recibía un insulto por parte de él por la mínima cosa o algo que hasta el mismo Jack se inventaba, solo para joder, el rubio estaba seguro de ello.

De repente una bombilla se encendió en su cabeza. Se la había ocurrido una grandiosa idea. Siempre que Conway insultaba, nadie decía nada, pero qué pasaría si le devolviera el insulto de una forma en específico... Estaba seguro de que le molestaría, y a Gustabo tampoco le preocupaba la reacción del superintendente, simplemente quería joderle, como este hizo con él.

A todo esto, Conway entró a la comisaría, girando su mirada al rubio que se desperezaba en una silla.

-¿Tocándote la polla un poquito, no, Gustabin? ¿Está agusto haciéndote putas pajas?

-Sí, la verdad, aunque estaría más agusto si fuera la tuya.

-Las pajas me las va a hacer tu puta madre.

-Prefiero ser yo mismo-Gustabo sonrió coqueto, en forma de broma.

El superintendente simplemente hizo una mueca de molestia y se fue. Quedando Gustabo ahí, con una sonrisa triunfadora. Pero esto era solo el comienzo.

El inspector estuvo patrullando un rato con Isidoro, mas este se tenía que ir temprano porque tenía asuntos que atender. Así que el rubio se quedó solo. Fue a comisaria a coger una meri cuando vio a Conway. Gustabo sonrió y se acercó a él.

-Muy buenas, jefe.

-¿Qué quieres?

-Un beso.

Jack se quedó un momento en silencio, con su rostro serio, no le había cambiado, o al menos, no había cambiado en lo que Gustabo podía ver, porque sus gafas hacían que sus ojos no se pudieran ver.

-Bueno, que Isidoro se ha ido, ¿quieres patrullar conmigo, jefe?

-Conway gruñó y se cruzó de brazos-Ve sacando un ZETA.

El rubio asintió y fue rápidamente a sacar un patrulla. Los dos se montaron y se fueron a patrullar. No había muchas alertas, así que cuando salió una, Gustabo avisó por radio y fueron.

-Por fin una puta alerta.

Los dos llegaron y vieron un coche que era demasiado veloz. Conway se molestó, pero no quería sacar un interceptor.

-Jefe, ¿qué le parece si hacemos una apuesta?

-Hhm.

-Si pillo a este, me debe alguna cosa que pida, que sea posible, claro. Y si no lo pillo, al contrario.

El pelinegro estaba bastante seguro de que no lo iba a pillar ni de broma, así que aceptó la apuesta.

Conway negoció con el delincuente y salió el rehén. Después todos se montaron el el coche y arrancaron.

Gustabo lo estaba manteniendo bastante bien, Jack estaba un poco sorprendido, pero no lo mostraba, simplemente estaba de brazos cruzados, callado, en el asiento del copiloto, mientras que alguna vez que otra miraba de reojo al rubio que conducía el patrulla.

El coche se estaba alejando cada vez más, pero Gustabo no iba a perder, no se lo iba a permitir, con la pedazo de apuesta que había hecho, iba a aprovechar para joderle.

Gustabo presionó todo lo que pudo el acelerador y le hizo un PIT al coche, haciendo que este chocara y se pinchara una rueda. El rubio no se lo pensó dos veces y se bajó, apuntando al delincuente, quien permanecía en el coche, con el arma.

Conway también bajó y lo esposó. Lo llevó hacia el patrulla y se subió esta vez en el asiento del conductor, haciendo que Gustabo se sentara en el asiento de copiloto.

-He ganado la apuesta-dijo Gustabo sonriente.

-Ya me dirás lo que quieres en comisaría.

El inspector asintió y esperó a que el pelinegro llegara a comisaría.

Cuando llegaron, procesaron al criminal y se fueron cerca del despacho de Conway, justo en frente de la puerta, pero sin entrar.

-Bueno, entonces, ¿qué mierda quieres?

-A ti. Quiero cualquier cosa que tenga que ver contigo-Gustabo se acercó a Conway, haciendo que este al echarse para atrás chocara levemente con la puerta de su despacho, y el rubio aprovechando para acorralarle.

Pero este abrió la puerta de su despacho y se la cerró en la cara a Gustabo, quedando a un rubio inspector riendo a lo bajo fuera, quien todavía quería joderle aún más. Conway al entrar se quitó las gafas y las dejó en su escritorio, estaba ardiendo. Ya no había podido ocultar más su sonrojo.

-Ese maldito Gustabo...-dijo con la cara totalmente sonrojada y una mirada de molestia.

Gustabo abrió la puerta y entró, no se había quedado satisfecho, le encantaba esto de molestar a Conway así.

Pero antes de que pudiera hacer algo. El rubio estaba acorralado contra la pared, con un pelinegro a escasos centímetros de su cara. Ahí se pudo fijar perfectamente en el rostro de su jefe. Estaba sonrojado y mirándole fijamente con una mirada que no diferenciaba si era enfado o alguna otra cosa.

-¿Jefe...?

-Te gusta mucho joderme, ¿no, Gustabin?

Gustabo se había quedado sin palabras, se esperaba de todo menos esto. Se sonrojó un poco al ver la mirada del pelinegro tan fija en él.

-La verdad es que sí-sonrió el rubio.

-Sí...

Conway apretó la barbilla de Gustabo con una de sus manos, haciendo que mirara directamente hacia él. A los ojos del superintendente, el inspector se veía genial. Su hermoso pelo rubio arreglado, sus preciosos ojos azules... Y ese cuerpo en forma, pero no más que Conway, hacía siempre que Conway deseara tenerlo.

-Gustabin. Quería guardarme todo esto para mí. Pero si me jodes de esa manera...voy a joderte yo de otra...

Jack besó los labios de Gustabo, con un beso tierno al principio, que se fue convirtiendo en uno con deseo. Gustabo simplemente se dejó llevar por el momento. Esto no había salido como él pensaba, pero tampoco se quejaba, estaba en el paraíso.

Conway llevó una de sus manos al chaleco del rubio, quitándoselo. Después a su camiseta, desabrochando los botones uno a uno, haciendo que la temperatura corporal del inspector fuera subiendo más y más cada vez.

Los dos tenían ahora el pelo despeinado por todos los movimientos desesperados que hacían por tenerse el uno al otro. La camisa de Gustabo estaba completamente desabrochada, dejando ver su pecho y abdomen. Mientras Conway se había desatado el cinturón.

-Jefe, ¿sabes donde está Gustabo?-dijo Noah abriendo la puerta del despacho.

Se quedó perplejo al ver a Gustabo acorralado contra la pared, jadeando por la poca respiración del beso, con la camisa desabrochada. Y a Conway acorralando a Gustabo, con el cinturón ya quitado y tirado en el suelo, con sus gafas quitadas.

-No molesto.

Rápidamente cerró la puerta y se fue corriendo de ahí. Me parece que su plan de llevar a Gustabo a un paintball debería esperar...

Conway y Gustabo ahora estaban demasiado avergonzados para seguir en esta ocasión. Así que se separaron y el pelinegro se puso sus gafas y el cinturón, preparándose para salir por la puerta.

-Nos vemos en mi casa, Gustabin.

El superintendente salió por la puerta y Gustabo sonrió. No se arrepentía en absoluto de la idea que le surgió de casualidad horas atrás.