Capítulo 16

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-¿Qué demonios era eso? -gritó Andrés en una mezcla de miedo e incertidumbre

-Si supiéramos no estaríamos aquí encerrados -gritó Vanesa, agitada. En su voz se reflejaba miedo.

-Tranquilos, por favor -intervino Thomas, tratando de mantener la calma-. Creo que lo mejor es que nos tranquilicemos. Marcos, María, si tienen cinta adhesiva, dénmela, también algún cuaderno u hojas que no les sirvan.

Tras unos veinte minutos de espera para asegurarse que la criatura no regresara y el tiempo que les tomó tapar el agujero de la ventanilla lo mejor que pudieron, todos resolvieron quedarse cerca y mantener la guardia. Tratando de aguantar el calor, comenzaron a discutir el siguiente curso de acción. Sabían que la criatura, lo que fuera que era, se encontraba herida y seguramente al acecho.

-Si suponemos que es un animal -agregó Patricia, ya estando todos más tranquilos mientras discutían la identidad del ser-, es probable que esté escondido, pero tengan en cuenta que al estar herido lo hace más peligroso, se puede sentir acorralado.

Todos la vieron con extrañeza al hacer esa declaración.

-¿Qué? Me gustan los documentales de animales y cacería -agregó cuando se dio cuenta de la expresión interrogante de todos-. Yo nunca he cazado, pero por lo que he visto, tengo entendido que los animales heridos pueden ser muy peligrosos, y ni qué decir si se trata de una jauría, puede que... -se interrumpió cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de decir.

-Puede que haya más de esas cosas en el túnel -agregó Luis con expresión sombría. Todos guardaron silencio nuevamente.

-Por favor, mantengamos la calma -dijo Thomas dirigiendo la mirada a Jaime y Luis-. Entendamos que debemos trabajar en conjunto, pero necesitamos saber la situación que tenemos enfrente. Jaime, ¿qué fue lo que viste?

-Ya les dije, vi a lo que me imagino era esa cosa que atacó, saliendo del otro vagón.

-¿Recuerdas si había más, o si se escuchaba algo adentro... además de los sonidos de pelea que se escucharon?

-Creo que sí -agregó Jaime con los ojos viendo a la nada, dando la impresión de tratar de reconstruir los hechos en su cabeza-, unos rugidos, parecía un perro, un tigre, no sé, soy deportista, no zoólogo -la voz de Jaime comenzaba a sonar frustrada.

-Ya, tranquilo -agregó Thomas-. ¿Y usted, señor Luis, dijo que vio a uno de esos monstruos yendo en dirección a la puerta, es correcto?

Luis solo pudo asentir con la cabeza.

-Entonces quiere decir que hay al menos tres de esos monstruos -la voz de Andrés apenas era audible. Thomas asintió con la cabeza.

-No queda de otra -continuó Andrés-, tenemos que buscar la manera de salir de aquí -se dirigió a la portezuela el extremo de vagón, trató de girar la manija sin éxito, dio un par de leves golpes con el puño a la ventanilla, que hizo un sonido sordo-. No hay manera de romperla -dijo con la mirada perturbada al ver que la ventanilla del otro vagón se encontraba cubierta de sangre, augurando el destino que le había deparado a los otros pasajeros. Se dirigió al otro extremo del vagón, repitiendo la acción sin resultado alguno, pero viendo la misma escena. ¿Sería acaso que ellos eran los únicos sobrevivientes? Pensó mientras regresaba con el grupo.

-No tengo idea de qué material sean las ventanillas -agregó-, pero parecen muy duras, las puertas están cerradas, y aunque logremos abrirlas, corremos riesgo de que esas criaturas regresen y entren por ahí.

-En teoría este es el lugar más seguro -respondió Thomas-, pero por lo visto esas cosas tienen la suficiente fuerza para abrirse paso.

Todos guardaban silencio, el tiempo avanzaba, no había garantía de que pudieran salir o de que alguien fuera a rescatarlos, aunque tenían confianza que debido al tiempo que llevaban detenidos las autoridades ya habrían sido informados. Todos querían creer que un equipo de rescate iba en camino, mantenían la esperanza de ver rescatistas abriendo las puertas de los vagones para sacarlos a todos.

Lo que acecha la linea 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora