Con cuidado, las mujeres abrieron las puertas, apenas lo suficiente para que pudieran pasar. Thomas, tomando el rol extraoficial de líder del grupo, asomó la cabeza. Tras echar un rápido vistazo, volvió para informarles que no había nada ni nadie en el túnel y que, al final, parecía verse una luz, aún estaban lejos para correr hasta el andén, pero le hizo saber que ese podría ser su plan de emergencia.
Thomas dio un salto al túnel, echó de nuevo un vistazo en todas direcciones sin ver nada. Haciéndose a un lado mientras hacia una seña, Luis y después Andrés salieron al túnel, que se encontraba en silencio salvo el sonido de las pequeñas piedras que tapizaban la vía y que los hombres pisaban al caminar. Con cautela comenzaron a avanzar por las oscuras entrañas de la ciudad.
Al llegar al siguiente vagón, apoyándose de la escasa iluminación del túnel, pudieron ver el montón de vidrios rotos junto a un manchón oscuro que, sin necesidad de expresar una sola palabra, los tres sabían qué era. Continuaron caminando, tratando de no hacer ruido. Al pasar al lado de una de las puertas del otro vagón se dieron cuenta que esta había sido arrancada, presumiblemente por las criaturas, ninguno se atrevió a dar un vistazo al interior por más de un segundo, pero lo poco que lograron avistar era comparable a una horrible escena del crimen.
Continuaron avanzando, Thomas, que iba al frente del grupo, se detuvo haciéndoles una señal para que los demás hicieran lo mismo, orden que acataron. Afinando el oído, escucharon un sonido, trataron de adivinar qué era y de donde provenía. Luis alzó la mirada, desesperado, comenzó a tocar el hombro de Andrés, quien volteó para ver cómo señalaba asustado. Vieron a una de las criaturas en el techo del vagón del que provenían, se escuchaba que mascaba algo. Con el corazón acelerado, continuaron avanzando a paso lento sin desviar la mirada de la criatura, más para asegurarse de que no los siguiera que con ganas de averiguar de qué se alimentaba. Dieron apenas unos cuantos pasos hacia atrás cuando Luis tropezó, cayendo de espalda. El ruido al caer y el grito ahogado de dolor que dio alertó a la criatura, que, con un salto, se posó a menos de un par de metros de Luis, quien, paralizado del miedo, no podía hacer nada más que ver al monstruo que olfateaba el aire a su alrededor mientras se acercaba lentamente a él, retrayendo los labios como un lob, mostrando sus agudos colmillos que escurrían una mezcla de sangre y baba mientras emitía un leve gruñido.
Un puñado de piedras de la vía se impactaron en la cara de la criatura, haciendo que retrocediera lentamente cubriéndose la cara. Luis sintió un jalón mientras Andrés le gritaba que se moviera mientras lanzaba más piedras a la criatura, era momento de correr para todos. La criatura giró, dándoles la espalda, irguiéndose en sus patas traseras alzó la cabeza lanzando un aullido ronco, más parecido al gruñido de un oso. Se giró de nuevo hacia ellos lentamente, la criatura de pie tenía una altura de casi dos metros, comenzó a acercarse a ellos con sus largas y delgadas patas, Luis apenas logró ponerse de pie cuando Andrés y Thomas comenzaron a correr. Andrés volteó para ver si Luis le seguía, solo para presenciar cómo la criatura daba un salto hacia Luis, quien no pudo hacer más que gritar y patalear mientras el monstruo clavaba sus garras y dientes en su cuerpo.
Gruñidos, gritos y golpes se mezclaban en una amalgama de ruidos que erizaban la piel de los otros dos que, impotentes, no pudieron hacer nada por su compañero que estaba siendo devorado lentamente por la horrible criatura.
-Hay que correr a la cabina -gritó Thomas-. Ahí vienen más -agregó mientras señalaba al techo del vagón, Andrés divisó a otras tres criaturas que se acercaban corriendo desde el fondo del vagón.
A toda velocidad y con esfuerzo, lograron llegar a la cabina que se encontraba con la puerta abierta, no había señales del conductor, pero sí un charco de sangre en el suelo.
-Rápido, hazlo avanzar -gritó Andrés mientras trataba de descubrir cómo cerrar la puerta con seguro.
-No sé cómo hacerlo -gritó desesperado mientras apretaba todos los botones y movía las palancas que veía en el panel de control sin lograr nada.
Arriba se podía escuchar a las criaturas corriendo. Por el parabrisas pudieron ver cómo uno de los seres bajaba desde el techo hacia el frente y se giraba para verlos, lanzando un gruñido mientras se acercaba despacio hacia ellos. Sus ojos, rojos y brillantes como lámparas, los estudiaban en detalle mientras inclinaba la cabeza en una y otra dirección, como un perro confundido. La criatura movía la nariz, abriendo y cerrando los orificios nasales detectando los aromas en el túnel. Thomas continuaba apretando botones, las luces del frente comenzaron a encenderse y apagarse, la criatura lanzó un grito, acallado por una ráfaga de disparos que resonaron en el túnel haciendo eco.
Andrés se sujetaba de los costados de la puerta mientras trataba de empujar con el pie a una las criaturas que trataba de entrar. Un largo brazo pálido le sujetó la pierna, gritó aterrado al tiempo que forcejeaba con el monstruo, implorando a Thomas que hiciera avanzar el vagón. De nuevo más disparos se hicieron escuchar, Thomas trató de ayudar a Andrés jalándolo hacia adentro, pero se vio rebasado por la fuerza de la criatura que levantó en el aire a Andrés, llevándoselo a la parte superior del vagón. Desesperado, Thomas continuó moviendo palancas y oprimiendo botones, desgarrándose la garganta en gritos de auxilio cuando escuchó los disparos detenerse. Finalmente, un jaloneo del metro lo hizo lanzar una sonrisa. El tren se había movido, de nuevo movió la palanca, empujándola hasta el fondo, tras un chirrido metálico el tren comenzó a moverse hacia adelante. La criatura que estaba en frente se abalanzó sobre el parabrisas, golpeándolo con desesperación. El vagón avanzaba lentamente mientras la criatura clavaba sus garras y golpeaba con furia, tratando de sujetarse de donde podía, Thomas vio cómo al final la criatura resbaló, quedando debajo de las ruedas del pesado transporte, esperando que hubiera sido arrollada. Lanzó un grito de júbilo, qué rápidamente fue remplazado por un grito de desesperación cuando una garra trató de sujetarle del saco, una garra que le pareció conocida. En el dorso de esta pudo ver la sangre de la herida que Vanesa le había infligido cuando trató de entrar por la ventana. Con una agilidad que le sorprendió a él mismo, Thomas lanzó una patada a la criatura que gruñó mientras trataba de entrar a la cabina, lanzando zarpazos en todas direcciones, logrando rasgar el saco de Thomas mientras el pesado tren se acercaba lentamente al andén donde, por un segundo, le pareció ver a un grupo de policías alejarse y subir por el otro lado de la vía, en busca de evitar el impacto. Una lagrima recorrió su rostro mientras sonreía, dejando que el tren continuara su marcha mientras la oscuridad era remplazada por la luz del andén.
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Lo que acecha la linea 13
TerrorLo que sería un viaje normal en el metro, los pasajeros del metro de la linea 13 quedan atrapados cuando repentinamente el tren se detiene. Sin saber qué ha ocurrido, se dan cuenta que los túneles no están tan vacíos como se pensaba, pues extraños s...