Después de haber tomado unas seis cervezas, Luis dejó la zona de construcción, tambaleándose por la calle pobremente iluminada por farolas intermitentes cuyo zumbido eléctrico era similar a insectos que indiscretamente observaban a los peatones.
Avanzaba con tropezones entre las baldosas desiguales de la calle mientras se dirigía a la estación de metro para volver a casa. El viento fresco de la noche le ayudaba a mantenerse lúcido para no caer de bruces al suelo.
Bajó despacio por las escaleras de la estación de metro con un andar pesado. El alcohol comenzaba a hacerle efecto, se sentía mareado y su mal humor esperaba para salir a flote cuando, ni bien cruzó el torniquete, un joven de aspecto confundido le bloqueaba el paso.
-Quítate, estorbo -espetó empujando al joven con el hombro. Luis solía ser un hombre brusco, algo que se acentuaba cuando bebía, actividad muy común en él.
-Uf, pero qué olor -escuchó Luis mientras avanzaba.
Molesto, Luis regresó a enfrentarlo. La sangre le subió a la cabeza, y cuando eso le ocurría, no le importaban las consecuencias.
-Qué te importa si huelo mal o no, chiquillo imbécil -Luis se alistaba para golpearlo, tenía leves nociones de boxeo y por el trabajo en la construcción, le sobraba fuerza, y aunque el chico que lo hizo molestar se veía algo musculoso, Luis se sentía seguro de poder darle una paliza, aunque su físico con ligero sobrepeso pareciera decir todo lo contrario.
En el momento que escuchó a un policía acercándose se detuvo en seco. Sabía que no debía meterse en problemas con la ley, sintió que no valía la pena, por mucho que deseara golpear al muchacho prefirió alejarse, restándole importancia al asunto.
Aun enojado, bajó por las escaleras. Esperó eltren con el ceño fruncido, la gente que esperaba cerca de él prefirió alejarse,disgustados por la mezcla del olor a sudor y el aliento a cerveza que dejabasoltar, ya que de tanto en tanto eructaba sin ningún reparo. En cuanto el convoyllegó a la plataforma y comenzó a recibir a los pasajeros, Luis avanzó con pasofirme, notoriamente molesto, se sentó al fondo del vagón, dejándose caer contodo su peso en el asiento y lanzando un fuerte eructo. Varios pasajerosvoltearon en dirección del sonido para posteriormente ignorarlo y seguiresperando que el vagón comenzara su marcha.
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Lo que acecha la linea 13
HorreurLo que sería un viaje normal en el metro, los pasajeros del metro de la linea 13 quedan atrapados cuando repentinamente el tren se detiene. Sin saber qué ha ocurrido, se dan cuenta que los túneles no están tan vacíos como se pensaba, pues extraños s...