CAPÍTULO 6: De vuelta al hotel

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Fuimos descendiendo poco a poco a moderada velocidad, viendo cada vez más cerca los edificios de alrededor. Finalmente llegamos a la entrada de la torre. El puesto de vigilancia estaba vacío porque era un poco tarde. Los trabajadores habían depositado la confianza en Alan para dejarnos sólos ahí arriba. Aunque a veces la fama es muy pesada, también tiene alguna ventaja que le reconozcan en casi todos lados.

—¿Quieres que llame un taxi? Tenemos que volver al hotel a descansar, y no llevas el calzado más adecuado para volver andando—dijo mientras me miraba.

—Bueno... vale. Pide un taxi mejor—concluí.

Alan llamó por teléfono a la central de taxis y en menos de diez minutos nos vinieron a buscar. Le dijimos al taxista la dirección del hotel y descansamos un poco durante el trayecto.

Al llegar, pagamos en efectivo el importe del viaje y entramos al hotel. Realmente estábamos muy cansados, había sido un día agotador, pero inolvidable.

—Alan, ¿llevas tú la tarjeta de la habitación? No la encuentro en mi bolso—le pregunté preocupada.

—Sí, la tengo yo. Toma, ábrela—me tranquilizó.

Abrí la puerta de nuestra habitación con la tarjeta y nada más entrar vi un ramo de flores y una caja de bombones sobre la cama. No dije nada, estaba muy sorprendida.

—Ya te he dicho que no hay anillo, pero eso no significa que no haya algo más—me susurró al oído.

Sin darme tiempo a reaccionar, Alan me cogió en brazos de una forma muy romántica y me tumbó en la cama.

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El peso de tu ausenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora