CAPÍTULO 8: Despertar

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Al día siguiente nos despertamos al escuchar llamar a la puerta a la trabajadora del hotel, venía a hacer las camas. Nos pusimos en pie, cogimos ropa del armario, fuimos al baño y nos vestimos rápidamente para no hacer esperar a la señora. Cogimos nuestras pertenencias y bajamos a desayunar. 

—Hacía tiempo que no dormía tan profundamente—comentó Alan. 

—Realmente, hacía tiempo que no me cansaba tanto como ayer—le corregí con una sonrisa. 

Los dos cogimos un café para desayunar, junto con un crepe que pidió él y un croissant para mí, típico de París. Estaba delicioso. 

—Sé que aún es pronto para hablar de ello pero, ¿cómo te gustaría que fuese la boda?—me preguntó con curiosidad. 

—Uf, no lo sé, la verdad. No me lo había planteado, pero no creo que me vea vistiéndome de novia a estas alturas y haciendo un enorme banquete—confesé. 

—Me lo imaginaba. Yo creo que al igual que la pedida de mano ha sido muy íntima y privada, la boda debería de serlo igual—propuso. 

—Como quieras, el objetivo es casarnos, el evento no tiene tanta importancia después de tanto tiempo—dije. 

—Es cierto. Aunque no hagamos un evento por todo lo alto creo que será mejor esperar al año que viene para celebrar la boda—dijo. 

—¿Por?—pregunté. 

—No quiero que la prensa escuche rumores, si saben algo se olvidarán si la boda es dentro de unos meses. Siendo un evento privado no habrán podido escuchar nada—dijo. 

—No había pensado en eso... Entonces creo que es buena idea, pero en algún momento se van a enterar—contesté. 

—Sí, lo sé, pero me da igual que se enteren cuando ya haya pasado. Será una noticia pero ya estaremos casados, no vamos a tener que dar explicaciones a nadie. 

—Qué emoción, vamos a tener una boda secreta—bromeé. 


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⏰ Última actualización: Mar 30 ⏰

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