El emperador dragón

3- Viviendo en ba sing se

Azula hizo tantos trabajos como pudo, pero el sueldo era...terrible. Aunque nunca había tenido que preocuparse por el dinero, sabía cómo administrarlo, al menos tenía el conocimiento práctico de cómo hacerlo. Pero eso le servía de poco si no ganaba dinero.

Mientras pensaba en su propio lamento, escuchó gritos provenientes de la calle superior.

"¡DÉJAME IR!" Gritó un niño pequeño cuando un hombre enojado cinco veces más grande que él lo agarró del brazo.

Toda la calle los miró pero nadie se acercó a ellos. Azula lo hizo, no porque quisiera ayudar al niño, simplemente tenía que pasar por allí para volver a casa.

"Suelta al niño y déjame pasar. Mi tiempo y mi paciencia son finitos". Azula se cruzó de brazos con una expresión de molestia en su rostro.

El niño la miró implorándole ayuda. La maestra fuego no sentía simpatía por él, de hecho se sentía más irritada que compasiva. A su edad ella ya estaba librando batallas mucho más duras.

"Ocúpate de tus asuntos, perra". el hombre le gruñó.

Azula puso los ojos en blanco "Eso es lo que estoy tratando de hacer, pero tengo que pasar por esta calle y no me dejas, ni tú ni las personas que solo están mirando la escena, así que deja que el niño se vaya y se vaya". perdido."

"Si dejo al niño, iré a por ti. Alguien tiene que pagar".

Suspiró y se quejó: "El ego de los hombres es tan extremadamente frágil que es repugnante".

Tan pronto como escuchó lo que Azula acaba de decir, soltó al niño y trató de golpearla.

Azula esquivó el golpe sin mucho esfuerzo. El niño, al ver que podía escapar, salió corriendo.

“Bastardo desagradecido.” Murmuró Azula.

El hombre intentó golpearla nuevamente. Esta vez Azula aprovechó su impulso y lo tiró al suelo.

Se estaba levantando mientras decía "Perra sucia, vas a saber-"

Cansada y sin ganas de pelear, simplemente generó una llama azul gigante. La mayoría de las personas alrededor huyeron por temor a estar cerca de la posible batalla.

"No es necesario que me faltes el respeto, ¿sabes?" y con eso le lanzó una ráfaga que lo envió volando al otro lado de la calle.

Estoy cansada y tengo hambre, tal vez con solo actuar pueda lograr que me deje en paz.

El hombre se levantó y la miró asustado pero se preparó para atacar nuevamente por lo que Azula generó dos llamas, una en cada mano. "¿De verdad quieres venir a por mí, quieres jugar de verdad?"

En ese momento pareció pensarlo dos veces y, siguiendo el ejemplo del niño, se escapó.

Patético.

Así que suspiró y reanudó el camino a casa.

Mientras seguía el camino a casa, sintió como si alguien la estuviera observando, aunque no vio a nadie. Ella descartó este sentimiento, probablemente fue un truco de su mente de todos modos. De nuevo .

Un rato después, cuando estaba parada cerca de su apartamento, la sensación volvió y esta vez algo le dijo que no era su cabeza la que intentaba sabotearla.

Genial, hago una buena acción y me va peor.

Entonces, enojada, dijo en voz alta "Sal de ahí ahora mismo, ha sido un día largo y créeme que no quieres enojarme". esperando que nadie le respondiera.

Pero parece que la suerte no fue su amiga, una vez más.

"No era mi intención, sólo quería ofrecerte algo".