El emperador dragón

11- Culpa del viejo

"Nunca pensé que tendrías tanta tolerancia al ver cómo la gente excreta líquidos".

Azula y Katara caminaban de regreso a casa. La maestra agua había pedido la ayuda de Azula con un trabajo, ya que involucraba a toda una familia que estaba enferma, y manos extra siempre eran bienvenidas. Todos parecían tener gastroenteritis, probablemente por haber consumido algo en mal estado. Había sido bastante desagradable.

Azula mantuvo sus manos detrás de su espalda, como un oficial militar. A Katara le recordó a un abuelo con problemas de espalda. Una comparación que la princesa no apreció.

El maestro fuego se encogió de hombros, "Muchos hombres y mujeres tiran todo lo que tienen cuando mueren".

Katara hizo una mueca de disgusto. "A veces simplemente decir ' Lo sé, Katara' es suficiente para mí".

"¿Cómo se supone que eso va a ser divertido?" Dijo Azula, sonriéndole. Katara le dio un codazo en el brazo y le sacó la lengua.

Estaban prácticamente a un costado del apartamento cuando en la puerta de su casa había dos personas besándose como si no hubiera un mañana, uno estaba apoyado contra la pared para que no los vieran y el otro estaba encima de ellos. .

Katara estaba a punto de estallar en carcajadas y Azula estaba totalmente roja y lista para estallar.

"¡Puedes hacer eso lejos de mi casa!" Azula les dijo enojada.

La persona de arriba de repente se dio vuelta. "Vamos, Rangi, ¿un chico ya no puede divertirse?" Hinro se secó la cara con la manga de su bata.

Cuando la persona bajo Hinro se alejó, resultó ser un chico un poco más joven que él y los miró avergonzado "¡Me estaba yendo!" dijo mientras huía.

Hinro lo vio alejarse y luego, enojado, le dijo al maestro fuego: "Rangi, ese es un movimiento para bloquear gallos".

Katara se reía, mientras Azula se quedaba quieta, mirando a Hinro. A pesar de su enojo inicial, presenciar la evidente confusión de Azula transformó la molestia de Hinro en intriga. "¿Rangi?"

Cuando Katara vio que Azula no respondía, ella también comenzó a mirarla con preocupación y la agarró del brazo para sacarla de su trance.

Ella se dio cuenta de ello y sin decir palabra entró en la casa.

Hinro estaba muy asustado "No jodas, ¡¿es homofóbica?!"

Katara lo agarró para que fuera con ella adentro "Sería bastante contraproducente para ella misma".

Una vez dentro vieron como Azula estaba preparando té y parecían más relajadas.

"¡¿Eres homofóbico?!" Hinro soltó: "Porque si lo haces, ya no trabajaremos juntos".

Katara le dio una palmada en la cara y Azula lo miró ofendida. "Me gustan las mujeres idiotas"

Hinro pareció calmarse pero aún seguía frunciendo el ceño "Sí, eso es lo que pensé, pero con tu reacción... ya no lo sé".

Katara simplemente los miró como si fuera un juego de airball. En lugar de enojarse y gritar, Azula sirvió tres tazas de té y les indicó con la cabeza que se sentaran a la mesa.

Cuando los tres estuvieron sentados, la maestra fuego, mirando su propia taza de té, suspiró y dijo: "En la Nación del Fuego hay o hubo una ley llamada ley de Sozin. Prohíbe explícitamente las relaciones entre personas del mismo sexo".

"Qué demonios." expresó Hinro "Bueno, eso aquí no existe, o sea, hay discriminación, pero no porque una ley lo avale".

"De ahí mi 'reacción' , vengo de un lugar donde sí, así que verte haciendo eso en la calle encendió todas las alarmas".