Nexo de poder

6 0 0
                                    

- ¿Dónde estamos? ¿Acaso nos envió al polo norte? - preguntó el anciano líder de la cofradía.

De repente, sintió una espeluznante punzada en la nuca y al voltear la mirada, los vio. Cientos de ojos y bocas flotando en el aire, rodeados de un gran cúmulo de energía oscura. El anciano hizo un círculo de protección con sus pies y empezó a recitar un cántico. El cúmulo de energía descendió sobre él como un gran chorro de agua. El anciano no podía ver nada y tampoco entendía por qué su protección había fallado. Todas las bocas, unas tras otras, iban mordiendo su cuerpo, arrancando trozos de él con ferocidad, mientras este daba gritos de dolor.

Mauro alzó su mano y apuntando al cúmulo demoníaco dijo - Reprendo.

El manto de oscuridad se esparció del lugar, dejando en el suelo, los trozos que quedaron del anciano, sobre un charco de su propia sangre y vísceras.

La energía oscura se reagrupó nuevamente, formando aquel cúmulo. Los ojos de este ser miraban en todas direcciones de manera frenética, sin detenerse.

- Así que esta es la verdadera forma de los demonios cuando no están encarnados. Energía oscura concentrada - pensó Mauro

- ¿Te ordeno que me digas tu nombre? - le gritó al cúmulo de energía.

- ¿Ordenar? ¿A mí? No tienes ningún control sobre nosotros. Estos son nuestros dominios, humano insolente. - respondió el demonio, hablando con sus múltiples bocas, una tras otra.

El cúmulo de energía se lanzó hacia Mauro. Este dio un salto a un lado, pero antes de caer al suelo, el cúmulo cambió de dirección hacia donde había saltado. No tenía puntos ciegos con ese millar de ojos. Antes de ser golpeado, Mauro cambió de lugar, apareciendo justo en el borde de la villa. El Demonio rápidamente lo divisó nuevamente y salió disparado hacia él. Mauro dio un salto hacia el vacío, cayendo de la gran roca que ahora era la villa, justo hacia el gran lago congelado.

Mientras caía, Mauro comenzó a susurrar un hechizo tan rápido como pudo, apuntando con su índice al demonio que cada vez estaba más cerca de él. Creó una esfera de luz que brotó de la punta de su dedo y creció hasta alcanzar el tamaño de un balón con gran intensidad. Con sus múltiples ojos, el demonio observó esto con miedo y cambió de dirección subiendo nuevamente. Mauro sonrió y pensó - Así que eres del tipo de demonio que le teme a la luz.

- Nada es más rápido que la luz - gritó Mauro, lanzándole a gran velocidad la esfera de luz, que en un instante, impactó al demonio para luego explotar, dejando escapar un destello tan enceguecedor y grande que casi imitaba el amanecer del sol.

A gran distancia se pudo ver el brillo desde todas direcciones. En el parque, Jhon lo vio también; incluso, Lucifugo salió corriendo hasta ocultarse detrás de un edificio, huyéndole a la luz.

- Con que ahi estas, Mauro Vita - dijo Jhon observando el brillo esparciéndose por todos lados.

John notó que todo fue muy sencillo, demasiado incluso. No hubo resistencia por parte de la cofradía, mucho menos por parte de Mauro. Algo no le cuadraba; sin embargo, rápidamente dio la orden a los demonios bajo su dominio de que destruyeran la Villa y a sus habitantes.

Cientos de monstruos horribles y grotescos empezaron a brotar de las sombras; otros pasaban volando por encima de las casas. Los habitantes corrían despavoridos hacia ellas, mientras eran devorados salvajemente por aquellas bestias. Otras simplemente lanzaban ataques arbitrarios contra las viviendas, destruyéndolas y matando a todos los que se encontraban dentro. Como si de un festín obsceno se tratase, los demonios reían a carcajadas mientras los humanos gritaban y sollozaban, antes de perder el conocimiento a causa del dolor o la pérdida de sangre.

IluminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora