Severus acababa de terminar una larga clase de dos períodos. Claramente fue muy dura debido a estas serpientes y leones de 4° año, y como siempre, el trío dorado tenía que pelear con el trío de plata y casi volaron todo el salón.
Disfruto mucho quitando puntos a Potter, obviamente.
En fin, faltaban 30 minutos para la cena, así que mientras ordenaba el laboratorio con unos cuantos hechizos, un escalofrío le recorrió. Volteando bruscamente, vio a Lupin en la puerta de su salón.
"Lupin," sisó con desprecio, luego de casi dos años como colegas podía reconocer su odiosa presencia. Este, por algún motivo, insistió en intentar volverse su amigo, aunque pensó que con un perdón por aquella terrible broma ya no insistiría; lamentablemente, se equivocó. "Tu querido Potter no está aquí, como puedes ver, así que esfúmate", sin más, volvió a su escritorio a ordenar ensayos mientras pensaba, "Tal vez alcance a corregir algunos..."
Sin embargo...
"De hecho, no vine aquí buscando a Harry...", comentó el lobo muy calmadamente mientras se acercaba al escritorio. Severus lo observó de reojo sin inmutarse; esto era casi un hábito, siempre antes de la cena, este molesto hombre lobo venía a intentar platicar con él, y aunque lo ignoraba, siempre volvía. "Por más que patees al perro, este siempre volverá a ti", pensó con desgana.
"No me interesa a qué viniste aquí, solo vete; por si no lo has visto, tengo ensayos que corregir", señaló sarcásticamente a la pila de pergaminos a su izquierda. El profesor Lupin se hizo el tonto y se sentó descaradamente sobre su preciado escritorio al lado derecho de Severus, mientras este le mandaba dagas con los ojos. "Este imbécil sin modales, ¿qué cree que está haciendo?", pensó. Justo cuando iba a reclamar y borrar esa estúpida sonrisa amable de su rostro, vio cómo se acercaba rápidamente con el brazo extendido.
Severus se paralizó; entre el miedo y la sorpresa, no reaccionó como siempre. ¿Acaso él...?
"Qué tal si te ayudo con estos, no soy tan malo en pociones, ¿sabes?" tomó unos pocos pergaminos de la pila, y como este estaba al otro extremo... ¡en qué rayos estaba pensando! ¿Qué se supone que estaba esperando?
"Haz lo que se te dé la gana; ¡de todas formas, no me harás caso!", refunfuñó mientras se concentraba en el pergamino que tenía en manos, levemente frustrado y con las manos sudorosas. Fingió que buscaba algo en su cajón para calmarse un poco; este tipo lo ponía de los nervios. Mientras se enderezaba, casi choca con el rostro del contrario. "¿En qué momento se acercó tanto?", pensó alarmado.
"¿Por qué estás nervioso?" El lobo tenía muy buen olfato, por lo que Severus no podía esconder nada pese a sus escudos de oclumancia; por supuesto, olfateando un poco, se dio cuenta de que Severus estaba nervioso. ¿Era porque es un lobo o por otra cosa?
"¡Yo no-!"
"Qué molesto, Draco, si sigues olvidándote de las cosas, tendré que amarrarlas a tu cuerpo." Blaise Zabini interrumpió en el salón, abriendo estrepitosamente la puerta, tanto que esta golpeó la pared e hizo un sonido horrible que sobresaltó a los dos hombres, que se alejaron rápidamente.
Los tres se miraron en silencio, en distintos grados de incomodidad, y un joven Blaise más asustado que incómodo.
"¿Qué sucede? ¿Por qué te paras ahí como un ton-?"
"¡PERDÓN, PROFESOR SNAPE, PROFESOR LUPIN!", gritó, callando a Draco que casi mete la pata. Un Remus avergonzado se levantó del escritorio, acomodándose el saco y carraspeando tímidamente. "No se preocupen, chicos, ¿qué se olvidaron?", cuestionó con una tranquila sonrisa.
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Por chismoso, me eché al lobo.
FanfictionEs el cuarto año de Harry, Remus Lupin a estado enseñando ya un tiempo en hogwarts, Severus encuentra esto sumamente molesto ya que este intento mediocre de hombre lobo quiere amigarse con él por alguna razón, pero lleva fracasando casi dos años, a...