Capítulo 6

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En las mazmorras, Severus se encontraba trabajando en su laboratorio personal, realizando una poción con las flores que Remus le había regalado, tenía el ceño fruncido en concentración y el cabello recogido en una coleta. Este escenario era normal en el slytherin cuando no quería pensar en nada más que el suave vapor de las pociones y sus hermosas tonalidades. Solía enfrascarse tanto en ellas que a veces hasta se colapsaba del cansancio.

Madam Pomfrey siempre le decía que ese hábito no era saludable pero a Severus le entraba por una oreja y le salía por la otra. Nadie le quitará sus pociones, y como bonus extra no tenía que pensar en el odioso hombre lobo y en besos asquerosos, beso que le dejó tembloroso y nervioso pero aun así asqueroso, al menos de eso se quería convencer.

No tenía claro que lo había obligado a golpear y salir huyendo de la cena, y no quería pensar en eso. Un rato después fijó su mirada en el reloj, eran casi las 17. Lupin había dicho que lo llevaría al claro de luminarias, y si era cierto que lo estaba cortejando no se negaría, aun después de lo de anoche ¿verdad? Además, no creía que el lobo fuera alguien rencoroso.

Dejó todo ordenado y etiquetó el lote de poción de Paz interior hecho con las hermosas flores y fue a por su equipo de recolección.

Una vez fuera de la habitación de Lupin, suspiró exasperado y preparándose para las incesantes disculpas con las que sería bombardeado levantó su puño para golpear, sin embargo, su mano pasó de largo.

Un agitado y, a medio vestir Remus lo miraba con ojos llenos de sorpresa, ambos se miraron un segundo antes de bajar su mirada lentamente al puño de la serpiente que había terminado su viaje en el pecho desnudo del castaño. Este como es evidente se sonrojo profundamente, muy gryffindor de su parte.

"Mierda, no pensé que en serio estuviera fuera" pensó avergonzado ya que en medio de su sueño había sentido el aroma característico de Snape y abrió sin pensar.

"Fue bueno tomar la poción antes de venir" fue todo lo que pudo pensar el pocionista al ver el torso desnudo y bien formado del lobo, con inusual calma bajo su mano volviendo a concentrar sus ojos oscuros en los ambarinos que le devolvía la mirada. "Supongo, que has olvidado tu promesa." le dijo.

"¿Promesa? que prom- oh cierto, te dije que te llevaría al claro, Mira, solo dame un momento ya vuelvo" lo invito a pasar mientras corría a su habitación. "Siéntete cómodo" gritó con voz amortiguada.

Severus enarco una ceja al ver la residencia del gryffindor, demasiado colorida para su gusto, en especial demasiado rojo y dorado. Y sin embargo se sentía algo acogedora, si quitabas todo los papeles y libros desparramados en cualquier superficie claro.

Camino alrededor de la pequeña sala, topándose con cada cachivache y admirando las fotografías, varias mostraban a Potter y al Black mayor junto a Lupin, las paso de largo apenas echando un vistazo. Solo ver a Sirius le incomodaba, aún con la potente poción de Paz.

Las que más llamaron la atención fue la foto familiar, donde noto el parecido de Remus con su padre, aunque heredó los ojos y la sonrisa amables de su madre. había también algunos bocetos enmarcados de paisajes "¿Los dibujó él?" se cuestionó ya que no tenían firma.

Por otro lado en su habitación Remus se alistaba a toda velocidad, "No me creo que haya venido, aunque bueno todo por las pociones supongo." murmuró feliz, su lobo prácticamente estaba saltando en su interior luego de haber estado deprimido desde anoche. Y sobre todo se alegró de haber ido con Madame Pomfrey para que le curara completamente el golpe.

Terminó de ajustar su capa y salió encontrando a Severus observando sus dibujos. "¡Severus!" este le enseñó un dibujo de sí mismo leyendo. Remus se congeló "uh no es lo que piensas" se apresuró a decir con nerviosismo.

Por chismoso, me eché al lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora