love talk ✧ jensoo

01.

LUNES.

Sus manos pasaba por el frío acero, dejando sus libros dentro de la taquilla antes de cerrarla.

La soledad del pasillo la acompañaba mientras todos estaban en respectivas clases a esta hora en la mañana, podía escuchar suavemente el sonido del hablar de los estudiantes en cada puerta al igual que de los profesores.

Suspiraba agotada sin tener realmente ganas de adentrarse a su salón de clases, saltarselas por al menos una vez no sería tan malo a ser sinceros.

No se sentía física o mentalmente estable para escuchar a los profesores hablando sobre el protocolo que había sido actualizado el intento de ataque qué sufrió la escuela la última vez.

Tampoco es como si tuviera el interés de explicar a los estudiantes junto con los demás miembros del consejo.

Acercó un encendedor a la boquilla del cigarrillo y comenzó a caminar por los alrededores dando una profunda calada, aprovechando su tiempo libre para patrullar un poco.

Envío un texto a Jennie diciendo que no entraría a clases hoy a lo que ella respondió con un cortante 'de acuerdo' que fue su pase libre para hacer lo que quisiera durante todo el día.

Sus ojos se cierran disfrutando de la brisa que que que hace durante esta hora en la mañana, adentrandose en la única zona donde realmente le gustaba estar en la escuela, un pasillo oscuro que llevaba al área de pintura, la cual había estado cerrada temporalmente.

Observo a sus alrededores exhalando el humo de la nicotina, sintiéndose mucho mejor tras encender el segundo.

Prometiendo salir de ahí al terminar el tercero, sentándose junto a una de las ventanas para observar el paisaje.

Los estudiantes del club de jardinería seguían trabajando en las flores y los cultivos, mientras que algunos otros corrían para llegar a tiempo a la clase de natación o de educación física.

O al menos eso hacían los estudiantes que podrían considerarse normales en la institución, ya que podía ver a los reporteros tomar fotos descaradas alrededor, y a ramificaciones del consejo de alto rango caminar con el lugar para cumplir con su trabajo.

Una corriente de aire roza contra su cuerpo, su cabeza voltea por encima de su hombro al sentirse observada.

El hombre de cabello castaño la observaba a la distancia, cruzado de brazos recostado del marco de la puerta, no le sorprendió en lo más mínimo verlo ahí.

—Vete. —Dijo ella con seriedad, volteando para evitar ver su rostro.

—Sabes porque estoy aquí. —Escuchar su voz de nuevo era difícil, pero no imposible, dando una nueva calada para buscar tranquilizarse.

—Dile que no pienso decir nada, ya no sirvo para informarle. —Sus palabras fueron claras, tirando el cigarro.

La mirada burlona de este en frente de ella, acercándose cada vez más para atraparla entre su cuerpo y el cristal de la ventana.

Los ojos de ella ahora están sobre él, mirándolo con desagrado.

—Aléjate. —Sus frías palabras podrían intimidarlo, pero ambos estaban demasiados acostumbrados a la actitudes del otro como para lograrlo.

—Vamos, él vino hasta acá solamente para verte. —Una amplia sonrisa aparecía en su rostro que como respuesta el de ella solamente se deformaba con desagrado.

—¿Quieres decir que él está de nuevo en la escuela? —Sus labios forman una línea recta sin saber como debería sentirse ante tal información.

Su expresión la hace saber la respuesta, sus rostros demasiado cerca, casi hasta estar a punto de hacer contacto.

Pero ella lo empuja al ponerse de pie, dejándolo de lado solamente para tomar un gran respiro, intentando procesar las palabras de él.

No dijo nada, intento irse pero la mano ajena la detenía, observandola con el ceño fruncido.

—¿A donde piensas ir? —Pregunto este entre confusión, sosteniendo su brazo con fuerza, ella volteo a verlo por encima de su hombro.

Su mirada oscura conecta con la suya, apartando su toque como si su tacto quemara al contacto.

—A hablar con él. —Dijo con seriedad, volteando para irse sin siquiera despedirse de él primero.

Una sonrisa extensa aparece en su rostro cuando escucha el portazo de la puerta, negando con la cabeza riendo entre carcajadas rotas con gracia.

—Lo lamento Lili, pero alguien debía hacer algo para detenerte. Tu cercanía era demasiado peligrosa. —Murmuró.

Su rostro se ilumina con la luz de la ventana, cerrando las cortinas de repente haciendo que toda la oscuridad se hiciera presente en el cuarto, perdiéndose en ella.