MIÉRCOLES.
Durante lo que parecía ser alrededor de media hora había estado escuchando la conversación borrosa desde el dormitorio, muy confundida.
No sabía porque había sido atacada de esa manera, especialmente cuando todos le temen lo suficiente a Jennie como para ponerse firmes y evitar verla cuando pasa por los pasillos.
Aunque no estaba segura si las balas tenían su nombre escrito realmente.
Pasan los minutos cuando finalmente Jennie entra al cuarto, su cuerpo tenso sin explicación alguna dejando a Soyaa mucho más confundida de lo que ya estaba, pero cuando sus miradas conectaron pudo sentir como su cuerpo se relajaba, al caminar hacia ella.
Se sentó justo a su lado abrazándola desde la cintura, podía percibir completamente su perfume costoso.
—¿Que es lo que está pasando realmente Jennie? —Armandose de valor decidió preguntar.
Pero al pasar algunos minutos no consiguió ninguna respuesta, haciéndola voltear y mecer con suavidad su cuerpo para llamar su atención, bufando al darse cuenta.
Se había quedado dormida.
O al menos eso era lo que Soyaa pensaba, atrayendola entre sus brazos para acurrucarla contra su pecho.
Con sus dedos jugaba con su cabello sintiéndose un poco aturdida.
Pero después de pensarlo tan extensamente cayó dormida sin siquiera darse de cuenta, en el mismo momento en que Jennie abrió sus ojos.
Su mirada recorrió el rostro pacífico de su pareja quien ahora dormía, una sonrisa manifestandose en sus labios.
—Ojalá pudiera decirte lo que esta pasando Soo, pero quizás es mejor que estés fuera de este problema por esta vez mi amor. —Respondió al suspirar.
Una suave risa desbordado de sus labios al acercarse, dejando un suave beso en los labios ajenos, apagando las luces al murmurar cerca de ella.
—Dulces sueños pequeña J. —Deseó con suavidad, acurrucandose contra ella para intentar conciliar el sueño junto con su amada.
***
Los mechones de cabello azabache caen al suelo a mitad de la oscura habitación, las tijeras plateadas siendo portadas por la chica de cabellos rubios que sostenía una navaja entre sus labios para evitar dejarla caer.
Los guantes de látex cubriendo sus manos y su cabello en una coleta desordenada cortando con precisión cada mechón de cabello.
—¿Estas segura de esto? —Cuestiono desganada, más mechones cayendo al suelo con más frecuencia.
—Tengo que. —Su semblante desanimado pero su tono de seriedad manifestandose, dejando helado a cualquiera que la escuchara.
Chasqueo su lengua, infeliz con la respuesta que su pareja daba.
Sus mechones largos desprecian poco a poco, dejando aquel hermoso cabello negro tendido en el suelo, su rostro más visible con el cabello corto, rozando sus hombros al caer.
La palidez de este resaltando cada vez más, sus rasgos semi felinos destacando con la luz de la luna directamente sobre su rostro.
Su piel liza como la porcelana brillando, sus ojos oscuros mirando a la nada misma con nostalgia.
—No deberías de hacer esto, no es una buena idea. —La rubia intentó insistir, pero si algo sabía sea que era imposible intentar hacerlo, ella no se retrataria.
Y tal como pensó que pasaría, no hizo ni siquiera el esfuerzo oro decir una sola palabra. Llena de furia, presiono la navaja en sus manos, su mano sosteniendo su cuello, atrayendola más hacia atrás, su espalda completamente recta en la silla, acorralada.
No intento apartarla, un suave gemido de dolor siendo lo único que escapó de sus labios cuando la navaja trazo su brazo, cortando con profundidad.
Sus iniciales quedaron grabadas en una zona que sabía que poco seria visible, pero era suficiente para ella.
Suficientemente profundo para que quedara expuesto cuando cicatrizara, para marcar su piel eternamente.
Labios chocando cuando la pelinegra volteo a verla, el cuerpo de la rubia cayendo sobre el suyo en su regazo en un beso apasionado, sosteniendo su cintura con firmeza sintiendo que cada vez se quedaba con menos oxígeno.
Al separas sus frentes chocaron, quedandose en esa posición con la respiración agitada, recomponiendose.
Sus manos entrelazadas, sus corazones palpitando al mismo ritmo.
Podría tener el cuerpo marcado, lleno de aquellas heridas que hacían en él por simple diversión, pero no podía quejarse cuando estas eran hechas por ella, la única que podía hacer lo que quisiese con su cuerpo y alma.
—Prométeme qué saldrás viva de esto, por favor. —Escucho decir a su novia en un suave ruego a lo bajo al hablar.
Y aunque ella dudo en hablar, corto más lejanía de sus cuerpos al atraerla más, dejando un suave beso sobre sus labios con dulzura, finalmente.
—Lo prometo, Rosie.
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love talk ✧ jensoo
FanfictionRumores, chismes, peleas y una infiltrada en la escuela. Cuando toda tu vida se basa en principios y tus padres te obligan a entrar a una escuela de multimillonarios pensarías que todo sería perfecto. Kim Soyaa jamás pensó que lo que sería solo un...