Le Petite Mort - Wenclair (Traducción)

Al final lo conseguimos

Normalmente, cuando Enid estaba atascada en un problema, primero intentaba pedir ayuda a Wednesday, pero en este caso en particular no le parecía bien. La pregunta ¿Cómo dominar correctamente a Wednesday Addams? llevaba días rondándole la cabeza. Le gustaba el dolor casi tanto como el placer. Darle una palmada en el culo, frotarle el clítoris, besarla o morderla le gustaba (al menos en el dormitorio), así que ¿cómo ofrecerle una recompensa y un castigo cuando ambos la llevaban a donde quería? Enid había pensado que tal vez las cosquillas o algo por el estilo funcionaría, pero cuando sacó el tema el Wednesday había puesto inmediatamente las cosquillas en su lista de prohibiciones. Alegó que simplemente no le gustaban, Enid pensó que podría haber una historia ahí.

Así que Enid volvió a la casilla de salida, sin idea de cómo dominar a Wednesday porque no había nada que pudiera hacer para controlarla y, para empezar, a Wednesday no le gustaba seguir órdenes. No podía hacer nada.

Fue entonces cuando se me encendió la bombilla.

Si no había nada que pudiera hacer, tal vez sólo tenía que no hacer nada. Retrasar y negarlo sería el nombre del juego, pero conociendo a Wednesday, no funcionaría desde el principio. Tendría que ponerla en marcha primero, acelerar su motor si se quiere. Luego, una vez que estuviera cachonda, tendría que elegir entre hacer lo que le dijera y conseguir algo o desobedecer y no conseguir nada. ¡Era retorcido! A Wednesday le encantaría.

Enid no quería soltárselo a Wednesday, eso era de mala educación, pero también quería que fuera una especie de sorpresa. Durante una de sus visitas periódicas, para asegurarse de que seguían estando de acuerdo con lo que querían o de que no sentían algo últimamente o estaban pensando en probar algo nuevo, sacó el tema del retraso y la negación para las dos. Wednesday había accedido, un poco indecisa pero dispuesta a intentarlo, y entonces Enid sólo tuvo que esperar unos días antes de volver a hablar de dominar a Wednesday.

Así fue como acabaron aquí. Wednesday con las medias negras que Enid le había comprado para el disfraz de sirvienta y su collar, con los brazos y las piernas atados a los postes de la cama. Enid, de pie a un lado, acababa de terminar de atarla y llevaba un conjunto de lencería roja de encaje transparente que la hacía sentir como un maldito icono sexual y una malvada porque, sinceramente, necesitaba todas las ventajas que pudiera conseguir. Enid no se consideraba una persona muy dominante, simplemente le gustaba dar a la gente lo que quería, ¡especialmente en la cama! Pero Wednesday no quería que le dieran las cosas así como así. Wednesday quería pelea y lucha y luego deleitarse con cualquier dolor o placer que obtuviera. Tal vez, cuando Enid se sintiera un poco más cómoda, podrían hacer algo parecido, ambas intentando dominar a la otra hasta que una se rindiera. Pensamientos para más tarde.

Ahora tenía a Wednesday (casi) desnuda y una teoría que poner a prueba.

—Muy bien, ¿qué tal las cuerdas?

Wednesday hizo todo lo posible para acurrucarse sobre sí misma y girar manejando sólo unos pocos centímetros que tiraban de sus extremidades en lo que parecía ser dolorosamente tensas.

—Has estado aprendiendo. Envolver las extremidades varias veces para reducir al mínimo los cortes, pero sin apretarlas demasiado como para obstruir el flujo sanguíneo. También nudos sólidos. Supongo que tardaría al menos diez minutos ininterrumpidos en salir.

Enid no pudo evitar poner los ojos en blanco.

—Un simple bien habría funcionado.

—Pero entonces, ¿cómo sabrías que has mejorado y que yo apruebo tal cosa? —preguntó con una ceja levantada y una ligera inclinación de la cabeza —Quería asegurarme de que lo supieras en caso de que lo olvidara.