Parte 3: y aún mas problemas.

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Yuuji se sorprendió al escuchar que Satoru los acompañaría ese día a la escuela de Megumi. No hizo más que acceder, después de todo le parecía genial que pasara más tiempo con Megumi, al final era su padre adoptivo, pero tenía esa sospecha de que algo se traía entre manos.

Ya iban llegando, Gojo accedió a ir caminando con ellos. Parloteaba sin parar, y el solo respondía con algunos asentimientos y monosílabos, en cambio Megumi parecía desconectado de la situación.

Le extrañó ver a la gente moviéndose y tomando a sus hijos de las manos para hacer paso, pero dejó de ser sorpresa al ver a Sukuna y a su hija pasar, ambos caminaban rápido y firme, y ambos tenían la misma expresión de enojo que no veía nada más que ganas de golpear a quien sea.

—¡Pero si es la amiga de Megumi-chan y su padre amargado!— todos quedaron sorprendidos ante el tono tan amistoso con dos fieras que emanaban intenciones asesinas.

Pudo ver la sincronizacion inconsciente que ambos tuvieron, ambos gruñieron al mismo tiempo, ambos movieron el pie derecho hacia delante reafirmando su dominancia, y ambos miraron a Satoru pensando en buenas formas de tortura.

—Piérdete— habló Sukuna, mirándolo con demasiado enojo.

—Rata albina.— Complementó su hija, pasando al lado de su padre, mirándolo también enojada, y aprovechó de sacarle el dedo del medio en el proceso.

—Hmm, que raro, ¿Crees que no les agrado, Yuuji-kun?

Megumi tomó su lonche de las manos de su niñero, con su expresión fruncida.
—Obviamente no.

Y dejó a ambos adultos con sus temas de adultos.

𝐂𝐔𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐍𝐎𝐒 𝐕𝐎𝐋𝐕𝐀𝐌𝐎𝐒 𝐀 𝐄𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐑
¡Ya no habrá tiempo para tristes despedidas!

Vió de reojo a Violet, estaba especialmente enojada ese día, y reflexiono que no había sido muy buena idea pedirle a Gojo que fuera ayer. Estaba anotando lo de la pizarra casi desgarrando el cuaderno.

La campana finalmente sonó, ella nisiquiera guardó sus cosas o sacó su desayuno, simplemente comenzó a caminar por los pasillos mientras los demás estudiantes se apartaban.

Detuvo su andar bruscamente al sentir algo contra su pelo, tocó con sus manos y pudo sentir que era un chicle masticado y lleno de baba.

Volteó la cabeza en un movimiento brusco, su expresión se veía ensombrecida, lo que la hacía lucir más aterradora de lo que era.

Inspecciono el pasillo, y todos parecían aterrados y fingiendo inocencia.

—¿Quién fue?— Su mirada estaba fija en quien tenía sospechas, un idiota de grado mayor.

—¿Cómo vamos a saberlo?— el respondió, con una sonrisa burlona, los demás alumnos miraban todo con cierto terror.

Se levantó las mangas de la camisa escolar, las sus manos se doblaron en puños, y una aterradora sonrisa se posó en su rostro.

—Justamente tenía ganas de golpear a alguien. Saliste premiado.

Y allí inició la persecusion por los pasillos.

𝐂𝐔𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐍𝐎𝐒 𝐕𝐎𝐋𝐕𝐀𝐌𝐎𝐒 𝐀 𝐄𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐑
¡Ya no habrá tiempo para tristes despedidas!

—No sé qué hacer con la mocosa, desde ayer está enojada.— Bebió un sorbo de cerveza. —Yo también me enojé, y entonces peleamos.

—Es realmente un tonto, Sukuna-sama— la mujer acomodó un mechon de cabello blanco detrás de su oreja. —Solo estuve fuera por dos semanas.

Cuando nos volvamos a encontrar › SukuIta  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora