5. No one ever said it would be this hard

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Violeta

Sé que Ruslana tiene parte de razón, pero soy absolutamente incapaz de quedarme aquí ahora mismo. Localizo la entrada al patio con relativa facilidad y hago un barrido rápido del espacio en busca de la mujer.

La encuentro hecha un ovillo. Corro hacia ella y me arrodillo a su lado. Con sumo cuidado de no moverla, intento llamar su atención frotando su esternón, intentando no ejercer mucha fuerza. La llamo un par de veces y abre los ojos, claramente desorientada.

- Ey, hola. No te asustes. Soy médico del SAMUR. Nos llamaste antes, ¿te acuerdas? - La mujer me mira aterrorizada, encogiéndose más sobre sí misma.

Ella cierra los ojos con fuerza y yo insisto, agarrando una de sus manos. Está fría, y yo rezo porque sea por la temperatura y no por pérdida de sangre - ¿Cómo te llamas?

- Laura

- Yo me llamo Violeta. Te voy a ayudar, ¿vale? - Entonces, por fin, Laura me mira. Se aferra a mi mano y me fijo en su antebrazo. Tiene un corte largo y limpio en él. Eso no se lo ha hecho en la caída.

- Por favor - Me susurra, agitada. Su mirada de terror me sobrecoge, pero ahora debo centrarme su salud. Trato de calmarla; lo último que necesito es un movimiento brusco si hay riesgo de lesión en la columna.

- Nadie te va a hacer daño, ¿vale? - La chica me mira con lágrimas en los ojos.

Entonces siento la presencia de Ruslana detrás de mí, preparando el material básico para la evaluación inicial de constantes y accesos venosos.

- Necesito que me digas qué es lo que te duele - Paso mis manos por las partes del cuerpo accesibles en esta posición y detecto un hombro dislocado. No puedo ver más lesiones por ahora.

La chica se queda mirándome, sin saber qué decir. Yo insisto - ¿Te has golpeado la cabeza al caer?

- Sí

- ¿Qué más te duele, aparte del hombro y la cabeza? ¿Te duele el pecho?

- N-No

- ¿La tripa? - Ella asiente.

- Vale, campeona, te voy a poner un collarín para poder girarte y verte mejor ¿de acuerdo? - Me sobresalto al escuchar la voz de Ruslana dirigiéndose a la paciente. 

Yo la miro agradecida por su apoyo mientras ella le coloca el collarín para que podamos girarla y colocarla en la camilla de cuchara.

La giramos con cuidado y noto la sangre en su camisón.

Tiene una mano sobre la herida.

- ¿Me permites?

Laura aparta sus manos y me acerco para inspeccionar el daño. Es una herida penetrante, probablemente de un arma blanca. Probablemente igual que el corte del brazo. La presiono con compresas y controlamos la hemorragia. Aunque no parece profunda, no puedo descartar daño a estructuras internas.

La herida no parece excesivamente profunda; si ha sido provocada por un cuchillo, no lo clavaron entero. Claramente se había defendido de su atacante.

Rápidamente, Ruslana me alcanza las compresas que están en la bolsa y presiono la herida. Ha perdido bastante sangre, pero la hemorragia parece controlarse bien con la compresión de momento. No es muy profunda, pero de todas formas no puedo descartar daño a estructuras internas.

Las manos de Ruslana sustituyen a las mías y me pongo a trabajar con rapidez. La exploro y le tomo las constantes. Tensión; algo baja pero aceptable. Taquicárdica y taquipneica, pero con buena saturación de oxígeno. Hago una exploración neurológica rápida; de lo que puedo evaluar, normal. Pero no me gusta nada que haya perdido la consciencia mientras estábamos en ruta. Ahora mismo lo que más me preocupa es una posible hemorragia interna por la caída.

The Scientist | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora