14. Pulling the puzzles apart

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Chiara

Me paro delante del portal y vuelvo a mirar la dirección escrita en el reverso de la última carta de Violeta.

La miro durante unos segundos, y aún así no soy capaz de reconocerla. No recuerdo haber estado aquí nunca, pero las únicas instrucciones de la carta es que venga a esta dirección, así que imagino que algo tiene que haber aquí.

Con los nervios a flor de piel, llamo al telefonillo del piso que viene escrito. Pasan unos largos segundos y no recibo respuesta. Me muerdo el labio, debatiéndome entre qué hacer. Se suponía que yo tenía que venir aquí hace días; quizás ya no haya nadie.

Estoy a punto de marcharme, pero no soy capaz. Sujetando la carta contra mí, respiro y lo intento otra vez. Introduzco mis manos en los bolsillos de mi abrigo para protegerlas del frío.

- ¿Hola? - La voz de una mujer se proyecta a través del altavoz del aparato.

Me quedo mirando hacia la cámara del telefonillo sin saber muy bien qué decir. Muy bien, Chiara. Estaba tan ensimismada que no me había parado a pensar en qué iba a decir antes de llamar.

Escucho una risa amable al otro lado, y abro la boca ligeramente mientras intento poner en orden mis pensamientos. Pero no me da tiempo, porque la mujer al otro lado del telefonillo deja de reír y vuelve a hablar.

- Espere que le abro, Doctora Oliver - Me informa alegremente. Acto seguido, la puerta se abre y yo la empujo, aún más confundida que antes. El portal no es muy difícil de navegar ya que hay un solo ascensor.

Una delante de la puerta de madera, estiro el brazo para llamar al timbre. Pero antes de que pueda llegar a hacerlo, la puerta se abre.

Sobresaltada, doy un pequeño paso hacia atrás y miro a la persona que ha abierto la puerta.

Por fin reconozco a la mujer que me sonríe desde la puerta; por la voz no la había reconocido. Aunque tampoco es raro... la última vez que la vi fue hace... ¿unos tres años?

- Pensaba que ya no vendría - Comenta mirándome, sin que en ningún momento se le borre la sonrisa del rostro.

Me quedo ahí parada sin hacer nada, y ella se gira hacia el interior de la vivienda.

- ¡Isa, cariño! Ven un momento

Escucho pequeños pasos acercándose a gran velocidad, y por detrás de la mujer veo aparecer una pequeña figura. Una niña pequeña alcanza nuestra posición, parando en seco y agarrándose al pantalón de su madre. Se queda parada, mirándome con curiosidad.

- Isa, esta es Chiara - Tras las palabras de su madre, los grandes ojos de la niña se llenan de ilusión. Su madre ríe y le toca la punta de la nariz con suavidad para llamar su atención - ¿No tienes algo para ella?

La niña asiente muy rápido, entusiasmada, y sale disparada hacia el interior de la casa, perdiéndose por el pasillo. Las coletas de la niña se mueven con cada uno de sus pasos y la observo hasta que desaparece de mi vista.

Estoy a punto de preguntar de qué va todo esto cuando un hombre alto aparece, ataviado con un delantal de cocina y con un trapo entre sus manos.

A él también le recuerdo. Ahora se ha dejado barba, pero sus impactantes ojos s no son difíciles de recordar. Cuando me ve de pie en la puerta sonríe, poniéndose al lado de su mujer y rodeando sus hombros con el brazo.

Ella le da un pequeño empujón, apartándolo con una media sonrisa - Que me vas a manchar, hombre - Se queja.

Él ríe y levanta las manos en el aire. Entonces me mira a mí - Me alegro mucho de verla, Doctora.

The Scientist | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora