Ranpo Port Mafia

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Mori bebía una taza de té junto a la bella Kouyou, ambos teniendo un pequeño descanso de sus deberes, se inclinó para agarrar una de las galletas que estaban sobre la mesa y tras tomarla es que los vio, dos hombres, uno pelirrojo de estatura baja y un peli-negro de también estatura baja que caminaban a la par, curiosos los miró y una vez volvió a acomodarse en su asiento es que aquel día llegó a su mente.

La Port Mafia parecía estar igual que siempre pero realmente no lo estaba, uno de sus mejores agentes había desertado de manera repentina hace tan solo unos días y eso suponía un gran problema, un miembro del alto mando había traicionado a la organización.

Ahora tras una reunión con el jefe los demás ejecutivos se retiraban y aunque Chuuya pensaba hacer lo mismo fue detenido.

—Chuuya-kun, aún necesito hablar contigo un momento.

El nombrado suspiró sabía que tendría que ser así y sinceramente le gustaba ahora podría aclarar la duda que había estado navegando en su mente desde que se enteró de la noticia.

Avanzó hasta estar frente al escritorio del jefe de la mafia y se sacó el sombrero sosteniéndolo contra su pecho.

—Justamente yo también tenia una pregunta que hacerle boss.

Mori asintió con una sonrisa amable.

—Puedes hacerla.

El pelirrojo permaneció en silencio tan solo unos segundos antes de hablar.

—Ahora que Dazai se ha ido, significa que trabajaré solo a partir de ahora ¿no?

Preguntó, el tener una respuesta positiva era lo que deseaba, nunca le gustó realmente hacer equipo con la momia preferia trabajar solo pero sabía que su dúo era importante para todos.

—Chuuya-Kun ¿Qué se hace cuando una bombilla se quema?

El pelirrojo frunció ligeramente el ceño al no entender el porqué de aquella pregunta pero aún así respondió.

—Compras otra.

Mori asintió complacido.

—Exacto pero ¿compras la misma o compras una mejor, que dure más y dé más brillo?

—La mejor.

Respondió Chuuya junto a una voz a sus espaldas, el pelirrojo se dio la vuelta con rapidez, no se había percatado de que había alguien más en la oficina además de él, su jefe y la pequeña Elise.

—Correcto, se consigue una mejor...

Siguió Mori como si nada, el extraño avanzó sonriente hasta quedar a un lado de Chuuya el cual le miraba con el ceño fruncido.

—Tu debes ser Nakahara Chuuya, mi compañero.

Las palabras del chico sorprendieron al pelirrojo el cual lo veía incrédulo.

—Chuuya-kun

Miró a su jefe tras su llamado aún pidiéndole con la mirada que le explicara quién era el sujeto que se pavoneaba ante él.

—Te presento a Ranpo, tu nuevo compañero.

Y esas palabras cayeron sobre él  como un balde de agua fría sobre la cabeza del pelirrojo quien no podía creer que tras librarse de uno le traen otro que parece igual de molesto.

—¿Qué?

Fue lo único que pudo formular queriendo que fuese una mala broma.

—Mira Mori-san, no puede creerlo!

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